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El sonido de un celular despertó a Chris, aún con los ojos cerrados lo tomo y contesto.
— ¿Hola? —bostezo.
— ¿Chris? —el ojiazul abrió los ojos sorprendido, cayó en cuenta que el teléfono era de Jordyn.
—James —murmuró—. Jordyn está dormida.
—Si, Rian me contó lo que paso —hubo un silencio incómodo—. ¿Cómo está ella?
—Tuvo un ataque pero le di su medicamento —explicó—. Está descansando.
—Gracias por cuidar de ella.
—Es lo menos que puedo hacer —salió al balcón—. Respecto a lo de Camille...
James soltó un suspiro—. Lamento el daño que le hice, ¿bien? —el escocés miraba la pared blanca frente a el—. Pero yo solo hice lo que era necesario, no podía permitir que estuviera conmigo... no si ella estaba dudando.
—Mi hermana sufre por ti —rió secamente—. Te conozco, James, y sé que no quisiste hacer esto.
—Y yo te conozco a ti, Chris, y sé que sigues amando a Jordyn—el americano asintió apesar de saber que James no lo veía—. Pero ya paso el tiempo, amigo, ella merece a alguien que realmente la sepa amar. No a alguien que la haga llorar cada noche.
—Lo sé —sintió ganas de llorar—. Solo... no seas como yo, ¿puedes?
—La quiero de verdad, Chris, y no le haré daño.
El escocés corto la llamada dejando a un Chris triste.
— ¿Qué es lo que quieres de mi? —miró al cielo—. Ya estoy destrozado, ¿por qué me sigues haciendo esto?
Minutos después limpió sus lágrimas antes de entrar nuevamente a la habitación.
—Buenas noches, Jordyn —dejo un casto beso en los labios de la chica y salió de la habitación.
