SUPERCORP ONE-SHOTS

ENCRUCIJADA

La dinámica claramente es Supercorp, pero en este one shot primará la atención en Kara y Alex. Este fic está basado en un guion de cortometraje que hice hace un tiempo. Lo adapte para incluir a Lena y a Sam sin que me altere la idea y quede como lo había presentado anteriormente. Con esto aclarado pueden leer.

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La familia Danvers se encontraba comiendo alegremente en la cafetería de su barrio. La pequeña Alexandra le pidió a su padre una gaseosa cuando él iba a pagar. Jeremiah consentía mucho a su hija.

El gobierno de su país rige bajo una ley; cada familia puede tener un solo hijo. Además, debían avisar previamente a las entidades de salud que iban a concebir una criatura. Por esto Jeremiah y Eliza amaban con fervor a su hija. Era la única que podían tener y jamás le iba a faltar amor. Pero el anhelo de ambos padres no había sido apaciguado con Alexandra, aún tenían en la mente un sueño imposible de tener otro hijo. Y era imposible porque si se descubría más de un hijo en una familia, el menor sería reclutado en el ejército y se preparaba hasta que tuviera la suficiente fuerza para cargar un arma y salir al combate.

La guerra tenía un papel primario en el país de la familia Danvers y eso era uno de los limitantes para crear una familia en ese entorno.

Cuando salieron de la cafetería, Alex iba de la mano con su madre Eliza mientras que Jeremiah iba acompañando a sus damas. Al estar a dos cuadras de llegar a su casa la pequeña Alexandra dejó de caminar y se quedó estática. Eliza se devolvió y miró a su hija que tenía una actitud extraña.

—¿Qué pasa hija, se te quedó algo? — Eliza se inclinó para quedar a la altura de su hija. Alexandra que a sus cuatro años ya hablaba sin enredos la miró.

—Escucha mamá.

—¿Qué escuche qué? Solo oigo el ruido del ambiente.

—Hija ¿Te sientes bien? — Jeremiah miró a su hija con preocupación, por su mente pasaba que la niña estuviera empezando a enfermarse.

—Si papá. Es un bebé, está llorando.

—¿Un bebé? Por aquí no hay ningún bebe hija. A lo mejor pasó alguno en un carro y solo fue eso—. Eliza trataba de escuchar algún ruido que le indicara que había un bebé, pero no escuchó nada.

En un momento de descuido de los dos padres Alex salió corriendo en la dirección contraria a la que iban. Jeremiah inmediatamente fue tras su hija. El temor de que alguien la atropellara o se lastimara le dio más energía para alcanzarla, pero no fue necesario. Al poco tiempo llegó Eliza también agitada, puesto que pasó el mismo pensamiento por su cabeza y su cuerpo lo único que hizo fue seguir a su esposo e hija. Ella estaba buscando entre los tarros de basura, quitaba las tapas, abría las bolsas, pero no encontraba lo que buscaba.

Jeremiah no iba a tolerar esa clase de susto que le acababa de dar su hija, por lo que en un tono fuerte y serio le pidió que regresara con ellos. Como si estuviera poseída, la niña buscaba con desespero ensuciándose toda su ropa, sin medir ningún cuidado de que podría lastimarse con lo que había dentro de los contenedores de basura. Eliza se acercó y le preguntó qué era lo que buscaba. Alexandra no hablaba, solo seguía y seguía sin parar, era como si en el universo se hubiera quedado sola y para ella sus padres no existían.

Alexandra abrió el último tarro que le quedaba, sacó toda la basura que tenía, y con sus cortos brazos sacó una cobija envuelta bastante abultada. La niña empezó a abrirla y dentro se vio un bebé rubio de ojos azules, con su cara totalmente empapada en lágrimas. La niña le mostro a su madre.

—Les dije que había escuchado un bebé. Tanto Jeremiah como Eliza estaban atónitos y con su mente en blanco ante lo que acababa de suceder.

Primero, como fue que Alexandra escuchó a ese bebé si estaba envuelto en todos esos kilos de basura y ellos ya estaban muy alejados. Después ambos se miraron y sabían que pensaban lo mismo, ¿Cómo es que el bebé está vivo, y que iban a hacer con él? Alex fue desenvolviendo poco a poco la cobija que abrigaba él bebe. Vio la desnudes que tenía y no solo eso, Eliza noto que el bebé era una niña.