I "LA VIDA"

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Nuestra queridísima Akira, una chica con padres interesados en el dinero, hija única y le prestaban muy poca atención, si lo hacían era para esclabisarla, no la dejaban hacer absolutamente nada que no sea por decisión dé ellos.

Más la chica tenía un terriblemente hermoso secreto, actuaba durante las noches y mataba por no solo por diversión, si no para darles a otros el mismo dolor dolor ella siente cada día de su vida y a quien sea que se metiera en su camino, era una chica realmente bella, unos hermosos y grandes ojos color verdes, una tez pálida, cabello rubio sugetado en una coleta, solía utilizar ropa al estilo Victoriano, siempre acompañadas de unas botas caféses e un medallón de un ojo de oro con zafiros azules.

Lo que normalmente hacía era presentarse en ciertos lugares para tocar un hermoso violín Polanco con detalles de plata e un cráneo en donde las cuerdas se afinaban, parecía falso pero no lo era.

Ella era dueña de una de las más importantes empresas de carne humana a un muy buen precio, secuestraba tanto como a amujeres como a hombres, mataba, torturaba, e incluso llegó a comérselos, era muy fácil para ella por ser mujer, ser una de las chicas más "carismáticas" de la ciudad tiene sus ventajas.

Todo iba bien para ella, matar es su forma de liberar toda esa carga, ese estrés, ese sufrimiento, con tan solo veintiuno.

Una mañana como cualquier otra en la cual tiene que fingir comportarse como una santa frente a sus odiosos padres que ni siquiera se esforzaban por fingir cariño en el desayuno. Su madre era una interesada por el dinero y el padre igual solo que el quería un barón no a una dama como eredera.

Todos desayunaban con tranquilidad, los padres de Akira estaban planeando algo que ella no le tomaba importancia hasta que se dio a saber que.

- Akira Dremurd, ¡Felicidades por que mañana te casas con tu prometido! - Dijo su madre contenta.

- ¿¡Que yo que!? ¡Yo no me pienso casar con nadie! ¡Aparte yo no tengo prometido! - Exclamó la chica poniéndose de pie con las manos en la mesa.

- No alces así la voz, no es digno de una señorita. - Mencionó enojada su madre.

- Haste la idea de que te vas a casar mañana y punto no quiero escuchar ni un pero más. - Respondió el padre.

La chica no hizo nada más que caminar sin perder la compostura a su habitación ¿De que sirve pelear con sus padres?? Es como hablar con la pared, exacto, inútil. Sela encerró con seguro para abrír su closet e adentrarse en el ya que ahí tenía un hueco que la llevaba a una habitación donde no había puertas ni ventanas, solo una pequeña puertilla, estaba llena de estanterías con armas, cosas de tortura, cosas así, lagrimas querían salir de la frustración.

- Bien, ya que es obvio que no están fingiendo tendré que tomar medidas un poco.. Acordes a la situación, -

Tomó un cuchillo mientras sonreía mirando su reflejo en este para lanzarlo a una pintura de sus padres.

Tenia un plan y esto seria un suicidio, pero ¿Que podría hacer para escapar de su miserable vida y a la ves vengarse de sus padres?

AL DÍA SIGUIENTE

Me encontraba en una habitación afuera de la iglesia vistiéndome, mi madre se encontraba con migo junto sus amigas igual de convenidas que ella, tenía un horrible vestido MUY hamponado de un horrible blanco, el más puro que se pueda ver.

Me encontraba en una habitación afuera de la iglesia vistiéndome, mi madre se encontraba con migo junto sus amigas igual de convenidas que ella, tenía un horrible vestido MUY hamponado de un horrible blanco, el más puro que se pueda ver

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- ¡Que hermosa te ves! Estoy tan feliz de que por fin te cases. - Dijo mi Madre a medio llorar

La tela del vestido me causaba irritación, tenía que hacer algo, sus ojos se llenaron de lágrimas rompiéndome por fin no podía respirar el peso de estos años se estaba pasando sobre su espalda cayendo de rodillas.

- No me quiero casar - Susurre ahogándome en mi propio dolor.

- ¡Deja de llorar, estropearas el maquillaje! - Gritó mi madre.

- Le hacen falta mucho que aprender a tu hija.. - Mencionó una señora con dos kilos de maquillaje en su rostro.

Habían tocado la puerta de la habitación indicando que la boda estaba por empezar, de repente me dieron un horrible ramo de rosas color rosado, odiaba el rosa, bueno no tanto pero en ese momento era muy odioso, me pusieron el velo y salimos de la habitación para obligarme a posicionarme frente de la puerta de la iglesia, mi padre se puso a mi lado pasando su brazo por el medio de mi brazo, abrieron las puertas de la iglesia y la melodía de un piano se escuchó por toda la iglesia, no conocía a nadie de los presentes, ni siquiera a las damas de honor, más no pensaba que con quien se casaría era un hombre de treinta años, que era un compañero de su padre.. Un riquillode por hay.

Cuando estuvimos al frente su padre la dejo en el altar junto con aquel hombre.

- Estás preciosa. - Mencionó el hombre.

No respondí nada y la seremonia empezó, todo iba con normalidad hasta que llegó el momento de la verdad, el momento en que ella decidiría si darle el gusto a sus padres o ser libre.

- ¿Aceptas a Akira Dremurd como tú legítima esposa, en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte los separe? - Dijo él sacerdote

- Aceptó. - Mencionó el hombre.

- Y tu, ¿aceptas a Ricardio Monteleon como tú legítimo esposo en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte los separe? -

- No. - Dijo en un susurro Akira.

- ¿Disculpa? - Pregunto el sacerdote confundido.

- ¡No! - Gritó la chica con una inmensa sonrisa lanzando el velo y destronando el ramo. - ¡Jamás me casare! ¡Yo quiero ser libre! ¡Y no casarme con un viejo como el! !Estoy arta de seguir órdenes! -

Dicho eso arranco la tela de sus brazos y pecho, se quitó las incómodas zapatillas y me decise el peinado para caminar hacia la salida siendo detenida por su madre.

- ¡Hija! No estés nerviosa, solo es tu boda, todo irá bien mi niña, se que no nos quieres dejar pero por fin serás feliz con tu esposo. - Dijo la madre actuando.

Todas las personas estaban sorprendidas por mi reacción, la cual fui arrastrada hacia el altar mientras su padre daba la orden de cerrar con seguro las puertas.

- No estoy nerviosa ni nada, simplemente no me pienso casar con alguien que me compro a un muy bajo precio. - Respondícon una sonrisa de oreja a oreja.

- ¡Quieras o no te vas a casar! - Grito la madre.

- ¿Saben quien fue la causante de todas esas desapariciones en todos lados? - Dije cambiando toda mi postura, era hora de revelar quien era y acabar con todo de una vez.

Camine hacia una maleta con una sonrisa y la abrí mientras todos me miraban con confución, sacó una escopeta con las minuciosas ya puestas.

- Yo soy... La causante de las desapariciones. - Respondí con locura y tristesa en sus ojos.

Empese a disparar a todos los presentes empezando con mi padre mientras todos corrían por su vida intentando escapar, pero no había salida, todo estaba cerrado y yo iba masacrando a todos, todo estaba planeado, ese pequeño espectáculo solo era para que cerraran las puertas, todo iba bien hasta que recibió tres disparos, dos en el hombro y otro en el pecho, soltó el arma y se acercó a un indefenso niño que se encontraba en shock, ella se acercó estirando sus manos hacia él recibiendo un disparo en la cabeza callando muerta al suelo pero antes de todo eso le susurro algo.

- Huye mientras puedas y diles a la policía todo, no permitas que termines como yo.. -

"EL JUEGO DE LA VIOLINISTA" (Hazbin Hotel) «Alastor x Tu»Where stories live. Discover now