Las Crónicas de Narnia: El León, La Bruja, El Ropero y La Reina de las Nieves

𝟏

"Perdone que venga con esta noticia, su alteza. Pero... me informaron que el barco de sus majestades naufragó en las aguas de los mares del Sur."

Fue la noticia que recibió por parte de su fiel sirviente, Kai, que fue el único que entró a su habitación ante su insistencia por contarle esa noticia. Él junto a su nana, Gerda, son los únicos que saben de sus poderes, además de unos cuantos en la servidumbre pero que sabían perfectamente que era un secreto real en donde la única que desconocía este hecho, era su hermana menor.

Desde que le dijeron ese trágico hecho hace unas pocas horas, se quedó encerrada en su habitación, con la única orden de que organizaran el funeral de sus padres... pero que lo hicieran sin su presencia. Incluso Kai intentó convencerla de que por lo menos intentara asistir, pero ella se negó fervientemente... ya que sabía que no estaba en un buen estado emocional y solamente sería un peligro para todos.

Y ya cuando estuvo sola... se soltó por completo. Lloró la perdida de sus padres en silencio y soledad, sentándose en el suelo contra la puerta abrazando sus rodillas. Hasta que paró por un momento cuando escucha la voz de su hermana.

"¿Elsa?
Sé que estás adentro
Me han preguntado, ¿a dónde fue?
Esa valiente, vive en mí y trate
Te vengo a buscar, déjame entrar.

Tú eres lo que tengo
Solo escúchame
Ya no sé qué hacer
¿Y si hacemos un muñeco?"

Solo pudo abrazar con fuerza sus rodillas mientras escondía su rostro nuevamente entre estas, durante todo ese momento, la habitación se llenó de nieve y escarcha con el frio invadiéndolo pero que a ella no le afectaba en lo absoluto. Solo escuchaba los sollozos silenciosos de su pequeña hermana tras la puerta. Como le gustaría realmente... abrir lo único que las separaba y abrazarla con fuerza, diciéndole lo mucho que la amaba. Pero... solo podía imaginarse el escenario en donde, por su toque, la congela y no pueda hacer nada al respecto.

Por ese silencio, llegó a oír como los pasos de su hermana comenzaban a oírse y se alejaban de la puerta de su habitación... dejándola sola.

No sabe cuanto tiempo estuvo ahí, aunque seguramente toda la tarde ya que cuando llegó a ver en su ventana cómo estaba el día, la luna ya se alzaba por los cielos iluminando con su tenue luz, indicando la noche en ese momento.

La joven princesa miró el cielo con desesperación mientras aprieta sus manos contra la ventana, llegando a llenar con algo de escarcha el vidrio debido a las intensas emociones que experimentaba en ese momento.

— ¿Por qué...?— pregunta aparentemente a la nada mientras que sus ojos se dirigían al cielo, donde la luna llena se encontraba la luna, que se alzaba en lo alto, como un farol solitario en la oscuridad, su luz pálida y serena bañando el reino en una suave claridad nocturna, mientras las sombras danzaban a su alrededor debido a las nubes cercanas que la rodeaban.— Ellos no hicieron nada malo, siempre hicieron lo correcto, siempre hicieron lo que era mejor para Anna, para mí. Yo... no puedo estar con ella pero mis padres sí podían y ahora...— sus ojos, embargados por una marea de dolor, dejaron escapar leves cristales líquidos que surcaron su rostro como ríos de tristeza, llevándose consigo el peso de sus penas más profundas.

Sus manos se empuñaron levemente para intentar contener esas emociones que la asfixiaban por dentro, mientras sus poderes, su maldición, era lo que demostraba lo que realmente sentía.

[...]

Los días fueron pasando, donde Kai le daba varios informes del protocolo que se daría en esta situación. Por alguna razón, sus padres habían organizado todo en caso de que algo llegara a sucederles antes de tiempo. Uno de estos, era que Elsa sería la heredera legítima del reino, esto quiere decir que no necesitaría de un matrimonio para subir al trono como reina. Lo único que tenía que hacer, era estudiar sus deberes mientras esperaba a cumplir la mayoría de edad. Mientras tanto, el consejo del reino se encargaría de la orden del reino, siendo Kai, el mayordomo de mayor confianza de los reyes, quien supervisaría todo, también siendo su tutor para que le enseñe con respecto a los deberes para con su reino.