Capítulo 2

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Herb se adelantó a pasar, mientras Clover ingresaba lentamente, observando la decoración del interior del bar. Habían cuadros, premios, adornos muy brillantes, las mesas de madera estaban bien lustradas y adornadas con cintas doradas, la ornamentación con tela dorada y globos; todo eso hacía que el sitio fuera igual de reluciente que el mismo sol. La atención del joven músico se vio llamada por toda la belleza que lo rodeaba. Adoraba cada detalle.

Ni bien se dio cuenta de que había quedado atrás, siguió a Herb hasta llegar a la barra. Estaba aún vacío, por lo que su mejor amigo llamó al dueño por medio del timbre de mesa.

─ Vendrá dentro de poco, de seguro está revisando la bodega. ─  Herb dijo, invitando a su amigo a tomar asiento junto a él.

Clover asintió, colocó su laúd sobre la espalda y se sentó junto a su amigo florista.

No pasó mucho tiempo hasta que, justo al lado de la barra, se abrió una puerta. Herb y Clover observaron a una persona que se hizo presente, precisamente el dueño de ese bar. Herb saludó a esa persona con mucha confianza, pues parecía que se conocían desde hace tiempo.

─ Clover, él es Sparkling. ─ Su amigo dijo para darle una introducción.

─ Lamento la tardanza. Bienvenidos, estoy aquí para servirles. ─ El dueño habló, Herb comenzó a reírse por la formalidad que usaba.

Clover no sabía lo que estaba pasando cuando en esos segundos su elocuencia para responder se vio borrada, pues algo hacía que eso pasara. Sus ojos estaban centrados en una sola cosa: la persona que acababa de llegar. Desde que cruzó la puerta, parecía que una silueta salía de la oscuridad para luego irradiar luz, terminando por cegarlo completamente. Eso no fue lo único, la presencia de esa persona, tan pulcra como la porcelana que denotaba elegancia y educación, sus ropas formales, su figura, su cabello rubio como el trigo, una sonrisa tan grande e igual de brillante que sus ojos verdes. Estaba perdido y anonadado ante todo eso que pudo apreciar.

Sin embargo, aún habiéndose distraído, él mismo se devolvió a la realidad. Se levantó de su asiento para también presentarse, porque así lo consideraba desde que se dedicaba a ser bardo.

Realizó una reverencia, y luego observó de vuelta al bartender. ─ Clover, es un placer conocerle. ─ Dijo, y volvió a sentarse junto a Herb, que estaba feliz de que su mejor amigo conociera a otro de sus grandes amigos.

Sparkling abrió la pequeña puerta para pasar a la barra, listo y dispuesto a hacer su trabajo como todos los días. ─ ¿Qué es lo que les apetece el día de hoy? ─ Preguntó, sacando de la mesada un shaker de color dorado, su favorito para elaborar bebidas.

Herb no dudó. ─ Lo de siempre, el vino nunca viene mal. ─ Comentó, diciendo eso como si fuera lo más normal al encontrarse cómodo con su compañero de fines de semana, Sparkling.

─ Yo no estoy seguro, ¿Podría darme una recomendación? ─ Clover se dirigió al dueño, mientras posaba su mano cerca del mentón. No era alguien que bebiera demasiado, por esa razón era inexperto al lado de ellos.

Sparkling, al ser un experto en materia de la preparación de bebidas, se tomó un minuto para pensar. Cuando sirve una bebida, tiene en cuenta todos los aspectos de su cliente. Podría ir desde su apariencia hasta su personalidad, obteniendo los mejores resultados. Así fue como ganó gran reconocimiento, siendo elegido como el mejor bartender que tenía el reino.

Tenía muchas opciones, pero ninguna encajaba en las características del joven. Lo que lo dejaba sin alternativa, realizaría un trago nunca antes visto.

─ Esta es una buena oportunidad para intentar algo nuevo. ─ Sonrió, mientras buscaba uno por uno los materiales. Botellas de licor, soda, shakers, un vaso Poco Grande y hielo. Esta iba a ser una bebida personalizada para su nuevo cliente, por lo que debía plasmar en ella cada detalle que se le ocurría. Comenzó por enfriar el vaso, luego pasó a combinar los ingredientes, cada uno con su medida justa en el shaker con el hielo. Buscaba que el alcohol esté en la medida justa, y que el sabor de la soda se viera potenciado por el frío. Una vez el proceso de mezclar estaba realizado a la perfección, abrió el shaker y dejó la bebida decorar el vaso con un suave color verde. Y para terminar, buscó el componente que le daría a esa bebida el toque especial del poeta: un adorno de trébol de cuatro hojas.

─ Ante usted, mi más reciente creación: el Soft Clover. ─ Dicho eso, se concentró en servir el pedido de su amigo Herb, que era mucho más simple que el anterior.

Clover estaba maravillado por las excelentes habilidades y trucos que el bartender había realizado hasta conseguir una preparación, ¡Hasta tenía un trébol! No podía negar que era la cosa más perfecta que había visto, la cual era igual de perfecta que el bar, igual de perfecta que él.

Al pensar en algo así, tan solo se devolvió a la realidad. No era normal pensar en eso sobre alguien que apenas conocía.

─ Sí que es muy impresionante su trabajo, no puedo esperar a probarlo. ¡Muchas gracias! ─ El joven músico de cabellos blanquecinos acercó el vaso para dar su primer sorbo, encontrándose con el dulzor y la frescura de esa bebida. ─ Es delicioso.. ─ Dijo.

Sparkling sonrió, le gustaba saber que su elaboración fue de total agrado de su cliente.

Clover podía sentir en el sabor cómo estaba caminando por el extenso bosque a través de arbustos de tréboles, sintiendo el aroma de las plantas y perdiéndose en una paz inconmesurable. Volvió a degustarlo, llenándose de sosiego.
Casi ni se dio cuenta cuando bebió hasta la mitad del vaso, encontrándose con el ligero golpe que le ocasionó el alcohol, cubriendo su cuerpo de calor. Era como ser acariciado, como si el sol estuviera posado sobre él.

En el silencio que mantenía en la conversación de esos amigos, su mirada se perdía en la persona que con una bebida había logrado darle una nueva sensación, y todo lo que sentía se vio aumentado. Volvió a pensar en todo lo que evitó en los pequeños momentos donde cruzaron palabras, quedándose preso en la figura de ese bartender. Su rostro tomó un suave rojo, por la bebida y por él.

No podía frenarse esta vez, la sensación agradable se hacía presente en enormes cantidades, y él estaba disfrutando de ello. Aunque fue lento en comparación a su mejor amigo, el vaso quedó vacío, y él, lleno de ese hermoso efecto.

Herb veía que ya se había hecho tarde, por lo que le ofreció a Clover retirarse del lugar. Este de inmediato aceptó, por lo que agradecieron las atenciones brindadas, dirigiéndose a la salida. Luego, los mejores amigos separaron sus caminos para regresar a sus respectivos hogares.

En todo el camino a su hogar, Clover no paraba de pensar en todo lo que había pasado ese día. De su boca, el sabor de esa bebida no se esfumaba, la calidez no se había ido de su cuerpo, y de su mente, había alguien que no podía salir: el bartender. Ni bien vino a sus pensamientos otra vez, su rostro comenzó a arder como si quemara. Se llevó las dos manos sobre la cara, sin poder creer en lo que estaba pasando por su cabeza.

Ese hombre de cabellos rubios, ante los ojos de Clover, lo tenía todo. Era perfecto.

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⏰ Última atualização: Feb 18, 2022 ⏰

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