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Después de las clases Sofi me invitó a comer a su casa y yo acepté encantada. Estuvimos toda la tarde jugando a juegos, escuchando música, contando algunas acnécdotas...
Llegó la hora de irse, así que me despedí de Sofi y salí de su casa.

Ya estaba anocheciendo y yo iba camino a casa que no me pillaba muy lejos.
Me metí por unas calles que estaban vacías para llegar antes.
A lo lejos escuché unas voces altas y la silueta de dos personas que no lograba reconocer por la distancia. Me acerqué más y observé a un hombre que tenía acorralada contra la pared a una mujer a la que estaba amenazando e intentando robar. Estaba dispuesta a ayudar a aquella mujer.

-Sueltame!- gritó y rápidamente pude reconocer su voz, era Alicia.

-Que te calles he dicho- dijo el hombre que seguía muy cerca de ella.

-Eh tú, o te alejas o llamo a la polícia- dije haciendo que ambos se giraran a mirarme.

El hombre no hizo nada, pensaba que estaba en broma hasta que saqué mi móvil y comencé a llamar.

-Vale vale, ya me voy- dijo mientras poco a poco la soltaba, se fue alejando y pude oir algunos insultos que salían de su boca.

-Gracias- dijo con un amago de sonrisa y la respiración aún agitada.

-¿Estás bien, te hizo algo?- dije preocupada.

-Nada grave tranquila, y gracias otra vez- dijo un poco avergonzada.

-No me las des- contesté.

Se formó un silencio un poco incómodo que decidí romper.

-¿Hacia dónde vas?

-Para allá- respondió señalando con la mirada el camino.

-Yo también- dije con una pequeña risa y ella me imitó.

Comenzamos a caminar hasta que llegó el momento de separanos.

-Yo me voy por aquí- dijo señalando una calle.

-Vale, mañana nos vemos- sonreí.

-Hasta mañana- me respondió con una sonrisa.

...

Al día siguiente ya acabando las clases...

Sonó el timbre que daba por finalizada la última clase del día y comencé a recoger todo para salir, hoy Sofi no vino clase por lo que me tocaba volver sola a casa.

Iba a salir cuando me dí cuenta que llovía muchísimo, así que me quedé en la puerta esperando a que dejara un poco de llover porque no había traído paraguas.

Pasaron algunos minutos y yo seguía mirando fijamente la lluvia que no cesaba, hasta que una voz me sacó de mis pensamientos.

-¿Esperas a alguien?- me dijo Alicia.

-No, pero es que... no he traído paraguas- dije un poco avergonzada.

-Yo te llevo- soltó de repente.

-No hace falta de verdad- dije nerviosa.

-¿Y que vas a hacer, esperar a que pare de llover? porque la verdad que tiene pinta que va a llover para rato, y además te lo debo- dijo con una sonrisa.

Yo la miré confundida.

-Por ayudarme ayer- aclaró. -Venga vamos.

-Está bien- respondí.

Salimos prácticamente corriendo para mojarnos lo menos posible, ella me abrió la puerta de su coche para subir y después cruzó por delante de este para entrar por la puerta del conductor.
Una vez entró intenté aguantarme la risa al ver su cara empapada y un tanto preocupada lo que resultó imposible y comencé a reirme, ella me miró y se rió también soltando un bufido gracioso.

Comenzó a conducir hasta mi casa con las indicaciones que le iba dando, intenté mantener la mirada al frente pero de vez en cuando se me escapaba hacia ella. Una de esas veces ella también me miró conectando nuestras miradas a lo que yo rápidamente la aparté y escuché una pequeña risa que salía de ella, yo sonreí avergonzada.
Llegamos a mi casa.

-Es aquí.

Ella aparcó el coche y yo quité mi cinturón.

-Hasta mañana- dije con una sonrisa.

-Adiós- me devolvió la sonrisa.

Abrí la puerta y salí del coche y antés de cerrar volví a hablar.

-Gracias por traerme- sonreí.

-No es nada- respondió y me guiñó el ojo. Si supiera lo que provocaba en mí cada vez que hacía ese gesto...

Cerré la puerta y rápidamente entré al edificio porque aún seguía lloviendo un poco.

....

Al día siguiente..

Llegó la clase de matemáticas.

-Buenos días- dijo Alicia saludando y caminando hacia su mesa.

-Os voy a entregar una fichas sobre lo que expliqué el otro día, por cierto las recojo al acabar la clase.

Cuando la tenía en mi mesa empecé a mirarla sin saber muy bien lo que tenía que hacer. Los dos primeros ejercicios me parecieron fáciles, pero los siguientes no tenía ni idea. Intenté hacerlos pero no me cuadraban los resultados.

-Voy a empezar a recoger las fichas- dijo Alicia paseandose por la clase. Llegó a mi mesa.

-Te faltan la mitad por hacer- dijo mirando la hoja y seguidamente a mí.

-He intentado hacerlos de verdad pero es que no me sale- dije.

-Si quieres quedate otra vez en el recreo y te lo explico, que el exámen es el martes y deberías saber hacer todo.

-Vale, gracias- le entregué la hoja igual que todos mis compañeros.

...

Después de un par de clases más llegó la hora del recreo y me quedé esperandola en clase.

Vi como entraba y se acercaba a mí.

-He estado revisando tus ejercicios y ya se en lo que te equivocas- me dijo colocando la hoja sobre mi mesa.

Acercó una silla a la mía y comenzó a explicarme. -Te lías en el tercer paso porque...- fue explicandome, yo tenía mi mirada fija en ella. -¿Ves como así si sale?- dijo mirandome a la cara.

-Si si- miré a la hoja y volví a mirarla a ella, la verdad no me había enterado de mucho porque presté más atención a sus ojos azules y sus pecas que a la explicación.

-Vale ahora hazlo tú- me dijo.

Empecé haciéndolo bien o eso creo porque ella no me paró, hasta que llegué al cuarto paso y me quedé parada sin saber como seguir.

Ella me miró y sacó una pequeña risa.

-Vale ahora tienes que... - siguió explicandome. -No así no, mira dejame a mí...- me quitó el boli de la mano rozando mi piel y erizándola con su tacto, haciendo que mis nervios aumentaran. Comenzó a escribir terminando el ejercicio.

-Vale ya se como hacerlo, gracias- por fin me había enterado de como hacerlo.

-De nada- me sonrió y le devolví la sonrisa.

Justo sonó el timbre que daba por finalizado el recreo, Alicia se asustó con el ruido dejando caer el boli al suelo y se agachó hacia mí para cogerlo. Mis nervios amentaron y noté como mis mejillas se tornaron rojizas. Cuando se levantó quedó con la cara muy cerca de mí, inconscientemente bajé la mirada a sus labios, una milésima de segundo pero que ella pudo notarlo perfectamente.

Ella sonrió nerviosa y yo noté como el calor subía a mis mejillas poniéndolas aún más rojas.

Se alejó lentamente, se levantó y salió de clase, no sin antes despedirse.

Holaa, comenten que les va pareciendo para saber si les gusta :)

La nueva profe ~ RaliciaKde žijí příběhy. Začni objevovat