~ESPECIAL NAVIDAD~

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Sí bien es cierto que la navidad no es igual para todos, en mi caso es la mejor fiesta del año. Y no es ni mucho menos por que sea "el nacimiento de Jesús" y esas cosas, de hecho, soy ateo. Ojo, con esto no quiere decir que la gente creyente esté equivocada o algo por el estilo, para gustos se hicieron los colores. En fin, que me desvío del tema. Como decía, me encanta la navidad. Me gusta muchísimo, hasta tal punto que llegué a considerar aceptable la idea de que tenía una obsesión con navidad. Todo empezó cuando era pequeño. Para mí lo era todo la navidad. Magia y familia se juntaban en unas fechas de amor y paz.

Primero, la noche de noche buena, en la que salíamos al jardín a tocar las panderetas para que Papá Noel viniera, mientras mis padres, poniendo cualquier excusa, entraban a casa para prepararlo todo y luego gritaban:

—¡Gabri, Cris, venid! ¡Papá Noel ha dejado los regalos!

Nosotros entrábamos en casa a una velocidad de vértigo y quedábamos maravillados ante la imagen de los regalos bajo el árbol. Aunque eran pocos y mis amigos siempre tenían más a mi no me importaba, yo era felíz con el simple hecho de encontrármelos allí. Aunque, siendo sincero, tuve alguna que otra discusión con mi padres acerca de por qué Papá Noel me traía menos regalos a mí. Siempre poníamos el discurso del rey en la tele, como si fuera una tradición. Pero, sinceramente, nadie le hacía caso a lo que decía.

Segundo, el día de Navidad. Ese día iba a comer a casa de mi tía Marta, la hermana de mi padre. Yo llevaba mis juguetes nuevos y alguna que otra vez me peleaba con mi primo Iván porque me los quitaba. Cris intentaba jugar con nosotros, pero ya sabéis como son los niños, y no la dejábamos. Mientras mis padres y mis tios comían una comida de cinco estrellas nosotros disfrutábamos del menú infantil, que siempre eran espaguetis. Con los años, pasamos a comer también las delicias que preparaba mi tía.

Tercero, noche vieja. Era aquella noche en que nos reuníamos en el salón con las uvas en un plato y las manos temblando. La verdad, nunca llegué a comprender el porqué de tanto nerviosismo, pero bueno. Encendíamos la tele y esperábamos con ansias a que dieran las campanadas. Cuando empezaban, rápidamente cogíamos las uvas. Doce campanadas, doce uvas. Cada vez que sonaba una campanada engullíamos una uva. Yo, que siempre he sido muy torpe con esto, acababa echando todas las uvas y parte de la cena fuera mientras mi hermana se reía y conseguía -no se como- acabárselas todas. La segunda parte era más divertida para mí. Cogíamos los confeti, las serpentinas y las trompetas de cartón y empezábamos a hacer jaleo por toda la casa gritando:

—¡Felíz año nuevo!

Y por último pero no menos importante: Los reyes magos. La noche antes salíamos a la calle para ver la cabalgata. En ella, pasaban grandes carrozas acompañadas de músicos y bailarines y, evidentemente, los reyes magos. Que junto a los ayudantes lanzaban caramelos a todos los niños. Volvíamos a casa con los bolsillos llenos y, nada más llegar, mis padres nos decían que si no nos íbamos rápido a dormír los reyes no vendrían a dejar los regalos. Pero antes, eso sí, les dejábamos un chupito de anís y un polvorón a cada uno. ¡Ah! Y agua y hierba para los camellos, que Cris estaba obsesionada con que ellos, pobres, también pasaban sed y hambre. Recuerdo perfectamente que aquella noche me era imposible dormir, y daba vueltas y vueltas en la cama. Aunque siempre acababa ganando el sueño. Por la mañana, era el primero en despertar. Corría hasta la habitación de mis padres y los zarandeaba riendo de la emoción. Unos pocos minutos más tarde aparecía Cris por la puerta con la misma cara de ilusión. Una cosa que me sacaba de mis casillas era la tranquilidad con la que mis padres se levantaban. ¡¿Es que no veían que me moría de ganas por ver los regalos?! Y ni se te ocurra empezar a bajar las escaleras solo, porque entonces te llaman la atención diciendo que los esperes. Cuando al fin estaban listos bajaba las escaleras de dos en dos hasta el comedor.

Sweetie (inacabada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora