Capitulo cinco [Editado]

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Narrado por Kyle:


Solté las llaves sobre la mesa pequeña en cuanto llegué y el estruendo del metal sobre el cristal fue todo el recibimiento que tuve. Era fácil saber cuando alguno de los chicos estaba en la casa, podía sentirse el escándalo antes de atravesar el primer panel de seguridad a cuatrocientos metros de la propiedad.

Me fui sacando la chaqueta mientras caminaba en dirección a la cocina pero llegué antes de que pudiera sacarla de mi cuerpo. Mi hombro derecho quemaba y los puntos que Tessa había hecho parecían tirar mi piel con fuerza sin importar las cascarillas que comenzaba a formar. Su solo nombre en mis pensamientos contrajo los músculos de mi cuerpo y secó mi boca con ferocidad. Ella tenía algo que no podía definir, pero que quería, y sin duda lo obtendría.

Arranqué la chaqueta con brusquedad y un siseo de dolor acompañó mi acción. Observé la camiseta blanca mancharse con la sangre que había humedecido las vendas y sin preocuparme me moví hasta un placard de puertas corredizas junto a la alacena de la cocina.

Saqué una botella de whisky y una copa Glencairn, dos reliquias que había conseguido traer desde Escocia, y me senté frente a la isla de la cocina. Tristan había sido muy estricto cuando planteamos mudarnos: la decoración de la cocina era algo de lo cual él sólo podía encargarse.

Maldito hijo de puta aficionado a la cocina, era lo único que sabía manejar igual que a un coche. Era mejor mantenerlo alejado de lo demás, nunca se sabía cuando prendería fuego la casa.

Llené la copa de Whisky mientras observaba los resultados. Teníamos una cocina moderna con un toque minimalista de colores beige y azul marino que contra todo estereotipo que yo pudiera generar, parecían lucía bastante bien.

No estaba dispuesto a decirlo en voz alta, pero Tristan había obtenido lo que quería.

Las lamparás con forma de espiral sobre mi cabeza reflejaban la luz sobre la isla de mármol beige y si prestaba atención podía ver mi rostro saludándome de manera burlona.

Estaba hecho un asco, había pasado diez horas fuera desde que había llevado a Tessa y apestaba.

—Buenas noches, señor.

Voltee mi rostro para ver sobre mi hombro y pude observar a Bruce, mi hombre de confianza. Había trabajado con Maverick Stevenson, mi padre, por un año antes de que llegara el día del antes y el después. De todo el personal que Maverick había tenido, Bruce fue el único que me interesó mantener junto a mi. Conocía el negocio, sabía como moverse y era un hombre formado que recién había llegado de Afganistán, los conocimientos que podía aportarme eran demasiados como para desecharlos.

Había logrado tener cierto grado de inteligencia en la peor etapa de mi vida, podía sentirme orgulloso de que mi cerebro no se hubiera ocultado dentro de mi culo.

—Te lo he dicho, Bruce, el señor sigue reservándolo para cuando veas a mi padre en el infierno, no para mi. —Llevé la copa a mis labios y le di un trago antes de volver a hablar—. Pensé que demorarías más tiempo en Montana, ¿llegó bien el dinero?

—La gente de Montana ya tiene el dinero —aseguró y después de que sus ojos me estudiaran pude ver como su ceño se fruncía—. ¿Hay algún problema, Kyle?

—¿Desde cuando tenemos problemas que yo no pueda resolver? —Señalé el placard detrás de mi, seguido de la botella de Whisky—. No tengo otra copa Glencairn pero estoy dispuesto a compartir un poco de Whisky contigo.

—Tú solo sacas esa copa cuando tienes en mente embriagarte hasta que tu cerebro está nadando en alcohol. —Terminé la bebida de la copa y volví a servir otra, Bruce podía meter su comentario donde tuviera espacio—. Formularé la pregunta otra vez. Stevenson, ¿tienes algún problema?

The boy in my dreams [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now