Capítulo 25

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Bianca:

Hola, Il mio cuore

Es increíble que solo escucharlo llamarme así después de tanto tiempo, el siga haciendo acelerar mi corazón.

Trago saliva y él se me acerca, su mano va hacia mi rostro y estoy paralizada.

—Estas mucho más guapa que antes, Bianca.

Aprieto las manos y retrocedo, los ojos de Alessandro se abren al verme apuntarle con el arma que me dio Carina, coloco el dedo sobre el gatillo y apunto justo en su rostro.

—No sabes usar eso, te harás daño.

—¿Quieres apostar?.. —Le pregunto con una sonrisa. —Pruébame.

Lo duda, puedo verlo.

—Bianca...

Da un paso hacia mí.

—Hijo de puta, si te acercas a mí.

En un movimiento rápido toma el arma con una mano y con la otra me hace girar, me acorrala y empuja mi cuerpo contra la pared, su boca se acerca a mi oído.

—Te lo dije..

Tengo que aprender eso.

Tal vez si deba aceptar las clases de Carina.

—¿Cómo demonios estas aquí?. —Le pregunto. —No.. ¿Qué haces aquí?

—Estoy aquí por ti, solo por ti, Bianca.

Me suelta.

Me giro y él se aparta de mí con el arma en sus manos, lo guarda en sus bolsillos.

—¿Por mi?. —Burlo y eso le enfada.

—¿Qué te parece gracioso?

—Hijo de puta, no tienes ningún derecho. —Le respondo.

En silencio se acerca a mí, acerca su mano a mi cuello y sus ojos se ponen sobre el collar que me regalo Christiano.

—No llevas el collar que te obsequie...

Sus ojos miran los míos.

—Lo tire.

Se tensa, pero enseguida me observa con un rostro tranquilo, saca de su bolsillo algo y mis ojos se abren al ver el collar.

—¿Qué..

—Aquí está, mira que tirar algo tan valioso al mar.. ¿Sabes cuantas mujeres desearían tener eso?

—Entonces dáselo a alguna de ellas, yo me voy..

Me sujeta del brazo.

—¿De quién es el collar que usas?. —Me pregunta con el cuerpo tensado.

Aprieto los labios. —¿Por qué piensas que podría ser de alguien? ¿Me crees incapaz de irme a comprar por mí misma un collar?

El no responde.

—Sueltame.

Esta vez me sujeta de la cintura y forcejeo, golpeo su pecho con fuerza y abofeteo sus mejillas, sus brazos no me sueltan, pero su rostro se gira hacia un lado, aprieta la mandíbula y sé que está aguantándose las ganas de reaccionar mal.

Forcejeo una vez más.

—¡Ya suelta..

Con un movimiento rápido, me coge la nuca y acerca mi rostro al suyo, siento su aliento en mi cara.

—Suéltame, Alessandro.

No lo hace, acerca más su rostro al mío y entonces me planta los labios en la boca, su beso es cerrado, mordisquea mi labio y me obliga a devolverle el beso, no lo niego, se lo devuelvo y si antes mis brazos querían soltarlo, ahora rodean su cuello, me levanta las piernas y las envuelvo en su cadera, me lleva a la cama y comienza a desvestirse.

Por Tres Meses (#2 Hijos de la Mafia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora