Túmulo del Nigromante nunca ha sido el epicentro de acontencimientos capaces de cambiar el mundo o sucesos que sacudan los pilares de la propia realidad. Siempre ha sido una ciudad tranquila. Y a pesar de su tenebroso pasado con el renacido de los Baldíos, Lisbeth nunca ha tenido queja sobre la vida en esos páramos. ¿Seguirá siendo así? ¿O depara el futuro un cambio en el status quo de la región?
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