ESCRITOS DEL PATRIARCA II

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Recuerdo bien la cascada al fondo de un terreno contiguo al patio trasero de la casa de mis tíos Carlos y Teresina en Las Cumbres. Era aventura obligada explorar bajando por una escalera bastante rústica con pasa manos al principio seguida por una trocha hasta llegar a la cascada al fondo. Bajada larga y empinada. En mi mente una verdadera aventura en medio de la selva. Recuerdo que en una temporada el Tío Carlos sembró piñas. Fabio , un empleado de la familia admirado y querido por los primos se encargaba del mantenimiento con su machete a mano. Recuerdo una gran jaula de gallinas ponedoras, otra aventura agropecuaria del Tío Carlos . Una vez visitada por una boa que amaneció con cinco pollos engullidos como lo demostró la disección practicada por Fabio ante nuestros ojos. Al tío Carlos Pinzon , además de reconocido bioanalista y fundador de Laboratorios Pinzon frente a la piscina olímpica en Panama, le gustaba criar animales. También nos llevaba a su granja de cerdos el farallón , nunca olvidaré las sesiones de vacunación de los puerquitos. Una vez mi primo Carlitos llevo unos guantes de boxeo que le habían regalado y nos dimos una guantera sin consecuencias; pura diversión. De ahí a bañarnos en el mar frente a su casa en Farallón. Otra delicia. También recuerdo los sapos (grandísimos) en Las Cumbres que mi tío recolectaba y llevaba al Laboratorio para hacer pruebas de embarazo. Otro paseo predilecto era acompañar a mi tío Carlos al hipódromo para tomarle la muestra a los pura sangre para el control de dopaje. Ese ambiente de los establos, los caballos y personal de cuadra tal vez sea causa de mi pasión por los caballos hasta el día de hoy

REMEMBERING WHENWhere stories live. Discover now