Uno

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Ser redactora y archivista en un bufete de abogados no sería jamás mi plan de existencia, aunque prescindía de motivación ideas y planes de una vida mejor.

Esta carta, confesión o cómo le quieras llamar la escribo desde una cárcel estatal de los ángeles, a las 10 y no sé cuántos minutos de la noche, porque desde hace mucho deje de estar pendiente al tiempo que pasa sin anunciarse, todos los días nos encierran tras la rejas a las 8 de la noche y yo tomo mi libreta y lápiz y te cuento esta historia. Y no es como que me avergüence estar ante ti y declarar con total normalidad el estado de mi moralidad, mi moral nunca fue algo de lo que me sintiera orgullosa, era algo que disfrutaba, disfruto.

En cada línea que escribo me llegan los recuerdos y las ideas vividas para transferirlas a través del lápiz a la hoja, esperando que tu o nadie algún día me lea. Las emociones, tal como el pasado lo declara; fueron muy intensas, tanto que aun es mucho para canalizar y digerir.

Mi madre siempre decía que me caracteriza esa incómoda forma de actuar y crear confianza con personas que ni siquiera les interesa conocerme, que me ven por encima del hombro y que simplemente ven reflejada a una niña sin modales. Que veían en mi lo que para esa gente es el pueblo, el pueblo inculto e ignorante, como en su condescendencia burlesca y arrolladora le llaman. Me rogaba que fuese mas discreta.
La primera hora le hacía caso, a la hora y un minuto trataba a los turistas del pueblo con total confianza, decían que yo tenía mucho carisma.

Y eso siempre se me ha subido a la cabeza.

Anhelos? Aspiraciones? Buen futuro?

– Eres mi mas grande decepción Shanell! - dijo mi madre la ultima vez que me visitó.

Y pues para ser sincera su opinión nunca me ha sido de peso, porque ella no ha podido ser mi mejor ejemplo ni mi modelo a seguir, así que me la paso por donde no me da el sol.


Cabellos Rubios, Ojos verdes, carácter de abogada, de esas que han ganado casi todas sus peleas y tienen la suficiente confianza en si mismas, de esas que te hablan con los ojos y te intimidan la destreza.

Yo conozco a un ángel apartado del empíreo. Yo conozco una rosa caída del jardín del cielo. Yo conozco a una mujer hecha de ensueño, de seda y de miel, cuyos ensortijados bucles son cadena de mi cuello.


Era noviembre del 93, tenia 21 años y 7,665 días bajo la protección de mamá y papá, pero yo ya les estorbaba y junto a mi falta de aspiraciones concretas me mandaron a por un trabajo que pudiese pagar mis deseos estúpidos que ellos ya no promocionarían, me sentía dolida, mis deseos no eran estúpidos, ellos me acostumbraron a mirar a lo alto y yo me negaba a ser conformista.

Y de ahí pasé a ser archivista del bufete de abogados de un amigo de mi padre, dijo que era lo último que haría por mi

Y mientras intentaba concentrar mi ojos en mi trabajo, la veía todos los días bajar del ascensor con la cara mas dura y la estatura mas alta. Con los cabellos rubios, formados de oro, vino, ámbar, carmín e hilillos de gloria.

- Hola Shanell- después de 3 meses sin siquiera reparar en mi existencia se detuvo en mi cubículo. - Mi marido me ha hablado de lo bien que te desempeñas en tu trabajo - vaya! de poder hacerlo con mas ganas estaría en mejor puesto, quizás. - Pasa a las 10 por mi oficina - siguió sin despedirse.

– Controla tus impulsos- me dije mientras me acomodaba la ropa y practicaba respiraciones seguidas. – sé el orgullo de papá y mamá - eran las 9:57 am.

Y me acerqué a su puerta con la intención de llamar su atención y ser invitada a pasar, pero esta ya estaba a la disposición. Y yo, solo no lo pude evitar.

Lo escuché gemir, lo vi gemir en su oido, lo vi arrastrar sus manos por su fisionomía, sus labios por su cuello, lo vi acercase a ella con fiereza y constancia.

y como el día, ella estaba tendida, desnuda solo de lo necesario y él estaba invitado a su copa saciándose y pareciese nunca quedar satisfecho.

Aquello era una cifra de eternidad, un festín de la carne, a ella no se le veía expresión, pero mi cuerpo no evitó reaccionar a verla, sus largas piernas blancas porcelana, su trasero que llenaban las manos de él y sobraba, sus senos bailar al son y su boca abrirse buscando aire.

Lo vi estremecer y pegarse a ella como un imán, apretándola y ahogando el gemido en su cuello.

Ella vio su reloj y empujó al esposo lejos por la sorpresa, yo vi el mío 10:10

- Tengo una reunión con la novata - fue lo único que dijo mientras se arreglaban las ropas.

– Que dicha que ella no haya llegado, hubiera sido un crimen interrumpir este idilio - beso su sien. – Espero que esta vez si funcione y me des el heredero- la besó y se preparó para salir. Me recompuse para fingir estar a punto de tocar justo cuando él fuese a abrir la puerta, aquel piso era exclusivo de ella no había nadie que se diera cuenta de mi indelicadeza y mi falta discreción.

- Shanell - exclamó él cuando me vio, el color se le fue del cuerpo.

– Buenas tardes, Licenciado. Justo iba a tocar, voy tarde a una reunión con la licenciada - dije con premeditación.

- Adelante - se hizo a un lado mientras se sacaba la frente con su toalla de bolsillo. Hice una reverencia y oculté mi sonrisa ladina.



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DARK PARADISEOù les histoires vivent. Découvrez maintenant