PARA APRENDER 1

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EL DESEO irresistible que nace en el corazón del hombre por verse a sí mismo como algo aparte de la naturaleza, ha estimulado desde Platón hasta nuestros díasconcepciones duales de la condición humana. En su tiempo, René Descartes (1596-1650) postuló que el hombre está constituido por dos esencias distintas (1): unaextracorpórea, la mente pensante, consciente y eterna; y otra corpórea, el soma,sujeto a las leyes de la naturaleza. Para explicar la acción recíproca de una sobrela otra, surgió que ambas convergen en un punto del cerebro, la glándula pineal.Sabemos que a Descartes le impresionaron dos sucesos que ocurrieron en sutiempo: el juicio de Galileo (1564-1642) y la publicación por Harvey (1578-1657) desu obra De Motus Cordi. ¿Cómo conciliar las creencias religiosas y los hechoscientíficos emergentes? Su solución fue dividir al hombre en dos dominios: uno, elde Harvey y Galileo, y otro el de la Iglesia. El punto de vista cartesiano ha mantenidosu vigencia en la filosofía occidental por más de tres siglos.

A Descartes le faltó la información con que cuenta el hombre de ciencias moderno.No sabía que la maquinaria del cerebro está construida y mantenida conjuntamentepor genes y experiencias, ni tampoco sabía que es el resultado de millones de añosde evolución, de la que es responsable el proceso de selección natural.Sin embargo, personalidades tan distinguidas como Sir Charles Sherrington (1857-1952), Premio Nobel de Medicina en 1932, considerado como el fundador de laneurofisiología moderna, y uno de sus discípulos más distinguidos, Wilder Penfield(1891-1976), el gran neurocirujano, expresaron su adhesión a un punto de vistadualista. "El que nuestro ser pueda consistir en dos elementos fundamentales",escribió el primero, "no es menos improbable que lo sea solamente por uno".Hasta tiempos recientes se pensó que las funciones mentales no eran accesibles alexamen científico en la misma forma en que lo son otras funciones corporales, obien que pertenecían estrictamente al dominio de la filosofía o al de la psicología.En las dos últimas décadas, las neurociencias han hecho avances espectacularesen el conocimiento de la relación entre la organización del cerebro y los procesosmentales y, como consecuencia, atributos tales como el pensamiento, la memoria,la atención y la conciencia son estudiados hoy en día en el laboratorio.No es nuestra intención ahondar en torno a este eterno problema, ya que laneurobiología nunca responderá a preguntas que no puedan formularse en términosneurobiológicos. Sin embargo, conviene deslindar desde un principio dos clases deconceptos: los espiritualistas y teológicos, como el del cuerpo finito y el almainmortal, que son cuestiones del ámbito de la fe y por lo tanto no pueden serabandonadas por la ciencia; y conceptos científicos, como el conjunto de funcionesdel cerebro que llamamos "mente", algo que es parte y no aparte de la naturaleza.La tarea de abordar los mecanismos íntimos que subyacen a la actividad cerebralno es sencilla. La corteza cerebral humana, el logro más reciente de la evolución,es muy compleja, sumamente compleja. Emerson Pugh ha dicho, "si el cerebrohumano fuera tan simple que lo pudiéramos comprender", si bien nuestracomprensión es aún elemental y fragmentaria, lo que sabemos es convincente.¿Es importante abordar el conocimiento de la mente en términos neurales? Yo diríaque no sólo es importante, sino esencial, no sólo para comprender al hombre yguiarlo hacia un futuro mejor, sino para asegurar su supervivencia. De hecho, unode los grandes retos de la ciencia es desentrañar la naturaleza de ese componentedestructivo que la humanidad lleva sobre sí como una enfermedad heredada eincurable. La historia está llena de agresiones contra nuestra propia especie y contraotras especies. Es posible que esta tendencia sea una parte inseparable de nuestranaturaleza animal, que cuando se combina con la inteligencia causa daños que notienen límite.Paso a paso las neurociencias nos conducen, a partir del estudio de las neuronas yde las redes que éstas forman constituyendo el cerebro, a un nuevo conocimientode lo que es mental, entendiéndose por ello la capacidad de producir y comprenderel lenguaje, pensar, recordar y planear. Las neurociencias también nos estánllevando hacia un nuevo conocimiento de enfermedades que únicamente afectan alhombre, como la esquizofrenia y la enfermedad bipolar. Es posible que el misterioque cubre a la "mente" se desvanezca conforme sepamos más acerca de cómotrabaja el cerebro. Los psiquiatras tenemos un profundo interés por abordar elestudio de las funciones superiores del cerebro, desde el punto de mira que ofrecenlas distintas ramas de la neurociencia, porque hoy en día nuestra gran expectativaes precisamente mejorar las afecciones de la mente, actuando con base en lo quese conozca de su sustrato neural.No obstante que la psicología es parte del estudio científico de la vida comototalidad, tradicionalmente se ha desarrollado, hasta tiempos recientes, como unadisciplina autónoma que se contiene a sí misma y que responde a sus propias leyes.Sus instrumentos han sido principalmente la comunicación verbal, la introspección,la observación y la medición de la conducta. Por su parte, los neurobiólogosestudian las funciones mentales en sus formas más simples, abordándolas en elcerebro animal y en el humano con los métodos de la experimentación biológica.Hoy ya no es posible sostener que el estudio de las funciones mentales superiorespertenezca a la filosofía y que éstas no sean accesibles al examen científico. Dehecho, se ha avanzado considerablemente en el estudio de los procesos fisiológicossubyacentes a funciones mentales como la atención, la percepción, la memoria y elaprendizaje. Más difícil ha sido abordar la advertencia subjetiva del mundo y denosotros mismos, es decir, la conciencia.Al final del siglo pasado, la psicología se ocupó del estudio de la conciencia. Wundt(1832-1920), Titchener (1867-1927) y otros fundaron los primeros laboratorios depsicología, partiendo del supuesto de que la mente es capaz de observar su propiotrabajo interno, y usaron el método de la introspección, mediante el cual,observadores adiestrados intentaron analizar sus propias precepciones, susmemorias y sus pensamientos, reduciéndolos a sensaciones, imágenes ysentimientos elementales. Las observaciones realizadas en el laboratorio y en laclínica mostraron que la vida mental no se limita a la experiencia consciente.Helmholtz (1821-1894), antes que Freud (1856-1939), concluyó que la percepciónconsciente de una persona es el producto de inferencias no conscientes basadasen el conocimiento del mundo y la memoria de experiencias pasadas.Esta corriente en el examen científico de la vida mental consciente y no conscientefue interrumpida por el enfoque conductista de Watson (1878-1958) y susseguidores, quienes sostuvieron que la conciencia no existe, que es unepifenómeno y que en todo caso es irrelevante para la conducta. Sin embargo, apartir de 1950 la psicología abandonó este punto de vista conductista radical y tomó  de nuevo la posición de la psicología cognitiva. Ésta se da en varias formas, perotodas ellas comparten el interés central en describir las estructuras y los procesosmentales que vinculan a los estímulos ambientales con las respuestas de losorganismos y que son subyacentes a la experiencia, al pensamiento y a la acción.Recientemente los psicólogos cognitivistas han definido más finamente susconceptos, se han unido con colegas del campo de la neurobiología, de la cienciade la computación y de la lingüística y aspiran a formar, a través de un esfuerzointerdisciplinario, una ciencia cognitiva. Uno de los productos más saludables deesta corriente ha sido el renacimiento del interés por la conciencia. Convienedestacar que investigaciones recientes en psicología cognitiva han puesto tambiénde manifiesto que hay estructuras y procesos mentales no conscientes queintervienen en la experiencia consciente del individuo, en sus pensamientos y ensus acciones.Para algunos puede ser desalentador saber que compartimos 98.4% de nuestradotación genética con el chimpancé y que las moléculas y las células que operanen su cerebro y en el nuestro son las mismas. Una de las diferencias principalesradica en que las conexiones interneuronales en el cerebro humano son mucho másnumerosas y complicadas que en el chimpancé. Cien trillones de interconexionesen serie y en paralelo proveen la base física de la velocidad y la sutileza deoperación del cerebro, haciendo posible sus funciones. Al nacer contamos con casitodas las neuronas que habremos de tener en la vida, y el aumento en el tamañode la masa cerebral, hasta alcanzar la del adulto, no se debe al incremento en elnúmero de células, sino al de sus ramificaciones y conexiones.Un proceso observado en los mamíferos es que desde antes del nacimiento elcerebro cuenta con un número excedente de neuronas, lo cual permite laeliminación selectiva de las que son innecesarias. También sabemos que lamaduración de las neuronas en el tubo neural del embrión requiere de estímulostróficos, un proceso que persiste después del nacimiento. El universo de conexionessinápticas que toman forma en el cerebro refleja la suma de influenciasepigenéticas, nutritivas y ambientales, que durante el desarrollo convergen de lamanera irrepetible sobre la dotación genética de cada cerebro.Sabemos que los genes no determinan el lugar exacto de terminación de lasramificaciones más finas de las células nerviosas, ni la cantidad exacta dereceptores a hormonas y neurotransmisores, ni su sitio en la superficie de la célula,todo lo cual depende de factores que no están bajo control estrictamente genérico.Esto explica que no haya dos cerebros iguales, ni siquiera en el caso de individuosgenéticamente idénticos.Un hecho de singular importancia es la evidencia de que los mecanismos implicadosen el cambio estructural del sistema nervioso, que acompañan al aprendizaje, sonsimilares a los que han sido identificados en el desarrollo embrionario del cerebrohacia su forma única. Es decir, que un mismo proceso puede ser usado nuevamentepara permitir al cerebro madura continuar su crecimiento.  Otro hecho significativo es la unidad presente en la diversidad de todos los sistemasnerviosos animales a través de cientos de millones de años de evolución. Porejemplo, la estructura de las proteínas que constituyen los canales iónicos y lasbombas metabólicas neuronales se conserva con ligeros cambios en todos los seresanimados.La plasticidad, propiedad fundamental de los sistemas neuronales, se expresa en laformación de circuitos nuevos como sustrato de las experiencias o como reparacióndel daño causado por lesiones. Hoy sabemos más acerca de los factores tróficosque regulan el crecimiento de las neuronas y les confieren a sus redes capacidadplástica. Rita Levi-Montalcini, trabajando en la Universidad de Washington en SanLuis, Estados Unidos, en colaboración con Viktor Hamburger, identificó el hoyfamoso factor de crecimiento neural que se une a receptores específicos en lasuperficie de las neuronas y dirige el crecimiento de las fibras nerviosas hacia suscélulas blanco, asegurando la sobrevivencia de aquellos axones que establecen lasconexiones correctas con sus respectivas células blanco. El fenómeno ha sidocomprobado tanto en el sistema nervioso vegetativo con en el sistema nerviosocentral. Este fenómeno esencial en la plasticidad se sitúa en la frontera de lasneurociencias. Actualmente se conocen muchos otros factores de crecimiento quejuegan un papel fundamental en la morfogénesis del sistema nervioso.Figura 1.2. Viktor Hamburger (izquierda) y Rita Levi-Montalcini (derecha).  Tanto interés como el que ha despertado el proceso de desarrollo del cerebro hatambién despertado su declinación, como resultado del envejecimiento. Conformese llega a la senectud, ciertas células en el cerebro se dañan en forma progresiva ymueren. Sin embargo, estudios recientes sugieren que la erosión de la mente no esun acompañante automático de la longevidad, sino el resultado de enfermedadesespecíficas que aceleran marcadamente el proceso del envejecimiento o se lesuperponen. Por ello es interesante que en el proceso de envejecer se hayanidentificado cambios que pueden representar intentos de neuronas sobrevivientespor compensar la pérdida o la atrofia de otras neuronas y de sus proyeccionesrespectivas. Por ejemplo, en algunas regiones del hipocampo y la corteza se haobservado el crecimiento de dendritas aun después de los 70 años. Estos hallazgossugieren que aun en edades avanzadas el cerebro es capaz de cierta remodelacióndinámica de sus conexiones neuronales. Si bien el significado funcional de estasdendritas que aparecen en la senectud no ha sido determinado, lo que sí estárazonablemente establecido es que el mantenimiento o el incremento de la actividadmental en la senectud pueden proteger contra la declinación cognitiva. Otro avanceimportante es el creciente conocimiento que estamos adquiriendo sobre las basesfisiológicas de la atención, el proceso mediante el cual el cerebro selecciona, entrelos múltiples estímulos externos e internos a que se haya sujeto, aquellos que enun momento dado habrán de lograr preeminencia para ser procesados e ingresar ala advertencia consciente. Los conglomerados de neuronas que se activan cuandose atiende producen potenciales eléctricos que pueden registrarse a través delcráneo intacto. La medición y análisis de estos potenciales es una forma de estudiar,en un nivel elemental, lo que sucede en el cerebro cuando el sujeto presta atencióna algún estímulo del mundo exterior.Engranados en la arquitectura y en la química de su cerebro, los organismoscontienen los "programas" neurales para ejecutar conductas innatas desarrolladasa través de millones de años, así como el potencial para modificar sus respuestasen virtud de sus experiencias. En efecto, las experiencias modifican el sistemanervioso de tal manera que los organismos actúan en formas diferentes. Estacapacidad de cambio o plasticidad subyace a los fenómenos de la memoria y elaprendizaje. Donald Hebb postuló en 1949 que el sitio crítico donde ocurren estoscambios es la sinapsis. Ya desde 1976, Eric Kandel demostró en sus experimentoscon un pequeño molusco marino (Aplysia califórnica) que la experiencia modifica laeficacia de la transmisión sináptica. Este fenómeno se ha comprobado también enlos vertebrados.Por muchos años el aprendizaje y la memoria han sido problemas centrales de lapsicología, pero en la última década han tomado un papel relevante como objeto deestudio de la neurobiología. El aprendizaje es el proceso mediante el cualadquirimos nuevos conocimientos, y la memoria, aquel por el que retenemos esosconocimientos a través del tiempo. Aprender y memorizar son procesos centrales para nuestro sentido de individualidad y, más que eso, han hecho posible transmitirde generación en generación la mayor parte de lo que sabemos acerca del mundoy sus civilizaciones. Actualmente algunos aspectos de los mecanismos neurales que subyacen a variostipos de aprendizaje pueden estudiarse a nivel celular y molecular. Elesclarecimiento de estos mecanismos es clave para llegar a comprender eldesarrollo del carácter y la génesis de muchos problemas psicológicos yemocionales que son resultado de la experiencia.Conviene no perder de vista que la memoria no es la repetición exacta de unaimagen, sino la puesta en juego de un proceso de categorización. Una memoriadada depende del contexto presente y de la experiencia pasada de un organismo ycada recuerdo es una recategorización.La mayoría de los biólogos modernos están de acuerdo con Thomas Huxley (1825-1895) en cuanto a que la conciencia no pudo haber hecho su aparición en lanaturaleza de una manera súbita. "La continuidad está establecida y no se puedesuponer que cualquier fenómeno natural complejo inicie su existencia sin serproducto de modificaciones de fenómenos más simples. No hay argumentos parapensar que la conciencia apareció por primera vez en el hombre".Desafortunadamente, lo que sabemos acerca de la evolución del sistema nerviosopoco nos dice acerca de la evolución de la conciencia.A principios de este siglo el interés por la conciencia sufrió una gran declinación envirtud de que tanto el psicoanálisis como el conductismo enfocaron su atención hacia otras direcciones; Freud hacia el inconsciente, y los psicólogos delcomportamiento hacia la conducta observable a la que tomaron como el único objetolegítimo de estudio.Han pasado ya algunas décadas desde 1913 en que Watson proclamó sumanifiesto: "Ha llegado el tiempo en que la psicología debe descartar toda referenciaa la conciencia y no necesita engañarse a sí misma haciendo de los estadosmentales objeto de la observación; la introspección no puede formar parte de sumétodo". En 1902, William James (1842-1910) publicó un ensayo titulado "¿Existela conciencia?" y llegó a la sorprendente conclusión de que no existe, es decir, noexiste como propiedad específica o atributo de un órgano en particular.Hoy las cosas han cambiado y la conciencia vuelve a ocupar el lugar central quetuvo en el pasado, posiblemente porque es un concepto que no podemos excluir sihemos de dar adecuada cuenta de la vida y la condición de los humanos. Lo que hacambiado es el método para aproximarse a ella.Uno de los caminos transitados hacia el conocimiento de la neurobiología de laconciencia ha sido el estudio de la estructura, la función y el desarrollo de las áreasvisuales de la corteza cerebral. Lo que se sabe hace insostenible la división entre elproceso de ver y el de entender lo que se ve. Tampoco es posible hablar deconocimiento visual son referirse al complejo aparato neural que el cerebro hadesarrollado para adquirirlo. Existen por lo menos 20 áreas distintas y discretas delcerebro encargadas de procesar la información visual. Hay áreas especializadas enprocesar color, otras movimiento, contraste, etc. ¿Cómo es que la activación deestas áreas discretas y sus componentes nos dan una visión unificada sin dejarhuella de la división de labor que ocurre en el cerebro? ¿Cómo es que la informaciónque entra al cerebro a través de ambos ojos se integra para darnos imágenesunificadas? Parte de la respuesta a estas preguntas se generó en el laboratorio deDavid Hubel y Torsten Wiesel en la Escuela de Medicina de Harvard. Estosinvestigadores encontraron que el sistema visual de monos y gatos recién nacidoses muy similar al de los adultos. Su sistema visual se organiza funcionalmente a símismo en la etapa prenatal, antes de que el animal haya visto algo. Cuando elanimal recién nacido ve al mundo lo hace ya con las redes neurales específicasconstruidas en su cerebro. Sin embargo, si a los animales, gatos o monos, se lespriva de la vista en un periodo crítico (hasta seis semanas de edad en el gato y seismeses en el mono) se producen cambios estructurales notables en su cortezavisual. Es decir, existe un periodo crítico del desarrollo en el que tanto lasconexiones neurales como la experiencia deben interactuar para asegurar eldesarrollo apropiado del sistema. El conocimiento a través de la vía visual no puedeadquirirse, o se adquiere distorsionado, si no existe una organización neuronalapropiada. . Torsten N. Wiesel y David H. Hubel.No hay experiencia visual si no se ve, y no se puede ver si no hay conciencia. Laspercepciones: visuales, auditivas, gustativas, odoríficas y táctiles comienzan confenómenos físicos definidos como la transducción sensorial de los estímulos, queresulta en la generación de impulsos nerviosos que siguen vías que, a cada paso,reclutan nuevas formas de información hasta llegar al campo de la experienciasubjetiva. Es en este terreno donde se pretende dar solución a la pregunta ¿quéocurre en el cerebro que explique la experiencia subjetiva de quien percibe? Larespuesta sigue envuelta en el misterio. Por ejemplo, conocemos en detalle las víasy relevos por donde fluye la información visual de manera secuencia y paralela, perono sabemos cómo se integra la información sensorial para producir la percepción.Sabemos qué y dónde, pero no cómo.Otro logro importante de las neurociencias, de gran trascendencia para lapsiquiatría, lo constituyen los notables avances en la genética molecular.Sabemos que algunas enfermedades psiquiátricas pueden ser causadas por unsolo gen aberrante y que otras, como la esquizofrenia y la enfermedad maniaca,tienen raíces poligénicas. Los estudios de gemelos idénticos no dejan dudas encuanto a la importancia del factor genético en la susceptibilidad a la esquizofrenia ytambién que los genes implicados pueden expresarse o no en distintas condicionesambientales. Así, los estudios de familias y de gemelos en adopción no sólomuestran que los factores genéticos son un riesgo importante para la expresión dela esquizofrenia, sino también que hay factores ambientales que actúantempranamente, algunos de ellos durante la vida embrionaria.Como en otras áreas de la ciencia, el avance en el conocimiento del sustrato neuralde las funciones mentales está estrechamente ligado al avance de la tecnología.Cuando Hans Berger (1873-1941), psiquiatra alemán, diseñó el primer aparato para  el registro de potenciales eléctricos del cerebro intacto, abrió el camino que en losaños subsecuentes ha permitido el registro del cerebro. Su utilidad en la clínica esconocida, pero más que eso, el electroencefalograma ha sido un poderosoinstrumento para la investigación de la operación de la mente durante la vigilia y elsueño.Otro avance técnico de la mayor importancia ha sido el registro de las minúsculasseñales eléctricas generadas a través de la membrana plasmática de una solacélula nerviosa, que resultan del flujo de iones a través de canales específicos.Refinamientos de esta técnica inventada por los fisiólogos alemanes Erwin Neher yBert Sakmann, acreedores del Premio Nobel de Fisiología y Medicina de 1991,hicieron posible el análisis funcional de canales iónicos individuales, que respondena cambios en el campo eléctrico existente a través de la membrana plasmática oque son activadas por la acción de un neurotransmisor. Se trata de poros denaturaleza proteínica que al ser activados permiten el paso selectivo de iones através de la membrana.Uno de los avances tecnológicos de mayor resonancia para la psiquiatría ha sido elregistro en imágenes de diferencias significativas en el metabolismo energético y enel flujo sanguíneo en distintas regiones del cerebro. El método de la tomografía poremisión de positrones ha permitido identificar deficiencias cerebrales funcionales endiversas condiciones patológicas: tal es el caso de la hipofuncionalidad de loslóbulos frontales en enfermos esquizofrénicos y, más recientemente, la asimetría yel desequilibrio funcional de las regiones temporales en enfermos que sufrenestados de pánico.De los nuevos métodos de imágenes, tomografía por emisión de positrones,tomografía computada, resonancia magnética, magnetoencefalografía, etc., puededecirse que están haciendo por la psicopatología humana lo que el telescopio hizopor la astronomía y el microscopio por la biología.Con las técnicas actualmente en uso, la comprensión de los mecanismos de acciónde los agentes psicoterapéuticos que modifican el funcionamiento del cerebro envarias direcciones es más precisa, lo cual facilita el diseño de nuevos fármacos másefectivos y selectivos.Otro de los grandes avances recientes ha sido el estudio de la inteligencia artificial.Los modelos de mecanismos cognitivos complejos basados en circuitosorganizados en serie procesan lentamente la información y no son efectivos parasimular los procesos reales del pensamiento. El cerebro no opera exclusivamenteprocesando información en serie, sino principalmente en paralelo, y por ello losmodelos más recientes incluyen organizaciones en paralelo capaces deoperaciones más complicadas y refinadas.Hay modelos que reproducen con éxito algunas de las funciones propias delcerebro. De hecho pueden, como el cerebro, resolver cualquier problema que se  plantee mediante una fórmula lógica. Además de facultades de computación, elcerebro tiene otras propiedades que son únicas y dependen de su naturalezabiológica. Searle apunta que, si bien las computadoras más avanzadas y complejasposeen sintaxis, no insertan ningún significado en símbolos, es decir, no tienensemántica.Penrose en su polémico libro de 1989 atacó vigorosamente a quienes proponen quelos modelos cibernéticos pueden replicar todos los atributos humanos, incluyendola conciencia. A su juicio las analogías entre el cerebro como órgano de lainteligencia y la inteligencia artificial están siendo exageradas. Un computador haderrotado a algunos de los mejores jugadores de ajedrez, pero es incapaz deresolver una situación que un jugador novato hubiera podido manejar. Lo que ocurrees que las computadoras no pueden comprender. Desde otro punto de vista, lo quenos diferencia, a nosotros y a los mamíferos superiores del mundo inanimado y delmundo de los circuitos de silicón, no es sólo la autoconciencia sino el afecto.En síntesis, de esta revisión panorámica a ojo de psiquiatra clínico, de todo loanterior podemos decir que, en las últimas décadas, merced a una fusión gradualde dos campos del conocimiento originalmente separados -la neurobiología, laciencia del cerebro, y la psicología cognitiva, ciencia de la mente-, surge un nuevomarco intelectual para examinar las funciones mentales. Este nuevo esquema senutre principalmente de la capacidad de estudiar los sustratos biológicos de estasfunciones, si bien hasta ahora sólo en sus componentes elementales.Algunos piensan que los avances en el conocimiento que conduce a la"naturalización" del hombre ponen en tela de juicio la validez de nuestrossentimientos íntimos de libertad y autodeterminación y les resulta cuesta arribareconocer que nuestro yo y nuestra mente dependen de una intrincada red neuronaly ésta a su vez de un segmento de ADN. ¿En qué grado nuestro esfuerzo determinala clase de persona que queremos ser? Conforme develamos los misterios denuestra corteza cerebral advertimos de manera más clara que es precisamente elconocimiento de nuestra naturaleza lo que nos permitirá tener una mayor medidadel dominio de nuestras mejores potencialidades humanas.Sería ingenuo suponer que los avances en el conocimiento de la biología celular ymolecular del sistema nervioso, y la mayor precisión de las formulaciones de lapsicología cognitiva, permiten ya conectar a la biología y a la psicología con losmecanismos establecidos del desarrollo y la evolución en formas consistentes, perono cabe duda que se avanza en esta dirección.Un hecho establecido es que nuestros genes, que se expresan en cada una denuestras células nerviosas, nos determinan, pero es también un hecho establecidoque la experiencia y la educación en el curso de la vida nos individualizan mediantela afinación del patrón de conexiones neurales subyacentes a la función del cerebro.Al momento del nacimiento no estamos dotados de una máquina terminal, sinoadaptados para el desarrollo en direcciones individuales; cada persona es única.  Preguntarse si una forma de conducta desviada es psicológica o biológica, es decir,un estado de la mente que resulta de la crianza y de las interacciones sociales oasunto de genes y de química cerebral, no tiene mucho sentido. Por ejemplo,cuando se dicen que la orientación sexual de una persona tiene un sustratobiológico se está sugiriendo que hay otros aspectos de la vida mental que no lotienen, lo cual no se sustenta en hechos científicos establecidos. En el campo de la psiquiatría, la distinción tradicional entre trastornos orgánicos y funcionales se está haciendo borrosa. Hoy sabemos que muchos enfermos considerados anteriormente"funcionales" sufren daños orgánicos, y se tienen pruebas de la presencia en ellos de anomalías cerebrales específicas y de alteraciones a nivel molecular.En el pasado se pensó que los determinantes biológicos y los determinantes psicosociales de la conducta actuaban a niveles diferentes del cerebro. Lo que haplanteado Eric Kandel es que, puesto que acciones tales como la estimulación y la privación de estímulos externos alteran las conexiones neuronales, todos los procesos mentales son biológicos y su alteración es orgánica. 

Lo que hay que definires en qué grado un proceso biológico está determinado por factores genéticos y dedesarrollo y en qué grado lo está por condiciones psicológicas y sociales.No obstante, los avances tecnológicos son los que nos permiten contender con algunos de los trastornos mentales y conductuales más frecuentes, no pensamos que la materia psiquiátrica pueda reducirse al conocimiento del cerebro, ni es decreerse que las anomalías moleculares permitirán explicar los desórdenes mentales en su totalidad. En la iniciación, curso y consecuencias de las enfermedades metales, lo que se requiere es reconsiderar, a la luz de los nuevos conocimientos,la participación patogénica real de los diversos factores que intervienen en los cuadros clínicos, que contribuyen a su prevalencia, les dan contenidos y significados, y entorpecen o facilitan la recuperación de los enfermos. Hay hechos científicos que no pueden ser soslayados. Las neurociencias están demoliendo paulatinamente los obstáculos que separan al hombre del conocimiento de sí mismo y de su lugar en la naturaleza.

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