DAYLIGHT Ⓓ (#2) [COMPLETA]

Capítulo 1.

1 | El cumple de Nina.

(***)

ALAN THOMPSON

Me aferré a esa frase que dice "no hay mal que por bien no venga". Me aferré a esas palabras y me las repetía cada noche esperando que el destino, el futuro, la vida o alguien que me tuviera piedad, decidiera darle a Dylan un mejor recuerdo del que yo podía prometerle. Esa frase dicha por mi abue fue el lema que no permitió mi caída y que no me diera por rendido. Aunque la mayoría del tiempo me ahogaba en mi propio mar de lágrimas.

Habían sucedido tantas cosas desde aquella madrugada de octubre donde toda la estabilidad de la que disponía se fue de mis manos. Habían pasado tantas cosas conmigo. Ahí está la prueba de que no puedes caminar de espaldas cuando estamos en el camino del tiempo, puedes caminar mirando hacia atrás, pero nunca jamás podrás volver a pisar las piedras del ayer. Desde la perdida, desde mi marcha, había cosas que no se sentían igual y ¿cómo iban a serlo si había perdido algo tan importante?

Pero ese era mi destino, yo había desistido y elegido continuar con mi vida, dejé que él hiciera nuevos recuerdos, aunque no fueran a mi lado. ¿Qué más me quedaba hacer?

Aun cuando los había abandonado y sabiendo que no podían hacer nada físico, comencé a rezar a mis padres a diario por el bienestar de mi ser amado y de mí mismo. Dejé a un lado todos mis resentimientos y comencé a suplicar para que todo fuera bien.

«Ya lloramos tanto por esto, Alan, por favor, danos un descanso».

—¿Tomaste el tiempo? —me preguntó mi abue del otro lado de la línea. Ella se encontraba a mucha distancia separada de mí. El continuar con mi vida me había obligado a alejarme de la persona que me había apoyado siempre.

Mi abue apoyó a la idea de que no debía estar solo porque podría hacerme muy mal, por eso habló con la madre de Nina y, desde el inicio en la universidad, ambos compartíamos un apartamento. Nina no estaba en ese momento, era un fin de semana y decidió volver al pueblo.

El escuchar a mi abue en el micrófono de mi celular, a veces me hacía querer llorar por su ausencia. Ojalá hubiera podido abrazarla muy fuerte cuando la vi por última vez, pero nunca se llega a saber cuándo es.

«Ni al caso, Alan, solo ha pasado un mes».

«Vale, pero parecen diez años y solo me puedo imaginar el volver al pueblo. No seas tan insensible, mamahuevo».

«Como si a ti no te gustara, pinche putita».

—Sí, abue, yo creo que me va a quedar perfecta.

—Si seguiste los pasos que te di, entonces va a quedar para chuparse los dedos. —En ese momento comencé a sentir un olor a quemado y me puse en alerta. Me di la vuelta y pegué un grito: salía humo negro de la olla—. ¿Qué pasó?