Corrí hacia Dani para ver de quién se trataba con la adrenalina aún por mis venas y vi que se trataba de Thomas, su mejor amigo según lo que me había explicado en Rusia.
—¿Gabri? ¡Wow, cuánto tiempo! No nos veíamos desde el instituto —solté una tímida sonrisa y nos dimos un pequeño abrazo —. Dani me dijo que estaba saliedo con una personita muy adorable, pero nunca pensé que fueras tú.
De mis labios escapó una risilla nerviosa y vi como Dani enrojecía por completo.
— ¿Y qué es de tu vida? — pregunté ilusionado.
— Bah, no mucho. Estoy trabajando en el taller de mi padre y ahorrando para irme de casa. ¿Y tú? — abrí la boca para contestar — . ¡Espera, no me lo digas! Estás... ¡estudiando teatro! — negué con una sonrisa — . ¿No? Pero si te encantaba. Bueno, veamos... — adoptó un rostro de esfuerzo.
— Thomas, no te molestes, que no eres adivino — dijo Dani un poco avergonzado por el comportamiento de su amigo.
— ¡Agh, cállate! Estoy intentando pensar... — se quedó un momento en silencio — . ¡Ya lo tengo! ¿Bellas artes?
— Solo hasta este septiembre — dije entre risas.
—¿Has dejado la carrera? —asentí —. Bueno, no me extraña viniendo de ti. Entonces... ¿qué estudias? Me rindo.
— Historia — contesté orgulloso — . Si todo va bien dentro de unos años le enseñaré la segunda guerra mundial a tus hijos.
Comenzó a reír con su característica carcajada.
— ¿Hijos? Quita, quita. Yo no tendré hijos ni que me paguen.
Obviamente no estaba de acuerdo, pero acabé riendo también. Ya se acercaba el mediodía así que fuimos a comer a la zona de México. Sí, el parque se dividía en diferentes zonas, cada una con la temática de un país, y mi preferida sin duda era la de México. Me encanta el picante, y por suerte lo soporto bastante bien, al igual que mi hermana. Pero Clara y Dani, bueno, digamos que no tanto. Él compró nada más y nada menos que siete botellas de agua, y se seguía quejando. Clara, que ya estaba acostumbrada a que la llevara a comer picante, fue más astuta y se compro un batido. Thomas estaba en un punto medio: sus ojos no se le ponían llorosos, pero tampoco aguantaba tanto como yo.
Después de comer fuimos a ver una película en 4D. Era una de las atracciones menos moviditas, cosa que se agradecía después del atracón de burritos y nachos. Recuerdo que cuando era pequeño era un cortometraje propio del parque, algo sobre un delfín que tenía que rescatar algo del fondo del mar. Ahora se habían vendido a alguna empresa y ponían cortos de Ice Age. De todas maneras fue divertido. Después fuimos a las atracciones de agua, ya que estaban cerca. ¿Y a que no sabéis a quién me encontré en la cola del Tutuki Splash?
— ¿Alicia? — la pelirroja se giró.
— ¡Gabri, qué alegría verte! — dijo sonriente.
— ¿Qué tal en el hospital? ¿Cómo están los niños? — pregunté viajando por un segundo a los recuerdos de aquella amarga etapa de mi vida.
— Genial, con tanta alegría como siempre. ¿Y tú qué tal? Veo que te lo pasas bien.
— Bueno, hoy es una excepción — solté una risilla — . La verdad es que la universidad me está matando.
Ella comenzó a reír.
— No sabes cuánto te entiendo.
Después se puso a hablar con Clara, pues estaba haciendo la misma carrera que hizo Alicia, y pronto nos tocó subir a una de las barcas.
Acabamos completamente empapados.
— Mira Dani, tu amorcito es Mr. Camiseta Mojada — bromeó Thomas entre risas.
— No tiene gracia — dijo él, pero yo si que lo encontré gracioso.
Me acerqué a él y marqué el poco músculo que tenía, haciendo que se sonrojara mientras Thomas seguía riendo.
— Thomas tiene razón, podría ganar el concurso — bomeé.
— ¡Ja! Más quisieras. El concurso lo ganaría yo — dijo chulo y se sacó la camiseta para lucirse —. ¿A que sí, Clara? —ella, que estaba hablando con Cris, no le hizo caso.
— No sé cómo vas a ganar si ni siquiera te miran — yo también me saqué la camiseta y marqué bíceps — . Puro músculo.
— Sí, claro. Tendrías que sobornar al jurado para ganar contra mí — sonrió socarrón.
— ¿Podéis dejar de hincharos como pavos? Es molesto — se quejó Dani.
Comenzamos a reír y nos volvimos a poner las camisetas. El resto del día siguió tranquilo. Montamos en un par de atracciones más y pronto el cielo comenzó a teñirse de colores cálidos. Decidimos irnos a casa antes de que oscureciera del todo. Sin duda había sido el mejor descanso que había tenido en meses. Cuando llegamos encontré a mi madre dormida sobre un montón de documentos. La desperté con delicadeza y la acompañé a su habitación. Su estado me preocupó, así que no esperé a más y me puse a buscar trabajos de media jornada hasta que acabé durmiéndome yo también sobre una montaña de apuntes, direcciones, nombres y mil cosas más.
Bueeenas
Antes que nada quiero pedir disculpas porque sé que es un poco bastante corto, pero esque la inspiración aún no se digna a acompañarme en esta historia. Aún así no quería dejarla pausada más tiempo así que he escrito este pequeño capítulo. Muchas gracias a los que seguís ahí esperando con paciencia ;-;
Espero que os haya gustado
Se despide, Kanade
ESTÁS LEYENDO
Sweetie (inacabada)
RomanceGabriel, un chico que desde los catorce años sabe que es gay, se enamorará de Daniel trayendo consigo un sinfín de situaciones, tanto cómicas, románticas o algunas un tanto dramáticas para explicarnos, en primera persona, la vida y las dificultades...