O6.

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—¿Kaveh? ¿Estás bien?

La voz de Alhaitham sonó adormilada cuando se incorporó en la cama. Llevaba un pijama negro algo ceñido que se apretó cuando se movió.
Kaveh sollozó ruidosamente ante la pregunta y tapó su rostro; se tambaleó también y terminó tumbado boca arriba al lado del menor, quien le hizo un hueco muy preocupado.
Kaveh siguió sorbiendo su nariz mientras lloraba e hipaba, y ahí fue cuando el olor a alcohol llegó a la nariz de Alhaitham, que frunció el ceño.

—¿Estás borracho? ¿Cuánto has bebido?— preguntó un poco molesto, retirando las manos del rubio con algo de fuerza por si se resistía.

Pero para sorpresa del peliplata, Kaveh se dejó hacer y lloró más fuerte cuando sus rubíes conectaron con los ojos de Alhaitham. Temblaba y olía a alcohol barato, mientras susurraba cosas inentendibles que Alhaitham se esforzaba en escuchar. Limpió sus mejillas que se volvieron a empapar, y para su asombro, Kaveh le dio un manotazo para alejarlo de su rostro.

—No me toques— murmuró entre lloros e hipidos—, seguro que también la has tocado a ella.

Alhaitham lo miró aún más extrañado cuando entendió ese comentario. La voz de Kaveh sonaba anestesiada, arrastrada por el alcohol y los lloros. Sus rubíes brillaban furiosos mientras las lágrimas, ladronas de la felicidad, seguían desfilando por sus pómulos y mordía su labio inferior con fuerza.
Alhaitham, con su pulgar, separó los labios de Kaveh evitando que sus dientes dañaran la sensible piel rosada.

—¿A qué te refieres, Kaveh? ¿Quién es ella?

Kaveh comenzó a llorar más fuerte mientras cerraba sus manos en puños y golpeaba el pecho de Alhaitham, murmurando a veces cosas que el peliplata no escuchaba bien. Se dejó golpear para que Kaveh descargara toda su furia interna, aunque los golpes no le dolieran por la fragilidad de las manos del rubio.
Sus ojos se abrieron en demasía cuando la palabra pelirroja se entendió a la perfección, observando cómo Kaveh dejó de golpearlo y lo miraba dolido. Bastante, de hecho.

—¿Pelirroja? ¿Te refieres a Nilou?

—¡Sí, joder! ¡Esa zorra!— chilló Kaveh iracundo, sin cuidado ante los oídos sensibles de Alhaitham, que le miró sorprendido ante el insulto— ¡Esa pesada que lleva contigo toda la semana y que no para de robarte! ¡Estoy harto, Haitham! ¡Encima me sonríe por encima del hombro! ¿Quién diablos se cree?

Agarrando el cuello de su camiseta negra, Kaveh se sentó con fuerza sobre el regazo del menor, que le miraba congelado, sin saber qué decir o qué hacer. Se dejó agarrar y casi le faltó el aire cuando Kaveh se le sentó encima, todavía agarrándolo.

—¡Todos los hombres sois, hip, unos mentirosos! ¡Todos! ¡Jugáis conmigo!— le recriminó, apuntándole con un dedo acusador— ¡Eres malo conmigo, Alhaitham! ¡No me has hecho caso esta semana y me he sentido tan jodidamente triste que no sabía cómo parar de llorar!

Mientras chillaba y pataleaba volvió a lloriquear. El pulso del peliplata se aceleró demasiado. Comprendió que Kaveh se sintió desplazado ante su actitud ocupada, pero realmente no podía decirle qué se traía entre manos con Nilou, ya que era un secreto académico entre ellos dos y los sabios. Mientras Kaveh le gritaba y lloraba, lo único que pudo hacer fue poner sus manos inseguras sobre la cintura del mayor, apretando suavemente.

—¡Y no venías nunca a tu cuarto! ¡Me he pasado horas aquí solo! No llegaste... nunca— hipó, bajando la voz un poco—. Seguro que estabas besándote con ella a escondidas, ¿verdad? ¿Y tú me ibas a demostrar el amor sin dolor? Maldito mentiroso.

Alhaitham sabía de las visitas secretas de Kaveh. Cada noche, cuando llegaba cansado, se perdía en la fragancia suave y exótica del aire de su cuarto cerrado, sintiendo cómo Kaveh había invadido su habitación y su cama. Eso le provocaba sonrisas bobas al dormir.

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⏰ पिछला अद्यतन: Sep 19, 2023 ⏰

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