Capítulo 4

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—A-Ying, ¿Qué estás haciendo aquí? ¿No se supone que almorzarías con tus amigos?

Lan Ying se sobresaltó al oír la voz, vacilantemente se dio la vuelta, presionando su espalda contra el tronco del árbol en el que se estaba escondiendo.

Sonriendo tímidamente, discretamente escondió el bollo que tenía en sus manos metiéndolo en su manga. —XiChen gege, A-Ying le desea a gege buenas tardes.

Lan XiChen sonrió cálidamente en respuesta, fijándose en la túnica del niño con humor. Todavía se podían ver las migajas dispersas sobre su ropa. —De nuevo no terminaste tu almuerzo —comentó a la ligera.

Lan Ying continuó sonriéndole alegremente a Lan XiChen, sabiendo muy bien que no se metería en problemas por esto. Ya había sido castigado mucho por eso. Incluso las señoras encargadas de las cocinas se habían apiadado de él por no comer lo suficiente por lo que siempre dejarían convenientemente algunos bollos en la mesa de la cocina para que él los tomara.

Él, por supuesto, sería castigado por no terminar su comida, por lo que había hecho suficiente copias extras de líneas que tendría que escribir, copias que le durarían al menos una semana. Definitivamente no había sobornado a Lan Yi para que las copiara por él. Definitivamente no.

—XiChen gege, ¡cocinaron esa horrible sopa de hierbas de nuevo! Tuve que contener la respiración para poder tragar una cucharada y aun así ¡casi la vomitó! —Lan Ying se quejó.

Lan XiChen suspiró suavemente y se agazapó, quejando a la altura de Lan Ying. —A-Ying ah, todavía tienes que aprender a comer las sopas —le reprochó gentilmente, quitándole las migas de su túnica—. WangJi gege te consiente demasiado.

Lan Ying pareció culpable ante eso y se volteó para espiar detrás del árbol.

—¿Quieres ir con él? —preguntó Lan XiChen, ladeando su cabeza para ver sobre el niño hacia los portones. Su hermano estaba de pie a la distancia, tallando una nueva regla en el muro de piedra con prácticos y precisos golpes.

La cinta de la frente no debe usarse como cuerda.

Lan XiChen resistió las ganas de reír al ver eso. Aquello era el resultado del incidente de la espada voladora que sucedió el día anterior. Lan QiRen aún seguía furioso por eso, murmurando sobre cómo desearía soldar permanentemente la cinta en la cabeza de Lan Ying para prevenir que más incidentes como esos ocurriesen. (Aquello había sido desencadenado por el hecho que el niño había olvidado su cinta en la mañana cuando fue a clases).

Lan Ying se estremeció y agachó la cabeza, rehusándose a mirar los ojos de Lan XiChen. —A-Ying no se atreve —su voz salió como un débil susurro. La manera como ligeramente se encogía lo hacía parecer más pequeño en sus túnicas sucias y desaliñadas, y su, de alguna manera constantemente, torcida cinta completaban la apariencia adorable del niño. Lan XiChen sintió una inadvertida fuerza tirar y alborotar las cámaras de su corazón ante la vista.

Colocó sus manos sobre ambos lados de Lan Ying. —¿Por qué no? —preguntó gentilmente.

—WangJi gege debe estar muy enojado con A-Ying ahora... —respondió Lan Ying suavemente, inclinando su cabecita a tal punto que su mentón casi tocó su pecho.

Oh, este precioso niño...

Lan XiChen gentilmente palmó la cabeza de Lan Ying. —A-Ying, mírame.

Con mucha vacilación, el niño levantó su cabeza para mirar a Lan XiChen, sus usualmente claros y brillantes ojos nublados con culpa.

—¿WangJi gege actuó como si estuviera enojado contigo?

Mι Nombrє es Lαn Yιng, dιscípυlo dє lα Sєctα Gυsυ Lαn (En Hiatus) Where stories live. Discover now