-¿Para qué lo quieren?- cuestionó indeciso Cedric, quien poseía un libro con todas las leyes del Infierno en las manos.

Los Riddle-Potter se alzaron de hombros, no sabían para que lo iban a implementar pero lo crearon para entretenerse y ver si esos chicos se interesaban en algo, al parecer fue un tema que llamó la atención de los cuatro Slytherins y de Hermione, quienes leían las instrucciones y retocaban el artefacto.

-Sinceramente, son impredecibles- murmuró Neville mientras leía un grimorio de plantas, el Infierno tenía una variedad de plantas muy interesantes.

Más lejos de ellos, los adultos estaban sorprendidos por la alta adaptabilidad de los jóvenes, no esperaban que fueran tan ingeniosos en algunos hechos.

-Tu hijo da miedo- sentenció Bellatrix a su hermana, quien también veía a Draco manejar los cables sin ninguna protección y preocupación a lastimarse.

-Solo son ingeniosos- desestimó Lily mirando por la ventana a la Ciudad alborotada. Estaba acostumbrada a esas escenas desde que revivieron.

-¿Alguien a visto a Severus?- preguntó Lucius buscando a su amargado amigo  quien no estaba por los alrededores.

Lily señaló una pared, en donde todos sabían se encontraba un laboratorio de Pociones y que en ese momento era ocupado por el oscuro hombre y el Potter mayor, quien seguia empeñado en ayudarlo en lo que pudiera.

-¿Todavía es tu esposo?- cuestionó Rabastan a Lily, quien entendió que le preguntaba sobre James.

-Quien sabe, no me voy a poner a pelear por eso- se alzó de hombros la pelirroja, después de todo ya era pasado.

El lugar se quedó en silencio, sólo escuchando los movimientos de los jóvenes y alguna maldición que Draco le gruñia a sus amigos al cometer una estupidez.

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-Sapphirus se divierte- murmuró Harry mirando al dragón brincar sobre el blanco cabello de la diosa, quien tenía una expresión irritada en la cara.

Tom soltó una risa ante la vista, si Magia era el dolor de cabeza para ellos  entonces Sapphirus era su dolor de cabeza ya que la diosa no podía tocar al dragón si es que no quería que Draco se enojara, y siendo sinceros Magia prefería aguantar al dragón que enojar al otro dragón malhumorado.

-Señor, ya tenemos la dirección exacta en donde esta la grieta- avisó Regulus apareciendo de la nada.

El acto no provocó susto en las dos personas que miraban por la ventana, ya que estaban más que acostumbrados a las sorpresas que podrían encontrar.

-Bien hecho, gracias Regulus- Tom asintió con la cabeza en agradecimiento por la información, el Black menor los había ayudado demasiado.

-¿Y Sirius?- cuestionó Harry al no ver a su padrino, cosa rara ya que Regulus no se despegaba de él.

-Se quedó revolviendo el despacho, Tenebris se quedó con él por si ocurrían accidentes- contestó el Black con naturalidad no importandole que su hermano estuviera haciendo un desastre su escritorio.

Harry le sonrió en comprensión, después de todo había visto a su padre seguir al profesor Snape con unas Pociones en los brazos y su madre estaba acompañando a sus hijos, además que Cecil estaba paseando con Remus por los jardines así que no se preocupaba mucho, estaban seguros en ese lugar ya que Gellert no sabia que estaban vivos y planeando su caída.

-Partiremos después de 48 horas, diles a todos que se alisten- ordeno Tom pensando en que hacer después de sacar a los Osseus.

Regulus se retiro con una leve inclinación, iría a pasar la orden de su Señor.

-¿Estarán bien?- cuestionó Harry al aire, preocupado por el bienestar de los adorables Osseus.

-Estarán bien, han vivido ahí mucho tiempo, solo que esta vez no pueden salir- consoló Tom, aunque al parecer la última oración provocó el miedo de su pareja.

-¡Tom!- reprochó a su pareja al no calmar sus miedos.

El Riddle soltó una carcajada, su pareja era demasiado benevolente con los que le importaban, aunque debía admitir que también estaba preocupado por esos tipos. Persiguió al oji-verde cuando se dio la vuelta indignado, debía disculparse antes que se enojara de verdad.

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Diez pares de ojos miraban al hombre tuerto parado en ese claro del bosque invernal con curiosidad, no sabían porque su General miraba todos los días al cielo. Como si esperara algo que los sacara de ese lugar, ellos habían sido creados a partir de la oscuridad que su General exudaba en sus primeros siglos, después se calmó mientras comenzaba a admirar las estrellas.

Desde su nacimiento nunca supieron que había pasado en los años anteriores para provocar el enojo de su General a tal extremo de crear más Osseus, pero no sabían que era lo que esperaban sus compatriotas ya que sentían un anhelo y esperanza que no entendían.

-Luci, el General está de nuevo mirando el cielo- avisó uno de ellos a la chica que llegaba a esa parte del bosque.

-Gracias Rachel- agradeció la mujer con una leve sonrisa, siguió su camino hasta su General y amigo, sintiendo el mismo deseo de siempre.

Se paro a su lado esperando que él fuera el primero en hablar, no quería perturbar la falsa calma de su General en ese momento, sabia que su señor tenía un odio arrasador en contra de los tres grandes y Gabriel tras el último accidente que no se comentó después que llegaron al desértico lugar, todos estaban furiosos ante las sucias maneras de esos dioses traicioneros al alejarlos de su Emperatriz y Emperador. Algún día se vengaran y ese día los dioses se enteraran de la fuerza de los Osseus.

-Luci, siento que algo bueno pasará pronto- habló Atila por primera vez después de haberse concentrado en el cielo.

Luci se sorprendió ante las palabras de su General, sintiendo que eran una premonición del futuro.

-¿Ellos volverán?- preguntó expectante y ansiosa.

Atila solo parpadeó y sus manos en su espalda se apretaron, esperaba que ese sentimiento no fuera falso y que pronto esa sensación de impotencia se fuera, deseaba con desesperación ver a sus Emperadores venir.

No quería permanecer en ese lugar sin saber que pasó con ellos.

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¿Qué tal?

Sé que me desaparecí por un tiempo  pero aquí les dejo su cap.

Nos vemos!!!!

Dimensión Extraña ¡¡¿Y Tú?!!Where stories live. Discover now