Capítulo 21: El Vendedor De Almas

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Los tres jóvenes se irguieron en alerta, por si a la dama Oscura se le ocurría hacer algo contra ellos.

—Oh por favor —rio, tapando su boca con la palma de su mano—, no reaccionen así. Hoy no haré nada contra ustedes, hoy es un día en que tenemos que celebrar.

Sonrió, alzando sus manos hacia arriba con una felicidad tan palpable, que hasta a Trouble le asombró. Lady Ezma bajó su mirada hacia el castaño que tenía al lado, el cual no había dejado de ver a Heaven desde que salieron de su morada.

—¿Por qué celebraremos hoy, Ezma?

Heaven abrió sus ojos de par en par, no por el asombro si no por el descaro de su amigo en seguirle el juego tan macabro a la Dama Oscura.

—Porque ya solo nos falta un alma para traer de vuelta a los nuestros, querido.

Un sonido seco retumbó al lado izquierdo de la mayor, esta bajó su mirada lentamente hasta su hombro, donde un cuchillo negro le rajaba la piel. Ezma abrió sus ojos en sobremanera al ver como Heaven sacaba el cuchillo y volvía a enterrárselo una y otra vez con rabia.

Trouble reaccionó dos segundos después, pero fue retenido por Erased y Saia, quienes impidieron que él detuviera a la teñida.

—Muere, muere, muere… ¡Muere, maldita! —gritaba la teñida cada que clavaba el puñal en el hombro de Lady Ezma. Sin embargo, ella no movía ni siquiera un dedo en su contra—. ¡Muérete de una vez!

El brazo de Lady Ezma se llenó de sangre al igual que la mano de la teñida, más ella no moría. No lo iba a hacer y Heaven lo sabía.

Lady Ezma posó su mirada sobre Heaven y luego sobre el puñal que tenía en su hombro, sus labios comenzaron a curvarse hacia arriba y una risita ronca salió de la mayor. Su risita pasó a convertirse en una carcajada inmensa que asustó a los pocos pájaros que usaban a los arboles del bosque como hogar.

—No moriré por más que lo desees —sacó el puñal de su hombro en un solo movimiento y lo lanzó al suelo—, porque yo ya estoy muerta. Y pronto solo faltaras tú.

****

Heaven, Saia y Erased regresaban de la ciudad a altas horas de la noche luego de haber llevado el cuerpo de Alicia a una morgue conocida por el rubio. Allí no preguntaron tantas cosas porque sabían bien de qué había muerto la rubia —no fue precisamente el rayo ni la soga lo que la mató—, y porque Erased había pagado un monto para que no se preguntase nada.

Hicieron el velorio luego de los arreglos del cuerpo, nadie aparte de ellos tres y extrañamente Elijah, llegaron. Alicia no tenía familia, amigos y mucho menos marido. Los había perdido en un accidente de avión años atrás, mismo año en el que descubrió que su mejor amigo, el señor Richard, los había asesinado.

Él estaba obsesionado con ella a maneras inimaginables, y como ella nunca le prestó la atención que él anhelaba, mató a sus familiares. Richard creyó que haciendo eso ella buscaría refugio en él y se enamoraría perdidamente, gran error.

—¿Entonces ella hizo un pacto con el señor Oscuro para poder vengarse de él? —indagó la teñida, viendo desde el asiento trasero del auto de la madre de los rubios a sus dos amigos.

—Así es. El pacto consistía en que el señor Oscuro le daría la oportunidad de poder vengarse de Richard y cuando lo matara, su alma fuese directo a la Dama Oscura para que ella cumpliera sus planes —contó el rubio.

—Pero él no vio venir que esa vieja lo traicionaría y le ofrecería un pacto a Richard asegurándole que Alicia estaría enamorada de él por el resto de su vida—siguió Saia, sonando su nariz con un pañuelo rojo—. Y así ella obtendría sus almas para traer de vuelta a su esposo.

El Bosque De Las Almas Perdidas ©️Kde žijí příběhy. Začni objevovat