🖤Volver.🖤

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Narra Wendy.

Luego de subir las escaleras de la casa de los Mcgregor, me dirijo hasta la puerta de la habitación de Jihán para resolver este asunto al fin. Antes de tocar, tomo aire y suspiro con tristeza al recordar lo que dijo...

- ¡¿Te he molestado con eso?! ¡La única que tiene el derecho de exigir algo soy yo!

Tal vez, tiene razón, la única que tiene derecho de exigir algo es ella, cosa que no hace y se mantiene inmóvil sin hacer algo al respecto, por eso debe dejarse siquiera ver.

Decidida, toco la puerta un par de veces, pero no recibo respuesta. Por un momento pensé que no estaba, que escucho su voz diciéndome que entre, lo cual hago.

Ella está sentada sobre el suelo recostada a la cama, con su libreta de dibujos haciendo garabatos que no logro distinguir por la distancia, pero lo cierra a penas me ve.

-Hola -me saluda.

-Hola -Ay, que incómodo- ¿Qué... Que hacías?

-Pintándome el cabello -responde mostrando una sonrisa tan falsa que da risa.

-Enserio, debes dejar de ser tan sarcástica. Así nadie te tomará enserio y huirán de ti.

-¿Así como tú?

Me callo y muerdo mi lengua. Sí se molestó conmigo, y por su mirada, se molestó mucho. Aunque, pensándolo mejor, ella casi nunca tiene brillo en los ojos, siempre los tiene opacos, pero ese no es el punto, el punto es que está verdaderamente molesta conmigo.

-Ey, lo sien...

-Ni se te ocurra disculparte -me interrumpe en seco-. Me sentiré más culpable de lo que me siento.

»Soy la peor amiga que puedes tener, Wendy, la peor. Nunca te agradecí, debí ser mejor al darme cuenta que por fin estabas a mi lado después de cuatro largos años, pero me cegué, el pasado me cegó, mi dolor me cegó, y no me permitió ver a las personas maravillosas que tengo a mi lado. Y no te culpo por querer alejarte o enojarte, estás en todo tu derecho ya que solo pretendes ayudarme, pero soy demasiado ciega para verlo.

»No tienes que pedir disculpas por querer ayudarme, yo debo pedir disculpas por no permitírtelo...

Mi corazón se hincha de alegría al escuchar sus palabras y saber que se dio cuenta en cómo estaba viviendo y en el hueco en donde estaba tan metida. Nunca pensé que iba a decir eso y, por primer vez, siento que no me miente o que pretende ocultar algo: su mirada es verdadera, su sonrisa es verdadera. ¡Por fin se dió cuenta!

-¿Eso significa que no estás molesta conmigo? -pregunto sin poder retener mis lágrimas, que ya salen como dos grifos abiertos.

-Claro que no -responde riéndose.

Un Corazón Roto.Onde histórias criam vida. Descubra agora