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Los días se convirtieron en semanas cargadas de dolor y ansiedad para Abby. Había hablado con sus hermanos hace un par de días pero aún no tenía noticias sobre John y eso la estaba matando.

¿Si quiera él la llamaría?

¿Se preocuparía lo suficiente para darle noticias a ella?

No es como si fueran pareja o algo así.

Por otro lado las clases habían empezado de nuevo, su tercer año debía ser algo increíble pero cómo todos los días Abby se levantó sin ganas, se vistió sin ver realmente que se estaba poniendo y luego partió a la universidad sin una gota de maquillaje y sin haberse peinado el cabello, y así era día a día, todo el mundo miraba su transformación sin decir una palabra de ello a excepción de Kerry que era silenciada inmediatamente por Abby. Abigail Woods siempre fue una chica divertida y llena de vida para todo el cuerpo estudiantil, todos la conocían por ser bastante extrovertida en clases además de una chica realmente hermosa pero sencilla, pero últimamente todos se preguntaban con cierta preocupación qué había pasado en vacaciones para que la linda chica de sonrisa imborrable perdiera toda su luz. En el campus circulaban rumores de una pérdida familiar hasta trastornos alimenticios pues la chica parecía estar más delgada que de costumbre, parecía que no dormía y le importaba poco la ropa que usaba, además se había vuelto callada y evasiva con todo el mundo incluidos sus mejores amigos a quién seguía frecuentando a la hora de almuerzo mientras pretendía que comía algo.

—Abby —ella salió del auto y se dio la vuelta para encontrar a Damián sonriente cómo siempre. Desde que habían empezado las clases y Abby no era exactamente ella misma, Damián siempre estaba ahí. Los primeros días ella protestó pero al ver que él simplemente no se iría y actuaba cómo si esos encuentros en la hacienda no hubiesen pasado ella simplemente se rindió y comenzó a darle igual todo lo que sucedía a su alrededor — ¿Quieres qué te acompañe a clases?

Ella se encogió de hombros y comenzó a caminar hacia el edificio de leyes con Damián a su lado cómo un perro guardián, la verdad era que Abby era muy consciente de que Damián pensaba que con tratarla cómo solía hacerlo cuándo eran novios ella caería a sus pies dado que John no estaba en la ecuación. Pero ella no estaba tan fuera de sí como para dejar que eso pasara, simplemente su mente estaba en otra parte y no le importaba nada más.

—Adiós, corazón —ella fruncio el ceño cuándo Damián habló pero solamente negó con la cabeza y entró en el aula que le correspondía sentándose en el último puesto alejada de todo el mundo, miró con un poco de nostalgia al primer puesto de la fila de en medio, donde ella solía sentarse a responder todas las preguntas que hacía el profesor.

—Como quisiera saber de ti —murmuró para sí misma mientras veía las hojas en blanco de su cuaderno, para este punto ella siempre tenía el cuaderno lleno de anotaciones pero no podía concentrarse en nada más que en la incertidumbre de no saber absolutamente nada de ese hombre que la volvía loca, a veces no podía dormir pensando en qué estaría haciendo o si aún seguía respirando y eso la estaba matando lentamente.

—Hola, cariño —Kerry la recibió con una sonrisa cómo todos los días mientras que Abby se obligaba a sí misma a ser amable con su amiga quién entendía que su situación era difícil y trataba de ser lo más compresiva posible a pesar de que eso sacaba a Abby de sus casillas, no quería a nadie sintiendo pena por ella o haciéndole favores sólo porque creían que ella no podía hacer las cosas por su condición ¡No estaba enferma o algo! Sólo estaba deprimida.

—Oye, fui por tú almuerzo —Adrián le sonrió señalando la bandeja junto a él, también se veía cansado pero feliz de saber que su hermano se encontraba bien. Abby se sentó junto a él y miró la bandeja con aire ausente luego simplemente se recostó contra él ya que por una extraña razón hoy se sentía necesitada de algo de calor humano, Adrián no esperó que ella hablara y cruzó sus brazos alrededor de ella reconfortandola cómo podía y luego las lágrimas simplemente llegaron y ella no podía parar por lo que escondió su cara en el pecho de Ad —Sh, está bien.

Bajo mi pielDär berättelser lever. Upptäck nu