13. Cómo convencer a tu jefe y no morir en el intento.

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Al día siguiente pensé en marcharme de la casa de Laura, pero ella me invitó a quedarme un día más con ella y su roomate sexy

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Al día siguiente pensé en marcharme de la casa de Laura, pero ella me invitó a quedarme un día más con ella y su roomate sexy. Al principio me mostré incomoda porque no estaba acostumbrada a quedarme en la casa de otros o estar tanto tiempo lejos, sin embargo accedí y me quedé. Fue un día de chicas por completo y me sirvió para poder distraerme un poco de todo lo que estaba sucediendo en mi vida. Yo sé que para ustedes debe ser raro, pero a mi nunca me pasaban cosas dignas de una novela y en ese momento sentía que todo iba demasiado rápido y necesitaba detenerme un momento para pensar.

—Tengo miedo que esté molesto conmigo y no quiera seguir conmigo —confesé cuando Laura me preguntó qué pensaba hacer con Marcus.

Temía que él fuera a dejarme y no podía negarlo. ¿Y si se cansaba de mi y buscaba a alguien que si estuviera dispuesta a todo? ¿Y si buscaba a alguien que quisiera tener sexo y no tuviera tantos problemas? ¿Y si me dejaba porque era una pesada llena de miedo e inseguridades?

Mi rubia amiga frunció el ceño al escucharme hablar de aquello, cosa que no debía hacer porque tenía una mascarilla de barro en la cara e iba a arruinar sus expresiones. Yo tenía la misma y estábamos en el balcón tomando un vino caro que tenía escondido de su compañero.

—Mira, Lizzie, si él está molesto contigo es un idiota —me explicó con esa sabiduría que admiraba mucho y no sabía cómo demostrarlo. La miraba como una especie de diosa que sabía todo de la vida y me lo demostraba día a día—. Las inseguridades no se resuelven como en las películas, de un momento para otro. Traen un largo trabajo y cuestan mucho. Si Marcus se enoja contigo luego de eso y no quiere verte no valía la pena, Lizzie. Creeme. Si te quiere, si realmente tiene interés de algo contigo va a tratar de entenderte por más difícil que sea.

—¿Y si se cansa?

—Entonces no te quería tanto.

Asentí, porque tenía razón.

—Si se rinde ante el primer obstáculo en la relación no vale la pena, querida. Porque si deciden estar juntos van a tener mil obstáculos, conflictos y problemas que tendrán que enfrentar. Cansarse o alejarse no es la solución a nada.

Eso era real y a veces me daba miedo aceptar que podíamos tener una relación. Nunca había sido la novia formal de alguien y me daba miedo no estar preparada para algo así.

—Vivimos en una sociedad en donde creemos que nosotras somos las que tenemos que darlo todo. Dejar nuestros trabajos por los hombres, dejar nuestra vida para complacerlo, obedecer para que no se vaya, tener sexo para que no termine con otra... y no es así. Ellos también tienen que entendernos.

—Siempre tan feminista —bromeó su roomate, que se llamaba Tyler y estaba en el marco de la puerta en ese momento. Laura le regaló una mirada de esas dignas de asesina serial y lo ignoró, porque parecía que no tenían una buena relación. Ella le hizo un gesto de asco y él se marchó riéndose sin poder evitarlo.

La lista del jefe [Editorial Scott #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora