Después de tres años en paz, algunos dicen que la oscuridad finalmente ha sido derrotada. Lo que no imaginan es que siempre estuvieron allí ... acechando ... esperando una nueva oportunidad para actuar.
Con un simple e inocente pedido a una estrella...
- ¡Sólo si me regalas esa gran sonrisa que le gusta a mami!
Mia respiró hondo con las mejillas enrojecidas y las manos en el estómago, y luego sonrió...
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- ¡Dioses! Que cosita más linda...! - Me incliné, llenándola de sonoros besos por toda su carita.
- ¡Mami, me estás babeando! - se quejó, empujándome con sus manitas. - ¡No!
Deposité un último beso en su cuello y me alejé, viendo cómo se peinaba los desordenados mechones de su pelo castaño y sacudí la cabeza... vanidosa .
No lo heredó de mí.
Abrí ligeramente los ojos.
CAMILA!
Amor, no grites... por Dios.
¡Ve a dormir!
¡Pero me abandonaron, Lolo!
No tenemos sueño y no queríamos despertarte, Camz.
- ¡Mamá! - Parpadeé cuando escuché la voz de Mia y la vi agitarse a mi lado. - ¿Despeto?
Me di la vuelta y me encontré a Camila con su cara aplastada apoyada contra el umbral de la puerta, vistiendo nada más que mi sudadera y sus calcetines de bananas.
- Amor, no tenías que venir hasta aquí. - la regañé sutilmente.
- Quería ver si estaban bien. - se encogió de hombros y comenzó a caminar hacia nosotras. - Y echaba de menos el frío... apesta dormir sin ti en la cama, ¿sabías? - Se sentó en mi regazo y escondió su rostro en mi cuello, luciendo como un bebé koala.
- ¡Oye! - se quejó Mia, tirando de Camz por el dobladillo de su sudadera.
Camila se rió y levantó la cara, estirando sus brazos hacia nuestra hija, que mantenía los suyos cruzados y una expresión malhumorada.
- Ven aquí, Sunshine... - la llamó, colocándola en su regazo primero y depositando unos cuantos besos en su rostro antes de colocarla sentada en mi otro muslo. - Mamá tiene un buen regazo, ¿verdad? - ella me abrió una sonrisita y yo tosí entre carcajadas.
- ¡Siiii! - Mia concordó, ajena a la malicia de Camila.
- ¿Me convertí en un sofá ahora? - Murmuré, poniendo los ojos en blanco con aburrimiento.
- ¡Cierra la boca, Lauren! - dijo Camila.
- ¡Shhh! - Mia habló al mismo tiempo, cada una ocupando uno de mis hombros.
Abrí la boca con incredulidad, mirando de una a la otra y sin poder creer que los seres mas adorables del mundo me estuvieran haciendo de tonta... ¡Argh!
Me encogí de hombros y empecé a acariciar el pelo de Mia, que estaba demasiado largo, viéndola hacer lo mismo con Camila, deslizando sus dedos por su mejilla de la latina.