Cap. 31: Picante y camisetas mojadas

202 15 15
                                    

Corrí hacia Dani para ver de quién se trataba con la adrenalina aún por mis venas y vi que se trataba de Thomas, su mejor amigo según lo que me había explicado en Rusia.

 —¿Gabri? ¡Wow, cuánto tiempo! No nos veíamos desde el instituto —solté una tímida sonrisa y nos dimos un pequeño abrazo —. Dani me dijo que estaba saliedo con una personita muy adorable, pero nunca pensé que fueras tú.

De mis labios escapó una risilla nerviosa y vi como Dani enrojecía por completo.

— ¿Y qué es de tu vida? — pregunté ilusionado.

Bah, no mucho. Estoy trabajando en el taller de mi padre y ahorrando para irme de casa. ¿Y tú? — abrí la boca para contestar — . ¡Espera, no me lo digas! Estás... ¡estudiando teatro! — negué con una sonrisa — . ¿No? Pero si te encantaba. Bueno, veamos... — adoptó un rostro de esfuerzo.

— Thomas, no te molestes, que no eres adivino — dijo Dani un poco avergonzado por el comportamiento de su amigo. 

— ¡Agh, cállate! Estoy intentando pensar... — se quedó un momento en silencio — . ¡Ya lo tengo! ¿Bellas artes?

— Solo hasta este septiembre — dije entre risas.

—¿Has dejado la carrera? —asentí —. Bueno, no me extraña viniendo de ti. Entonces... ¿qué estudias? Me rindo.

— Historia — contesté orgulloso — . Si todo va bien dentro de unos años le enseñaré la segunda guerra mundial a tus hijos. 

Comenzó a reír con su característica carcajada.

— ¿Hijos? Quita, quita. Yo no tendré hijos ni que me paguen.

Obviamente no estaba de acuerdo, pero acabé riendo también. Ya se acercaba el mediodía así que fuimos a comer a la zona de México. Sí, el parque se dividía en diferentes zonas, cada una con la temática de un país, y mi preferida sin duda era la de México. Me encanta el picante, y por suerte lo soporto bastante bien, al igual que mi hermana. Pero Clara y Dani, bueno, digamos que no tanto. Él compró nada más y nada menos que siete botellas de agua, y se seguía quejando. Clara, que ya estaba acostumbrada a que la llevara a comer picante, fue más astuta y se compro un batido. Thomas estaba en un punto medio: sus ojos no se le ponían llorosos, pero tampoco aguantaba tanto como yo.

Después de comer fuimos a ver una película en 4D. Era una de las atracciones menos moviditas, cosa que se agradecía después del atracón de burritos y nachos. Recuerdo que cuando era pequeño era un cortometraje propio del parque, algo sobre un delfín que tenía que rescatar algo del fondo del mar. Ahora se habían vendido a alguna empresa y ponían cortos de Ice Age. De todas maneras fue divertido. Después fuimos a las atracciones de agua, ya que estaban cerca. ¿Y a que no sabéis a quién me encontré en la cola del Tutuki Splash?

— ¿Alicia? — la pelirroja se giró.

— ¡Gabri, qué alegría verte! — dijo sonriente.

— ¿Qué tal en el hospital? ¿Cómo están los niños? — pregunté viajando por un segundo a los recuerdos de aquella amarga etapa de mi vida.

— Genial, con tanta alegría como siempre. ¿Y tú qué tal? Veo que te lo pasas bien.

— Bueno, hoy es una excepción — solté una risilla — . La verdad es que la universidad me está matando.

Ella comenzó a reír.

— No sabes cuánto te entiendo.

Después se puso a hablar con Clara, pues estaba haciendo la misma carrera que hizo Alicia, y pronto nos tocó subir a una de las barcas.

Acabamos completamente empapados.

— Mira Dani, tu amorcito es Mr. Camiseta Mojada — bromeó Thomas entre risas.

— No tiene gracia — dijo él, pero yo si que lo encontré gracioso.

Me acerqué a él y marqué el poco músculo que tenía, haciendo que se sonrojara mientras Thomas seguía riendo.

— Thomas tiene razón, podría ganar el concurso — bomeé.

— ¡Ja! Más quisieras. El concurso lo ganaría yo — dijo chulo y se sacó la camiseta para lucirse —. ¿A que sí, Clara? —ella, que estaba hablando con Cris, no le hizo caso.

— No sé cómo vas a ganar si ni siquiera te miran — yo también me saqué la camiseta y marqué bíceps — . Puro músculo.

— Sí, claro. Tendrías que sobornar al jurado para ganar contra mí — sonrió socarrón.

— ¿Podéis dejar de hincharos como pavos? Es molesto — se quejó Dani.

Comenzamos a reír y nos volvimos a poner las camisetas. El resto del día siguió tranquilo. Montamos en un par de atracciones más y pronto el cielo comenzó a teñirse de colores cálidos. Decidimos irnos a casa antes de que oscureciera del todo. Sin duda había sido el mejor descanso que había tenido en meses. Cuando llegamos encontré a mi madre dormida sobre un montón de documentos. La desperté con delicadeza y la acompañé a su habitación. Su estado me preocupó, así que no esperé a más y me puse a buscar trabajos de media jornada hasta que acabé durmiéndome yo también sobre una montaña de apuntes, direcciones, nombres y mil cosas más.



Bueeenas

Antes que nada quiero pedir disculpas porque sé que es un poco bastante corto, pero esque la inspiración aún no se digna a acompañarme en esta historia. Aún así no quería dejarla pausada más tiempo así que he escrito este pequeño capítulo. Muchas gracias a los que seguís ahí esperando con paciencia ;-;

Espero que os haya gustado

Se despide, Kanade


Sweetie (inacabada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora