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1. “UN VIAJE LARGO”


Una luz suave y cálida parpadeó en el espacio cerrado, pequeños destellos de brillo que hicieron que las sombras tenues de su habitación fluyeran y retrocedieran como el cambio constante de la marea del océano en el exterior bajo la mañana. Las sombras jugaban en los rincones de su visión, empujando y tirando tímidamente del suave resplandor en un juego casi infantil.

Mikaela tenía montones de papeles, libros y lápices colocados al azar sobre su escritorio. Algunos lápices quedaron rotos o demasiado pequeños para usarlos más. Tenía algunos libros sobre biología y matemáticas que quedaron abiertos y marcados con notas adhesivas. A los laterales de las hojas, se escribieron notas con el sistema kanji desordenados en todas las notas adhesivas y papeles esparcidos por la habitación.

Habría escrito en los libros mismos, pero no todos eran suyos, algunos fueron tomados de la biblioteca de la escuela y otros pertenecían a la colección personal de su tutora. Los que poseía estaban llenos de sus notas resaltadas sobre ciertas palabras y claves importantes.

Había estado agachado sobre su escritorio durante horas con nada más que un par de tazas de café tibio con sabor fuerte y botellas de agua vacías. La pequeña lámpara en su escritorio iluminaba las páginas dispuestas ante sus ojos azules. Algunas páginas fueron agraciadas por sus dedos pálidos mientras ocasionalmente trataba de encontrar ciertas palabras antes de anotar las cosas.

Las notas parecian notablemente desordenadas pero en realidad el rubio conservaba un sistema perfecto de orden cuando se trataba de sus pertenencias. La letra escrita en sus cuadernos era perfecta y contenía solo las notas necesarias extraídas de los libros, con colores notables y separadores recalcando cada tema importante.

Actualmente estaba vestido con pantalones de chandal y una sudadera con capucha, su cabello rubio húmedo se lo recogió en una pequeña coleta baja un poco desordenada pero no bastaba para sostener los mechones cortos que rozaban su frente y la humedecian con las gotas de agua colgando de sus puntas, así que improvisó rápido, peinó su fleco hacia atrás y enganchó un broche rojo en él; era un peinado feo y desordenado pero Mikaela estaba más que cómodo a pesar de estar agachado en una posición aparentemente incómoda.

—¡Mika!

El rubio desalineado saltó levemente ante la sorpresa. Gruñó cuando notó que el texto sobre 'Transporte membranal' ahora tenía un feo rayón de resaltador en medio del párrafo. Mikaela se tomó un momento para respirar y calmarse antes de dejar su marcador con pesar. Se empujó hacia arriba para moverse hacia la puerta de su dormitorio.

—¿Sí, Krul? —Mikaela respondió, con una mano apoyada en la puerta como apoyo mientras se inclinaba hacia el pasillo.

La pequeña mujer de cabello rosado recogía algunas carpetas esparcidas sobre la mesa del gran comedor, con todo esto en sus manos, intentaba tomar el pequeño bolso negro con expedientes importantes en su contenido. A menudo estaba ocupada con su trabajo como enfermera, sus turnos eran largos y extenuantes, pero a pesar de ser una mujer pequeña, se permitía ser una mujer al alcance de las expectativas más altas.

—¡Tengo un turno largo hoy, ya debo irme! ¿Crees que puedes ir solo a la escuela? —gritó y sonrió cuando miró al rubio bajar por la escalera.

—No hay problema —respondió Mika, llevando su taza de café vacía al fregadero.

—Te ves cansado ¿dormiste bien? —arqueó una ceja con escepticismo.

—Dormí lo suficiente, tenía que estudiar —Se movió inexpresivamente, rozando a Krul, volvió a subir las escaleras.

El gato de MikaOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz