EL ABUELO QUE SALTÓ A LA PISCINA PARA HUIR
Fred se encontraba mirando el resumen de su partido de futbol favorito en su antiguo televisor. Era una cálida tarde de verano, el ventilador que estaba al frente de él apenas funcionaba, y tenía casi tantos años como él.
Un golpe lo sobresaltó, venía desde la parte trasera de su casa, decidió investigar sobre que trataba aquel ruido. Se levantó en el mismo momento que una gota de sudor se deslizaba por su frente, acomodó rapidamente su blanca y excasa cabellera y se dirigió hacia el patio.
En una mirada rápida se asustó por lo que vió, pero cuando posó una mano sobre su cabeza para cubrirse del sol, se dió cuenta de qué se trataba. Sus dos queridos nietos lo estaban esperando con sonrisas traviesas y armados con pistolas de agua, dispuestos a atacar.
Fred sin pensarselo dos veces se dirigió a su piscina y de un salto muy envidiable se sumergió en el agua calma que lo rodeaba. Sus queridos nietos rieron al ver a su abuelo despeinado y tan contento como siempre, parecía un niño. Lo extrañaban mucho y quisieron darle una sorpresa escondiendose en su patio.
El más bajo de los nietos de pelo morocho y ojos que reflejaban con exactitud el sol que se encontraba brillando aún con mucha fuerza, se dirigió a su hermana mayor y le dijo:
—¡Mirá Juli! El abuelo saltó por la piscina para huir, pero no lo logrará—. Y corrieron hacia él para abrazarlo.
