Capítulo 17: Cambio de planes

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- ¿No tenéis una talla más en estas aletas? Me gustan las naranjas – levanté la vista de mis uñas y centré la mirada en la mujer que tenía delante de mí. Llevaba dando vueltas por la tienda más de cuarenta minutos intentando elegir unas aletas para su bautismo de buceo – Solo veo mi número en las azules y no me gustan, me voy a camuflar con el fondo del mar.

- Lo siento señora, solo nos queda lo que ve ahí. No recibimos nueva mercancía hasta el jueves de la semana que viene así que lo que queda es lo que ve – La mujer maldijo en voz baja mientras que me miraba de mala gana – De todas formas, como le ha indicado antes mi compañero, no hace falta que se compre unas, puede alquilar de las que tenemos en la tienda.

- ¡Si hombre! ¿e ir de negro? Además, a saber cuánta gente habrá utilizado esas aletas. No tiene que ser higiénico – Me mordí la lengua y asentí. Era inútil intentar explicarle que no era el caso y que todo el equipo se cuidaba minuciosamente una vez devuelto, ya lo había intentado Mike y de poco había servido – Prefiero las azules a que se me caigan los pies por unos hongos.

- Pues si no desea nada más serían diecisiete dólares con ochenta centavos – Mientras iba escaneando las aletas, las campanillas situadas encima de la puerta sonaron indicando que alguien había abierto la puerta. Miré fugazmente para encontrarme con un Drake con una sonrisa de oreja a oreja mirando en mi dirección. Estos días pasados la situación con él había sido bastante incómoda en la casa, se notaba bastante la tensión de todo lo ocurrido y nos intentábamos ignorar mutuamente lo máximo posible.

- Aquí tienes niña – Miré a la mujer que me tendía su tarjeta de crédito, y la pasé por el datáfono para cobrarle. Se la devolví y le sonreí lo más amablemente que pude.

- ¡Gracias! Espero que disfrute buceando.

La señora se dio la vuelta y salió de la tienda ignorándome, aunque tampoco me podía quejar ya que era una alegría que se marchase ya, haberla aguantado tanto tiempo quejándose del color de las aletas me había puesto la cabeza como un bombo. Drake se acercó al mostrador y se apoyó en este.

- ¡Ey Drake! ¡cuanto tiempo! – Mike dejó de lado su comic y le saludó efusivamente.

- ¿Qué pasa tío?

- ¿Lo de siempre? – Los miraba a los dos confusos. ¿Tanto venía la tienda como para hablarse tan de colegueo? Drake giró la cabeza y se me quedó mirando divertido.

- ¿Por qué me estás mirando así?

- Se te ve confusa princesita. Pareces un cachorrito que no entiende lo que pasa a su alrededor.

- A decir verdad, no entiendo nada – Drake me mostraba una media sonrisa.

- No hay mucho que entender, me gusta el surf, esta es una tienda de surf, alquilo las cosas para poder hacer surf y luego hago surf.

-Tampoco hace falta que me hables como si fuese imbécil. Me refería a vuestra relación – señalé a Mike y luego a Drake mientras que levantaba una ceja. Mike colocó un traje de neopreno encima del mostrador y me miró sonriente.

- Viene casi todas las semanas un par de veces por aquí – Mike se giró y entró en la trastienda. Miré a Drake quien me sonreía inocentemente. A decir verdad, normalmente por la tarde siempre desaparecía y, haciendo memoria, también le vi en la playa una vez con el traje de neopreno puesto.

- ¿Tengo algo en la cara? – Puse los ojos en blanco mientras que negaba sutilmente con la cabeza.

-No sabía que los delincuentes tenían hobbies. No te pega mucho lo de surfear – Se llevó las dos manos al pecho e hizo una mueca de dolor.

Criminal LoveWhere stories live. Discover now