¡Especial de Halloween!
Estamos en la última semana de Octubre, disfruten leyendo.
Qi Rong roba el ojo escarlata del demonio Supremo Hua Cheng, ahora sufre las consecuencias de su maldición.
▪️Este es un fanfic basado en las novelas de Mo Xiang Tong...
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Es una caverna gigantesca, sin inicio y sin final, un sitio sombrío iluminado por las llamaradas de calderos rebosantes de demonios dándose un baño colectivo. El calor es tanto que cocina los pulmones. Los aullidos escalofriantes y gruñidos grotescos resuenan por todas partes, lastima los oídos. El único sonido agradable es el crepitar de las llamas. Otros demonios danzan con armas punzantes, matándose unos a otros para revivir y seguir luchando.
Demonios en todo tipo de formas, del más espantoso al más espantoso, del más asqueroso al más asqueroso; sin embargo, hay uno que luce bastante elegante en sus atuendos rojo arce, alhajas de plata y un parche en el ojo derecho. Este hombre sostiene el tubo con el ojo escarlata, lo acaricia y sonríe.
—De pie— ordena desde su trono.
Allá abajo está el primo secuestrado. La voz apacible del demonio se replica dentro de su cabeza, sólo su voz escapa al caos de su alrededor.
—Esta debe ser la Ciudad Fantasma...— piensa.
Si está aquí significa que su alma se separó de su cuerpo...En términos sencillos: Murió.
El aire es pesado, la tierra daña los huesos con sólo caminar sobre ella, el olor produce arcadas, el ruido es estridente, la sed insoportable, duele la existencia con sólo mirar. La Ciudad Fantasma te hace coquetear con la muerte, talvez por eso los demonios se matan entre sí sin lograrlo.
Es un gran esfuerzo el ponerse en pie, pero lo hace. Xueyu Tanhua sonríe todavía más y alza las cejas.
—Admirable. Me cuesta creer que una basura inútil que persigue el dinero con tanta desesperación sea capaz de ponerse sobre sus pies— abandona su trono y desciende—. Tomando en cuenta que muchos no lo logran...
El joven tiembla, busca desesperado su amuleto de protección, pero lo único que encuentra es la mano del Supremo en su cuello. Sus pies no tocan el suelo, pero se sacuden intentando apoyarse en una base firme.
—Te torturaré de todas las formas que te puedas imaginar y de todas aquellas formas que desconoces. Cuando me canse de ti, te usaré como leño para avivar el fuego de los calderos.
El joven se asusta, su cara adquiere una tonalidad púrpura y las lágrimas ruedan por sus mejillas.
—Lindas lágrimas, lástima que sean las últimas para ti.
Acerca su mano a su rostro y el joven aturra los ojos con fuerza. Su antifaz es reducido a polvo de un tirón.
—Todo aquel al que invito a mi dominio tiene una "fiesta de iniciación". Arranco su ojo derecho- lo zarandea, sofocando todavía más a su víctima y acrecentando su miedo—. Seré un uno por cierto piadoso si admites que te arrepientes por haberme ofendido con tu repulsiva codicia— su gesto se torna inhumano—. Por supuesto que sabré si mientes para ganarte mi simpatía.
