24 | «Solo iré porque tu quieres ir»

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Tras estacionar su auto se baja y sale corriendo hacia el edificio lanzándome las llaves para que sea yo quien trabe las puertas. La imagen de Eri amenazando a Liam con un cuchillo cruza mi mente y me apresuro a entrar en el edificio para no dejarlos mucho tiempo a solas, obvio no va a hacerle nada, pero como ella mismo dijo, uno nunca sabe. Al entrar al apartamento me los encuentro a ambos en la cocina, ella sentada sobre la isla flotante y él parado junto al refrigerador bebiendo una cerveza.

—Hola, Liam —me acerco a él y le doy un beso en los labios.

Posa su mano en la parte baja de mi espalda reteniéndome unos segundos a su lado y al apartarnos me dedica una sonrisa cálida.

—Feliz cumpleaños, engreído de mierda.

Ya se lo dije esta mañana, pero estaba algo dormido cuando me fui y no estoy segura de que haya procesado mis palabras.

—Muchas gracias, fenómeno —vuelve a besarme.

—Dejé tu regalo en la sala, pero lo abrirás cuando regresemos.

Pega su boca a mi oído y susurra con una voz extremadamente sexy que eriza mi piel.

—Creí que los cuatro polvos de anoche eran mi regalo...

—Eso fue ayer, tu cumpleaños es hoy —susurro echándole una ojeada a Eri que se baja de la isla para tomar una banana.

—Eran las tres de la madrugada, un nuevo día, así que técnicamente ya era mi cumpleaños.

Ruedo los ojos y le quito la cerveza dando un sorbo de ella. ¿Quién diablos cuenta un nuevo día a partir de las doce de la noche? Exacto, nadie y quien lo haga es porque no tiene todos los patos en fila, Liam es uno de ellos.

—¿Listo para ir a jugar bolos? —sonrío alzando las cejas.

—Eres consciente de que solo iré porque tú quieres ir ¿no? 

—Es tu cumpleaños, no puedes quedarte en casa aburrido como un hongo —protesto cruzándome de brazos—. Fausto es tu mejor amigo, estará su novia y también estaré yo...

—Solo por eso voy, para poder estar contigo —camina hasta la isla y toma las llaves de su auto—. ¿Vamos?

—Déjame ponerme algo decente y vuelvo —suelto antes de salir corriendo a la habitación.

Tomo lo primero que encuentro en mi maleta, que por cierto tengo que desarmar en algún momento, y me meto al baño para poder cambiarme. Al cabo de unos segundos escucho como tocan la puerta seguido de la voz de Liam.

—Así estabas perfecta, fenómeno, ya vámonos de una vez antes de que me arrepienta.

Salgo del baño con un delineador en la mano y me paro frente al enrome espejo de la habitación. En medio segundo delineo un ojo y en medio más el otro, me giro hacia él sonriéndole mientras me mira con las cejas alzadas.

—Nunca entendí como lo haces tan rápido.

—Me delineo los ojos desde que tengo quince, son muchos años de práctica, Liam.

—Sigue siendo una locura, voy a contratarte para mi equipo de maquillaje.

—Oh, no, el delineado es lo único que sé hacer.

Me da la espalda riéndose y camina hacia la habitación. Se sienta en el borde de la cama y yo me acerco a él metiéndome entremedio de sus piernas a la vez que rodeo su cuello con mis manos y él mi cintura con sus brazos.

—La chica que llevará Fausto podría ser un poco fastidiosa, fenómeno, no dejes que te coma la cabeza —frunzo el ceño sin entender.

—¿No es su novia?

Una canción no fue suficiente [✓]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz