Los secretos de Timbali

UNA NUEVA MAÑANA

El mal sueño que predominó esa noche hizo que Mariena se sintiera mal toda la mañana, quiso contárselo a su padre pero él se fue para ir a las minas.

Rudecindo Cristancho fue abordado por Paco Espinel, quien al verlo llegar le dijo que el capataz le había hablado de una reunión importante con el jefe del señor Brown.

Cristancho, preocupado por lo que pudiera pasar, comenzó a pensar en lo que podría significar perder su trabajo.

Cuando estaban por entrar a la mina, escucharon que el capataz les gritaba que se detuvieran a su lado lo acompañaban otros dos hombres bien vestidos, al notar que estaban un poco incómodos les dice

Con voz firme Buenos días caballeros quiero informarles que los trabajos de la mina se verán detenidos por una semana.

Los trabajadores empezaron a murmurar como no iban a trabajar una semana donde irían a comer si de este trabajo ganaban su dinero, que sin duda era otro de los caprichos del señor Brown como cuando los veía, suplicar por más trabajos mal pagados solo porque no les alcanzaba para sustentarse. Cansado de escuchar susurrar y quejarse a los trabajadores, otra vez El hombre habló y dijo Mi hermano no tiene nada que ver en esto ahora están frente al nuevo dueño de la mina la Pintada y de TimbalÍ y de todos pido silencio por lo que vengo a decir es importante y quiero que obedezcan mis órdenes.

Mi administrador les entregará una comida para el desayuno, todos asombrados de cómo los tratan, se sientan a comer. Cristancho quiere ver el cielo con el manjar que tiene por delante hace mucho tiempo no probaba comida parecida a la que ahora les estaban regalando

La voz del capataz pronto se elevó, advirtiendo al hermano del señor Brown que no los tratara de esa manera, no se lo merecían, solo eran ratas.