— Pero muy poco te acuerdas cuando me dejabas sola en tu casa con tan solo 12 años.— Me acerqué a él sacando todo lo que tenía adentro.

— Muy poco recuerdas cuando preferías andar de novia en novia en vez de pasar tiempo con tu hija, o cuando te rogaba por horas para hacer algo y me decías que no tenías tiempo porque irías a ver a alguien o eran estupideces.— Sentí mi labio inferior temblar.

— Muy poco recuerdas cuando hacías tus fiestas y recibía gritos al decirte que me fueras a dejar a la cama. ¡Y no sabes ni una mierda cuando en esa maldita fiesta casi abusan de mi!— Escupí con odio y rencor.

—¿Iban abusar de ti?— Preguntó con sorpresa, negué con mi cabeza sintiendo una lágrima rebelde bajar por mi mejilla, la limpié rápidamente.

—¡Estoy harta de que quieran fingir que nada ha pasado entre nosotros! ¡Estoy harta de que mamá me eche la culpa de lo llevarme bien contigo cuando eras tú el que me hacía a un lado!— Pinché su pecho con mi dedo índice enojada.

—¡Estoy harta de que quieras hacer el papel de héroe cuando no sabes ni una mierda de tu hija y ni tan siquiera te importo durante todo este tiempo!— Me di cuenta que, cuando le dije todo eso a Germán sentía una carga menos en mis hombros, él se quedó en silencio.

— De verdad lo siento.— Fueron las únicas palabras que dijo para que saliera de mi habitación.

Caminé hasta la puerta para poner el pestillo, así mi adorada madre no venía a reprocharme. Me senté en la cama mordiendo mí labio inferior tembloroso, no iba a llorar, no iba a gastar más lágrimas por Germán. Suficiente lo había hecho hace mucho tiempo atrás...

Llené de aire mis pulmones parandome de la cama, decidí darme una ducha para relajarme. Cuándo salí de la ducha secando mi cabello mi teléfono comenzó a sonar, tiré la toalla con la que secaba mi cabello a la cama para ver quién era.

“Tony cara e' nalga”

— Hola, cara de moco.— Sonreí mientras contestaba la llamada de mi mejor amigo.

— Mi pony salvajeeee. ¿Cómo estás? Casi no te vi hoy.— Respondió al otro lado, me quedé en silencio.

— Si bueno, ha sido un día lleno de sorpresas.— Me dirigí al clóset para buscar una pijama.

— Ahuevo chismecito.— Dijo con emoción, reí.

— Mi papá está aquí.— Arrojé, la línea se quedó en silencio unos segundos.

—¿Qué verga? ¿Y cómo apareció? ¿Lo cagó un duende mágico en tu casa o qué?— Solté una carcajada ante sus preguntas, amaba a éste idiota.

— Puede ser que el duende que lo cagó en casa fue mi mamá.— Respondí una vez había parado mi risa.

— Mielda pero eso no se hace', chica.— Habló con su acento de orígen desconocido, sonreí.

— Bueno en fin, discutí con él y estoy cansada.— Comenté dando un suspiro.

— Siento que no me estás contando algo, Daniela Calle alias pony salvaje.— Habló con voz sospechosa, mordí mi labio inferior pensando si contarle a Tony la tarde con Poché.

— Prometo contarte mañana.— Respondí en un murmullo.

— Juepuerca ahora no podré mimir.— Se quejó cómo bebé, me eché a reír.

— Voy a mimir. Te veo mañana.

— Va, te quierooooo.

Tony colgó la llamada, sonreí pensando que ese baboso me hacía feliz. Tomé la ropa de mi pijama para ponermela y dormir hasta mañana. Me metí a las sábanas de mi cama, abracé la almohada cerrando mis ojos y caí en un sueño profundo.

Eviterno || TerminadaМесто, где живут истории. Откройте их для себя