Marina pasa sus días sola, sentada en un muelle viejo, anhelando un pasado que no recuerda, preguntándose por qué nadie la buscó. Se consuela con el océano que es lo único que la hace sentir en casa. Sabe que las olas siempre volverán por ella, las olas no la olvidarán. Pero una tarde conocerá a Ariel, un chico extraño que la hará ver las cosas de una manera diferente.