Capítulo 1

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Alessandro en multimedia.

Bianca:

—¡Bájame!¡Bájame!¡Suéltame!.—Grito mientras ese enorme hombre me lleva en su hombro por todos los pasillos de esa grande casa que nunca antes he visto.—¡Suéltame!

Mis pies tocan suelo al llegar a una amplia habitación con un estilo en las paredes algo medieval, empujo al tipo y el hombre que está a su costado y parece mantener el control de todo, observa con diversión la escena.

—Es todo, Lucas.—Le dice sin apartar los ojos de mi.—Ya pueden marcharse los dos.

Los dos únicos hombres dentro de la habitación, siguen la orden y salen, el tal Lucas va a cerrar la puerta cuando voy hacia ella, pero soy interceptada por aquel hombre, me coge de la cintura y aunque pataleo termina alejándome de la puerta.

Empuja mi cuerpo y retrocedo.

Lo miro de pies a cabeza, estoy segura de no conocer a este tipo.

Un hombre alto, de cabellera rubia y ojos azules, lleva un porte elegante y da una gran presencia, incluso cuando sus dos "Hombres" fornidos estaban en la habitación, este hombre era quien resaltaba.

—¿Quién demonios eres?

El guarda los lentes en su bolsillo y pone los ojos sobre mí.

—Soy la clase de persona a la que tu padre le debe una gran cantidad de dinero.

—¿Clase?.—Enseguida lo entiendo.—Tú también estas metido en las mierdas que hace mi padre.

Él sonríe.—En efecto, il mio cuore

Trago saliva.

—Lo que el haya hecho no tiene nada que ver conmigo.—Pronuncio y no hay ninguna reacción de su parte.—Solo soy su hija.

—Y ser su hija es suficiente para mi.—Me responde.—Ese es tu pecado.

—¿Hablaremos de pecado?.—Pronuncio y su ceja se alza.—Porque tanto usted como mi padre deben almacenar muchos pecados juntos.

Sus ojos me observan.

—Tienen un paso directo al infierno.

—Me enfrento al infierno todos los días de mi puta vida, il mio cuore.—Me asegura.—El infierno es el que piso ahora, por ello tus palabras no pueden intimidarme y además, soy ateo.

—Las paredes dicen lo contrario.—Digo señalándolas, su estilo medieval conlleva a tener pinturas religiosas en la habitación y un estilo barroco.

—Me gustan las pinturas. —Eso es absolutamente contradictorio.—Y esta habitación ha sido renovada para ti.

¿Qué?

—Para que pases una cómoda estadía aquí, sé que tú eres fiel creyente y no voy a ponerme a discutir contigo sobre eso.

—¿Sentirme cómoda? Me has sacado de mi trabajo ,me subiste a un avión y me trajiste a Campania sin mi consentimiento.—Le reclamo.—Me tienes secuestrada .. ¿Cómo pretendes que mantenga una cómoda estadía aquí?

—Has un intento.

Es su respuesta final.

—Eres..

—Hay un vestido esperándote sobre la cama.—Me interrumpe.

Me giro y lo veo, es de color rojo.

—Úsalo y acompáñame a cenar.

Este hombre está enfermo.

¿Piensa que voy a sentarme a cenar con él?

—Y una cosa más.

Por Tres Meses (#2 Hijos de la Mafia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora