—Vamos. —Ella parecía emocionada por la idea y no pude evitar sonreír por ver su sonrisa aparecer.

Noah me pidió esperarla mientras se iba con Hunter para dejarle las llaves de su auto y asegurarse de que sus amigos pudieran regresar a su casa de manera segura. Ella era bastante atenta con ellos, era algo que me gustaba en las personas, incluso cuando se trataba de irse a otro lugar, ella se preocupó por las personas que le importaban.

Definitivamente no estaba acostumbrada a fijarme en una persona como ella.

Lamentablemente empecé a sentir los nervios en el camino a casa cuando tomamos el taxi, íbamos en silencio y Noah solo miraba la ventana, yo trataba de descifrar en lo que ella pensaba y si es que quizás había tenido problemas con sus amigos, yo solo le había dejado un mensaje a Christine porque sabía que al leerlo estaría tranquila y probablemente sería un buen escenario para estar con Julie. Solté un suspiro cuando me rendí por descifrar lo que pasaba por su cabeza, estábamos por llegar a casa cuando sentí como tomó mi mano, al mirarla ella seguía mirando la ventana, pero en esta ocasión con una pequeña sonrisa. Solo pasaron unos segundos cuando entrelazó nuestros dedos.

Había olvidado lo que se sentía este tipo de actos tan pequeños pero que eran capaz de hacerte sentir mariposas en el estómago.

—¡Es Lana! —Apenas entró Lana estaba en mis piernas y ella se inclinó para acariciarla, le iba a advertir que tuviera cuidado porque a veces no era tan agradable con las personas, pero esa gata traicionare se entregó a ella tan fácilmente. Pero lo tomé como una buena señal, dicen que los animales pueden sentir las energías de las personas. —Que linda eres Lana. —Cuando ella se puso de cuclillas me sorprendí al verla acomodarse sobre sus piernas. —Que cariñosa.

—Le agradas. —Ella levantó la mirada para sonreírme, dios. —¿Quieres algo de beber?

—¿Tienes jugo? —Asentí antes de irme a la cocina mientras ella seguía preocupada de mi gata.

¿Qué se supone que tengo que hacer ahora?, me sentía una idiota. Cuando era más joven se veía más simple. ¿Debería volver a besarla?, ¿debía esperar a que ello lo hiciese?

—Muchas gracias. —Ella ya estaba en mi sofá cuando volví y Lana seguía en sus piernas. —¿Sabías que es poco probable encontrar una gata naranja?, suelen ser mayoritariamente machos. Cuando nacen hembras por un gato naranja suelen ser tricolor. —Noah habló rápidamente, empezaba a pensar que todos sus datos los decía cuando estaba nerviosa.

—No lo sabía, la verdad no sé demasiado de gatos más allá de lo que su veterinario me ha enseñado. —Cuando iba a acercar mi mano a Lana ella me dio una mirada casi de advertencia, ¿ella acaso prefería a Noah? —¿Cómo sabes esas cosas? —Iba a ignorar por ahora los recientes sentimientos de Lana.

—No lo sé, mi padre me regalaba libros sobre curiosidades del universo y supongo que me acostumbre a recordar cada dato de ese tipo al escucharlos. Por ejemplo, en el Antiguo Egipto cuando un gato doméstico fallecía todos los miembros de la casa se depilaban las cejas y lamentaban su pérdida.

—Los entiendo, probablemente yo caería en una de esas crisis si algo le pasara a Lana.

—Eres una buena madre.

—¿Tú no tienes una mascota?

—Julie es alérgica a los gatos, de hecho, probablemente tendré que comprar algo para quitarle los pelos a mi ropa.

—Puedo prestarte un cepillo que ocupo.

—Genial, nunca he podido tener un gato porque temo que a Julie le pase algo.

Caminos a Ti.Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin