VIERNES: Verdades dolorosas.

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Harta de las referencias a la traición del mayor de los Jenner, decidí inmiscuir en un pasado que me estaba vetado. Rebusqué y rebusqué hasta que di con una pequeña pista sobre el asunto.

Sean estaba sentado en el muelle, sus pies colgaban por el borde y causaban pequeñas olas cada vez que las puntas de sus botas tocaban el agua. Era un movimiento del todo innecesario, lo cual dejaba entrever que estaba relajado en ese momento.

Un constante golpeteo en la madera del muelle llamó su atención, haciendo que alzase la cabeza. Solo en ese momento me percaté que tenía el cabello más corto de lo que estaba actualmente, apenas le llegaba a los ojos, aunque varios mechones parecían más cortos que estos, como si se lo hubiese cortado él mismo.

Sería comprensible dado lo que sabía de su pasado.

La solitaria farola estaba sobre su cabeza, iluminándolo en mitad de la noche cerrada, sin embargo no me daba información alguna sobre la edad que podría tener en ese momento. La pequeña joven que andaba a pasos lentos hacia él, como era normal, aparentaba ser apenas una niña. Gaelle, con su cabello largo ondulado y su coqueto vestido blanco tampoco daba ninguna pista del paso del tiempo.

Pero era una vampiresa. Así que era de esperarse.

Sean frunció el ceño al verla, una demostración de emociones que ya había dejado de afectar al Arur hacía bastante tiempo. Gaelle estaba seria, lo cual era muy mal augurio.

Ella se acercó, sin mirarlo a los ojos, y se sentó a su lado en completo silencio mientras miraba el agua. Me pregunté qué sería capaz de ver ella con la visión mejorada de su especie.

-¿Qué ocurre?- Preguntó Sean, evidentemente preocupado por la pequeña.

Ella se mantuvo en completo silencio durante tanto tiempo que ya no esperaba que hablase, hasta que su voz, apenas un susurro, cortó el silencio sepulcral.

-Te protegía.- Dijo ella antes de alzar la cabeza para mirarlo a los ojos.- Dean no te abandonó, Sean.

-¿De qué hablas, Gaelle?- Preguntó él, evidentemente enfadado.- Si vas a venir otra vez con estas...

Sean hizo amago de levantarse, pero se detuvo cuando una pequeña mano tiró de él hacia abajo con tanta rapidez y fuerza, que se calló contra el embarcadero y estuvo a punto de caerse al agua.

-No quiero escucharlo.- Dijo él alzando la voz.- Me da igual lo que tengas a decir.

La pequeña en ese momento lo miró fijamente y abrió la boca emitiendo un siseo muy parecido al ruido emitido por una serpiente. Sus enormes y afilados colmillos consiguieron la atención deseada.

-Lo vas a oír, Sean.- Dijo ella en voz baja.- No es una opción.

El rostro de él se descompuso en una mueca de horror que me dejó totalmente anonadada.

-Eso es un golpe bajo.- Repuso él en voz baja y por un momento sus ojos brillaron con las lágrimas contenidas.

-Lo sé. Y créeme, que no lo haría si supiera que me escucharías hasta el final.- Sean volteó la cara para que ella no pudiese verlo.- He investigado sobre Dean, sé que me dijiste que no lo hiciera, pero tenía que ayudarte y...

-¿¡Ayudarme!?- Gritó Sean mirando al frente y moviendo la cabeza de un lado a otro.- Cada vez que alguien dice eso, soy yo el que sale malparado.

-Esta vez no es así, Sean. Llevas años pensando que él te había traicionado, pero resulta que no es así.

-No quiero escucharlo.

-Saliste del centro durante tu adolescencia, antes de conocernos. Te metiste en un poblado humano y cuando cayó la noche un señor se ofreció a darte un plato de comida y cobijo, pero no recuerdas nada después de comer hasta que estabas de vuelta al Centro. ¿Estoy en lo cierto?

Libro de los Sueños (+18)Where stories live. Discover now