⿻ꦿ͎ 🍥 ꕀ 𝖮 𝖮 1 ❜

58 5 0
                                    

El niño de cabello llamativo color azul eléctrico, overol gris y abrigo amarillo patito, lloraba desconsolada en medio de la feria que se hacia cada mes en Los Santos

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

El niño de cabello llamativo color azul eléctrico, overol gris y abrigo amarillo patito, lloraba desconsolada en medio de la feria que se hacia cada mes en Los Santos. Había perdido de vista a sus padres en un tumulto de gente que pasaba corriendo hacía algún espectáculo de fuego ya hace diez minutos.

¿Dónde estaban? Se preguntaba ¿Acaso habían encontrado a otro niño más guapo y decidieron reemplazarlo? Aquel pensamiento le hizo llorar mas fuerte. Sus quejidos se escuchaban por encima de las voces alegres de todos esos niños con sus padres, lo que le ponía mas triste. Aquellas personas estaban en familia y sin preocupaciones besando y abrazando a sus hijos, llevándolos a los juegos, comiendo y demás con una sonrisa genuina en su cara, pero él se encontraba solo y asustado, sin nadie quien le ampare...

Nadie le determinaba, sólo se dedicaban a mirarlo con pesar y seguir de largo. ¿Acaso había hecho algo malo para que lo dejaran solo? No quería tener que vivir en la calle como aquellos señores que le daban miedo.

Sus pequeñas manitas apretaban con miedo el cierre de su chaqueta y miraba a todas partes en busca de quienes se habían perdido.


Oye niño, no llores ─escuchó hablar a su lado. Volteó a ver a quién le dirigía la palabra y parpadeó un par de veces haciendo salir un par de lagrimas lágrimas. No le puso mucho cuidado al niño que le hablaba, en cambio, siguió llorando como pidiendo aún mas auxilio, recordando las sabias palabras de su madre─.




«Horacio, jamás hables con un desconocido»




─¡Mami! ¡Papi! ─gritó desconsolado, sorbiendo su nariz y pasando del niñito, quien lo miraba enfadado he hinchando su labio inferior a manera de puchero─

─¡Oye, háblame! ─pidió con voz temblorosa y, en menos de lo que canta un gallo, aquel pequeño ya se encontraba llorando junto a él, lo que le hizo salir de su pequeño sentimiento triste, centrándose en su ahora, llorón compañero─

─¿Y-y... Y t-tú por que... Por qué lloras? ─preguntó, limpiando su nariz con su mano y sintiendo confusión, a la vez de temor, por haber desobedecido a su madre. Le había hablado a un extraño, ahora la cama se la tragaría, como muchas veces su abuela le había advertido: «Si desobedeces a tu familia, la cama te va a tragar». Sintió escalofríos con tan solo pensarlo, no quería eso, él amaba demasiado su cama, pero ahora lo perseguiría hasta que consiguiera comérselo─

─Porque no me hablas ─dijo calmando su voz y mirando al niñito de dientes un poco torcidos y peinado mal hecho─.

─Mi mami me dijo que no hablara con desconocidos ─explicó con tono inocente─.

─P-pero ya estas hablando conmigo.

─¡Por tu culpa la cama me va a comer! ─chilló empezando a llorar de nuevo─ ¡MAMI! ─detuvo sus quejidos al sentir al pequeño de cabello castaño oscuro y alborotado cogerla de los hombros y sacudirla algo fuerte. Él lo miro viendo su pequeña nariz roja por el frío, a pesar de la bufanda que traía, sus ojos eran azules con destellos verdosos que brillaban inquietos por las luces de la feria en el esplendor de su último día─

CARRUSEL!Where stories live. Discover now