II.19 Listen to your Heart- Epílogo

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Disclaimer:

Los personajes de CC y SS no me pertenecen, si no a sus respectivos autores y a quienes hayan pagado derechos sobre los mismos. De ser míos, bueno Terry y Candy se habrían quedado juntos y felices y en SS, otra cosa sería X-D

Míos son los demás personajes, así como la historia aquí narrada; basada en el anime de Candy Candy, y que tiene ciertas modificaciones que me eran necesarias. Obvio la canción que inspiró esta historia tampoco es mía, sólo fue, como es usual en mí, una maravillosa inspiración.

No tengo fines de lucro, es sólo para pasar un buen rato y tener otro terryfic.

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Se escuchaban cosas estrellarse en el piso y un "¡Pecas por Dios cálmate!", con una preciosa voz que parecía intentar con todas sus fuerzas contener la risa... luego una vocecita dulce pero con tintes de histeria homicida gritar algo como "¡¡¡Y te sigues burlando Terrence, me caes mal!!! ¡Y no me digas Pecas!"... más risas contenidas de él, otro plato estrellándose contra una pared quizás y llanto de ella, al final, silencio...

Candy salió furibunda y llorosa del departamento, dando tal portazo que el marco de la puerta se remeció casi con dolor... Adentro, Terry se quedó con el amargo sabor de la rabia que su pequeña y pecosa esposa había destilado. Cuando dio el golpazo él se encogió de hombros cerrando los ojos, resignado a la tormenta que acaba de desatar en ese huracán de ojos verdes que tanto amaba. "Muy bien Grandchester, ya sabías que esto sería así... ahora aguanta y espera un rato para que se calme"; pensó el joven, medio acongojado y medio divertido.

De todos modos mejor rezaba para que Dios lo ayudara, pues finalmente le había confesado a la rubia sobre su "simpática" actuación como el raro y excelente psicólogo Yves St. Claire... Tomó aire y mirando al techo, sonrió torcido; tal vez no sería sencillo, pero definitivamente arreglaría las cosas con la pecosa. Fue a la cocina por escoba y recogedor para limpiar el desastre y para prepararse un té. Luego de recoger, se dirigió a la sala a leer un poco y beber su infusión, si acaso lograba concentrarse claro.

Habían regresado un par de días antes de su luna de miel, esa que duró diez increíbles días en un crucero por el caribe, obsequio que su amigo-cuñado-suegro les había hecho; claro con la respectiva dosis de negativas y reclamos del actor; primero porque él quería costear ese viaje con sus propios medios, y segundo (aunque esto jamás lo admitiría), porque no era realmente muy afecto al calor del trópico. Al final, la dulce mirada y unos cuantos mimos de su hermosa esposa (¡Dios! Amaba llamarla de ese modo), lo habían terminado por convencer de aceptar el regalo. Tenía que admitir que la habían pasado maravillosamente; claro, estando con Candy, para él no había otra manera de pasar el tiempo. Así lo llevaran a vivir al mismo centro del averno, si era junto a ella, él estaría encantado...

Bueno, casi siempre... en este preciso instante no era exactamente un marqués feliz, aunque sí uno bastante divertido, a pesar de todo.

Lo cierto es que bien pudo haber dicho la verdad sobre su diablura antes, pero es que conociendo el temperamental carácter de la enfermera, temió que se hiciera un gran revuelo con el tema... ¡Bah! Cobarde que fue nomás... En su defensa, todos sabían que lo hizo con la mejor intención, aunque la realidad es que Candy seguramente se pondría como energúmeno al enterarse, y justo así fue... Pero era NECESARIO que ella también se deshiciera de una culpa que no le correspondía, y con lo terca que era, seguramente no querría escuchar a nadie cercano; menos a él ¡Si hasta huyó dejándolo plantado! Además, pensaba él, siendo justos, su pecosa también salvó la vida de Susana cuando esta pretendió que se suicidaba. Ahora ya sabían que eso había sido una treta, pero en su momento ambos se comieron la actuación completita... Entonces, en resumen, la Marlowe lo salvó a él, la enfermera se lo dejó a la pelilacia como agradecimiento ( ¬¬ ); pero la chica Andley había salvado a Susana de "morir", estaban a mano ¿no?

II. Listen To Your HeartWhere stories live. Discover now