Capítulo 32 | En un segundo

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Brooklyn quiso decir algo pero fue interrumpida por Samuel, quien miró a Jade como si de un bicho se tratase.

—Tú, reportera de quinta.

— ¡Sam! —trató de detener las palabras de Sam pero él intento de Brooklyn fue en vano, él solo la miró y trató de notarse calmado aunque fuera todo lo contrario.

Está vez, dejando de ver a su novia, Sam posó su mirada asesina en Jade.

—No te estoy pidiendo que respetes mi maldita presencia, te lo estoy exigiendo. Tú no me conoces lo suficiente y te aseguro que no quieres llegar a hacerlo así como yo no quiero tener que llamar a un amigo para que por favor te enseñe modales. —Sam no quitó su mirada sombría sobre la joven que ahora se quedaba boquiabierta —Olvidare que eres un ser humano así como tú olvidaste lo que es el respeto.

Me quede muda, igual o menos que Jade. Sam era simplemente...él.

—Samuel Williams. —clamó su nombre en voz alta, disimulando su nerviosismo. — ¿Me estas amenazando? Creo que después de todo fue una gran mentira eso de que dejaste la mala vida y si me preguntan puedo asegurar que sigues del lado de tu padre, el segundo mafioso más buscado del continente.

Todos se quedaron en completo silencio o al menos eso creí.

—Puedo matarte por difamación. —soltó con simpleza Sam.

— ¡¿Qué?! —Preguntó Jade entre molesta y desconcertada.

—Que puede denunciarte por difamación. —trató de corregir Zed, claramente nervioso.

—Escuchaste lo que quise decir, reportera barata. —respondió Samuel, mirándola con indiferencia.

Dios mío.

—Soy conductora, idiota. —lo miró completamente enojada.

—Me da igual...—dijo Samuel mientras tomaba la mano de Brooklyn y se ponía de pie junto a ella. — No te metas con nosotros.

— ¿Acaso creen que por tener padres influyentes pueden creerse superiores? ¿Quiénes se creen ustedes?

Jade se levantó molesta quizá por nuestra insolencia pero solo era una respuesta a sus provocaciones así que cuando vi a todos ponerse uno a uno de pie supe que era momento de irnos, no sin antes dejarle en claro quienes éramos.

—Damon Vans, hijo de uno de los mejores congresistas que tuvo esta nación además soy empresario y el chico más ardiente del país. —sonrió lleno de satisfacción.

Jade pasó su mirada incrédula de él a mí.

Ella sin duda creía que teníamos aquel comportamiento caprichoso por nuestros padres, pensaba que éramos sin duda niños ricos pero se equivocaba al menos en un aspecto, lo que no sabía era que la mayoría ni siquiera tenía contacto con sus dichosos padres.

Solo éramos nosotros pero si quería escuchar quienes eran nuestros padres y que tan importantes eran, pues debía escuchar bien.

—Dulce Spencer. —Me presenté alto y fuerte —Hija del mejor abogado del país, Arthur Spencer.

—Ellie Vans —se levantó la castaña conservando las manos cruzadas —Hija de mis padres.

Bueno, Ellie era simplemente ella.

—Zed Brown, uno de los mejores policías que tiene el país e hijo de uno de igual calibre. —se levantó acompañándonos.

A su lado, una castaña muy linda se puso de pie agarrada de la mano de su chico.

—Brooklyn Carter. —sonrió con satisfacción. —Hija del actual Presidente de esta nación.

Vaya, ni yo sabía eso.

Prohibido Enamorarse de Dulce ©Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ