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A Fᴜɴ Mᴏʀɴɪɴɢ ‐ 003
-Oye, Rodri, ¿Qué dijiste para que te dejaran venir?-Consulto Suso.
-Nada, que hivamos a tu casa-Respondió Rodri por los dos.
-No jodas...
-Yo dije que iba a la tuya-Dijo entre risas Garriga.
-Garri, pero ¿por qué te ríes?-Cuestiono de nuevo Suso-¿Y si llaman?
-No pasa nada. Mi padre no coje el teléfono ni aunque arda la casa-Respondió el de gafas.
-Madre mía. ¿Vosotros qué? ¿Qué dijisteis los gemelos?-Pregunto Rodri.
-Nada, que ibamos a casa de Garri-Contesto Maza por los dos.-Si les llego a decir que vamos para la tuya, a Álvaro no le dejan venir.
-Estas cosas hay que organizarlas con tiempo-Dijo Álvaro.
-Coincido-Hablo la pelirroja.-Cómo se les ocurra llamar a uno de nuestros padres, caemos todos.
-Rodri, la próxima vez que me traigas mintiendome te juro que...-La pelirroja no pudo terminar de hablar porque un bostezo la interrumpió-...Mato.
-No te he traído engañada, te lo dije esta mañana-La contradijo el chico-¿A que hora te dormiste ayer?
Aquellos seis adolescentes habían llegado a su destino en el cual dejaron sus bicis. Se hacercaron a un hueco que había y para empezar a entrar, el primero fue Garriga.
-Cuidado con la cabeza-Advirtió Suso.
-Ahí, ahí
Al entrar en el templario los chicos tubieron que pasar por encima de un mini "puente".
-Va, Garriga-Susurro Suso.
-Calla Suso.
-Dios que de polvo-Comento en un susurro el antes nombrado.
El grupo siguió caminando hasta una tumba, se agacharon enfrente de ella para moverla.
-Cojed de abajo. De abajo-Demandó Rodri.
-Esperad, esperad-Pidió Carol.
-Tres, dos, uno-Contaron algunos de los presentes.
