Izan:

Katia, Lucas y Hadley miran el anillo que les enseño como si fuera un ser mágico.

—¿Tienes este anillo desde hace cinco años? —pregunta Hadley.

—Mi abuelo me dijo que quería ayudarme a buscar el anillo perfecto para Rebeca, él estaba convencido de que en algún momento le propondría matrimonio, aunque al final lo mandamos a hacer.

—Mi abuelo tenía buen ojo para estas cosas —dice Katia—, así que te ayudó a buscar el anillo y lo has tenido guardado durante todo este tiempo.

—Así es.

—Y obviamente la razón por la que has dejado de esconderlo es que... —Lucas espera que complete la oración.

—Estoy pensando en proponerle matrimonio a Rebeca.

—¡Sí! ¡Lo sabía! —Lucas se levanta y me da un abrazo.

Hadley quien por el embarazo está muy sentimental suelta un sollozo.

—Mi mejor amigo se va a casar —dice, y con ayuda de Lucas se levanta y me abraza.

—Al fin, ya era hora —Katia sonríe—, ¿cuándo piensas pedirle matrimonio?

—Aún estoy eligiendo la fecha, pero será este mes seguramente, o mejor dicho, cuando el restaurante ya este listo para abrirse.

—¿Para eso era el restaurante? —asiento y Katia me mira con incredulidad—, ¿desde cuándo llevas planeando esto?

—Desde dos días después de tu cumpleaños.

—Alucinante.

—¿Creen que acepte? —los tres ríen.

—Lo que no creemos es que nos hayas preguntado eso —se burla Lucas.

—Estamos seguros de que aceptara.

Eso espero, miro mi reloj y me doy cuenta de que ya falta poco para la hora de salida, tomo la caja con el anillo y lo guardo en el bolsillo de mi pantalón.

—Me tengo que ir —salgo de la casa de Lucas y subo a mi auto, cuando entro a la empresa todo parece normal, subo a mi piso y escucho voces en mi oficina, cuando entro veo a Rebeca en el piso, y a Riley con una cara de susto.

¿Cómo demonios esta mujer está en mi oficina?

Pero eso no es lo importante.

Rápidamente tomó a Rebeca en mis brazos y me apresuró a llegar a mi auto, no se que habrá pasado pero sé que tiene que ver algo con esa mujer.

La dejo en el asiento de atrás, por suerte hay un hospital a cinco minutos de la empresa.

Minutos después de haber llegado me informan de que Rebeca está bien y ha despertado, me dejan verla así que paso de inmediato.

—Estoy bien —dice al penas verme pasar — Solo me mareé un poco, no es nada grave.

Rebeca ya está poniéndose los zapatos.

—¿Segura de que no fue nada más?

—Estoy segura, pero mañana vendré a hacerme unos exámenes de sangre.

Luego de unos minutos salimos del hospital y nos subimos a mi auto.

—Lo que te sucedió fue por culpa de esa mujer, ¿no? —le pregunto, ella solo niega.

—No, por lo menos no totalmente, pero mi conversación con ella me alteró.

—¿Qué fue lo que dijo?

—En pocas palabras que tú eras quien la había llamado porque te estabas aburriendo de mí y de Ada, luego me echó la culpa de que tú no te hayas fijado en ella.

—Sabes que no es verdad, nunca podría aburrirme de ustedes, y tú no tienes la culpa de nada.

—Lo sé, Izan, pero también... dijo que sabía donde estudia Ada y amenazó con mandar periodistas ahí.

—No lo permitiré, el grupo de guardaespaldas de Ada está preparado por si eso sucede, no dejarán que nadie de la prensa se acerque a la escuela de nuestra hija.

—Está bien, ¿vamos a recoger a Ada?

—Sí, vamos —conducí hasta la casa del padre de Rebeca, y entramos, estuvimos un tiempo con Gael hasta que llegaron los hermanos de Rebeca.

No me pasa por alto que Rebeca ha estado más callada de lo normal, y me preocupa, pero puede ser por su discusión con Riley.

Quien por cierto ya tiene prohibida la entrada en mi empresa.

—Papá, mamá está rara —estoy ayudando a Ada con sus tareas mientras Rebeca está en el piso de abajo hablando con Ana por teléfono.

—Creo que está cansada por el trabajo —o espero.

—¿Por qué no le das un día libre?

—¿Sabes qué? te haré caso, esperemos y acepté el día libre —Ada asintió y seguimos haciendo tarea.

                                °°°

Rebeca:

Acepte el día libre de Izan, sí, sé que le parece extraño y que lo más probable es que crea que debo estar muy cansada como para haber aceptado sin tratar de negarme.

Pero necesito este día.

—Estoy nerviosa y eso que no soy yo —me habla Ana, estamos esperando a que nos dejen pasar a ver a el doctor que tiene mis resultados del examen de sangre.

Hasta ayer pensé que podría ser el estrés pero luego recorde que cuando estaba esperando a Ada tenia los síntomas de náuseas, dolor de cabeza y desmayo cuando me alteraba.

Y se lo dije a Ana, y hoy ella vino a acompañarme para recoger los resultados.

—Pueden pasar —nos dice una de las enfermeras.

Entramos donde nos indica, el médico está detrás de su escritorio y nos invita a sentarnos.

—Señora Walsh, ya tenemos sus resultados —trago saliva—, no se preocupe, no tiene nada grave, pero, sin embargo a partir de ahora tiene que cuidarse aún más.

—¿Eso qué quiere decir? —pregunto.

—Señora Walsh, usted está esperando un bebé, felicidades.
















Seremos felices ✔Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt