El hijo de Thor #1|N. Horan| En edición.

48 'El primer encuentro'

La oscuridad cubre cada rincón en Jotunheim. En la mitad de este mundo un castillo se erige o mejor dicho sus ruinas, y enfrente de este, como si fuera un sacrifico, se ve atada en una mesa a la hermosa castaña, que aun inconsiente es ajena a la realidad.

- La mataste –suelta la rubia luego de mecer con brusquedad a Elizabeth, esperando que esta respondiera.

-No puede ser tan débil –gimotea seguro pero asustado el primogénito del dios del engaño.

-Esta salió defectuosa –se encoje de hombros.

-Así son los mortales –Bufa molesto –Pero si esta se murió, nos traerá problemas.

-¿Qué esperabas? –La señala –Mira su cuerpo, está prácticamente congelada.

-¡Maldición! –Grita en un tono de voz tan elevado que la mortal se estremece.

-Creo que no está muerta –suelta la rubia y enarca una ceja.

El frio le cala hasta los huesos, sus heridas palpitan, algo tira fuerte de sus muñecas y de sus tobillos, abre los ojos y las imágenes están distorsionadas, parpadea fuerte un par de veces y logra ordenar lo que ve.

-Hasta que despiertas –Suelta aquel moreno de manera fría, una risa sínica de este hace que el miedo vuelva a las  entrañas de Elizabeth.

-¿Dónde estoy? –pregunta, su voz sale en un hilo y el moreno debe pensar dos veces para procesar lo que ha dicho.

-Terminara pronto –es lo único que responde –Ya vendrán, pero necesitaba cerciorarme de que estuvieras viva o esto no funcionaria.

-¿Vendrán? ¿Quiénes? –trata de sonar lucida, pero el frio solo logra congelarla.

-Tus amigos, pero eso no debe ser asunto tuyo.

-¿Amigos? –El solo asiente – ¿Cómo lo sabes?

-Es fácil, ellos no están actuando de una manera diferente a la que yo esperaba.

-¿Sera una trampa?

-Digamos que si ellos quieren pelea, yo tengo un ejército. Ahora pequeña, mírame –se acerca a ella, toma el rostro de la castaña entre sus manos y la mira fijo –Hora de dormir –las fuerzas que quedan en el cuerpo de Elizabeth son mínimas no es capaz de resistirse y contra su voluntad vuelve a caer en un sueño intranquilo, en el que sangre y muerte es todo lo que ve.

En Midgard, las cosas no van mejor, la guerra y la muerte, también están presentes en las conversaciones que sostienen los vengadores.

-Los soldados de Asgard estarán de nuestro lado, no creo que Loki, este desprotegido –Suelta el rey de Asgard, Thor. Después de unos minutos de silencio, que se hacían cada vez más comunes en la sala de los vengadores.

-Sera un gran apoyo –dice Steve –Debemos ir ahora.  

-Estamos perdiendo tiempo –suelta Niall –El capitán Rogers tiene razón, hay que actuar ahora.

-¿Irán sin mi? –suelta una voz desde la puerta, los ojos de Natasha se abren como platos.

-Legolas –Suelta Stark y corre al recuentro, el sujeto, tiene un carcaj en su espalda, listo y cargado con flechas, sujeta un arco en su mano derecha y con la izquierda saluda a Tony.

-Pedazo de chatarra, no cambias –Dice sonriente.

-Barton –Dice Steve –Pensé que no vendrías.

-Capitán, Creí que no era relevante, pero sé que sin mí no lo lograrían –dice y todos se ríen. Tras una corta bienvenida y algunas presentaciones, Clint y el equipo están listos para partir.