ℂ𝕠𝕥𝕥𝕠𝕟 ℂ𝕒𝕟𝕕𝕪 ♡︎𝙼𝚊𝚛𝚔𝚐𝚢𝚎𝚘𝚖♡︎

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Yugyeom podía recordar absolutamente cada cosa que le había pasado a partir de los 4 años. No es que su memoria fuera increíble, se trataba nada más y nada menos que de recuerdos traumáticos que jamás pudo borrar.

Cigarrillos, jeringas, botellas vacías y sangre; caras borrosas, gritos y él bajo una cama cubriendo sus orejas. En ese tiempo él ni siquiera tenía un nombre.

De un apartamento asqueroso fue llevado a un lugar extraño donde todo parecía sacado de alguna película del medievo. Fue ahí donde conoció a Klaire, una dulce chica de hábito color negro y blanco que siempre le daba chocolates de contrabando y le puso su nombre. Él quería a Klaire como a la madre que siempre tuvo, pero ella murió cuando él a penas había cumplido los 8 años. Todos lo tomaron como una consecuencia por ayudar a la gente enferma en sitios recónditos del globo. Yugyeom lo tomó como una injusticia divina.

A los 12 años una agradable pareja de recién casados llegó a su habitación compartida a darle regalos. Ambos tenían el pelo tan rubio que podría dejarte ciego con un poco de reflejo de luz, ojos azules y ojos verdes, miradas dulces y de esperanza, ambas cosas que Yugyeom no veía desde que Klaire se fue.

Es cierto que casi nadie adoptaba a chicos de su edad, eran muy viejos ya para poder criarlos de alguna manera, pero él se esforzó demasiado por ser encantador para ellos. Realmente no quería pudrirse en ese orfanato y seguir soportando escuchar a sus molestos compañeros de escuela que siempre hablaban de sus padres de manera cruel frente a él. Yugyeom quería tener padres por una vez al menos.

Y así fue como los Reigan adoptaron a Yugyeom tras haber caído ante los encantos del chico de mejillas adorables.

Chico que después demostró tener un carácter extrañamente decisivo. No permitió que se cambiara su apellido, tampoco estuvo de acuerdo en que intentaran cambiar su forma de vestir y sorprendió a los Reigan tras demostrar un extraño talento para leer pensamientos ajenos.

Yugyeom era perfecto para ellos, solo necesitaba el amor que la pareja podía dar y sería El Niño más feliz del mundo. Yugyeom era perfecto hasta que hicieron un chequeo médico completo.

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