Capítulo 2 Resonancia

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Saludos personitas. Lo prometido es deuda como suele decirse así que aquí está el segundo capítulo quincenal. Disfrutadlo ;)

La joven que tendió amablemente su mano miraba a Keriz con dulzura esperando a que éste la correspondiese, pero él se había quedado atónito.
La muchacha al ver que el niño con capa no respondía se agachó a su altura y movió la mano frente a sus ojos hasta que reaccionó.

-¿Seguro que estás bien?-preguntó ella.

Keriz tardó en contestar pero cuando lo hizo su respuesta no tuvo mucho sentido:

-Qué suerte...-balbuceó.

-¿Cómo dices?-preguntó la muchacha confusa.

Keriz por fin recobró el sentido y con las manos rápidamente desmintió sus palabras. Después, tomó la mano de la joven y ambos se pusieron en pie.
Fue entonces cuando ella sintió un ligero cosquilleo en su mano al ver por primera vez el rostro del niño: sus ojos cobrizos y su frente cubierta por varios cabellos negros.

-Gracias por la ayuda.-dijo Keriz apartando la mirada hacia la puerta que por desgracia acababa de cerrarse. Suspiró desanimado al ver que un guardia armado la custodiaba.

 Suspiró desanimado al ver que un guardia armado la custodiaba

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-De nada, he impedido que hicieras una locura.-dijo la muchacha.

-¿A qué locura te refieres?-preguntó Keriz.

-Tal vez a que intentases soltar a las criaturas.-sugirió ella.

Keriz infló los cachetes. ¿Tan obvias eran sus intenciones que hasta una extraña lo había descubierto? Él solo quería ayudar a esos seres...
Aunque pensándolo bien, en ese momento el que necesitaba más ayuda era él mismo.

-¿Estás solo?-preguntó la joven.-No eres de aquí por lo que veo.

-Estoy de paso.-musitó Keriz.-Me he separado de mi hermano.

-Seguro que estará muy preocupado por ti.-puntualizó ella.

-No creo.-revatió Keriz.-Más bien se habrá alegrado de perderme de vista, siempre se queja de que no lo dejo en paz...

La joven rió.

-Si quieres te acompaño a buscarlo.-se ofreció.-Si te quedas solo en las calles de nuevo quizás hagas alguna locura más.

-Hablas como mi hermano...-dijo Keriz molesto.

La muchacha volvió a reirse y extendió su mano.

-Siento desilusionarte pero como ves, no soy tu hermano.

-¿Entonces cómo quieres que te llame?-preguntó el niño ávilmente.

-Shina estará bien.-contestó la joven con indiferencia.

A su vez, el corazón de Keriz dio un vuelco y una sonrisa se dibujó en sus labios. Si la suerte pudiera contarse en monedades de oro, su imaginaria fortuna no tendría palangón.

El Cazador de demonios (libro II) HecatombeWhere stories live. Discover now