18

4.3K 498 50
                                    

Peter

Después de que Gabrielle me robase cruelmente a Gwen, cuando estaba a punto de estrenar aquella cama, me planteé echarme una siesta. La verdad es que había querido alejar a Gwen de Ian, pero no me había planteado tener que soportar a mi familia.

Peor, en realidad, venía de malhumor desde Estados Unidos. Había escuchado sin querer a Gwen decirle a Ian que podía ir al día siguiente a buscar a los niños a casa de sus padres, porque ella se iba de viaje con una amiga. ¡Una amiga! Ya ni siquiera era un amigo, ahora era una amiga. No estaba seguro de que Ian se lo hubiera creído, pero eso era lo de menos.

Gwen tenía tan claro que volvería con el capullo, que prefería mentirle para no poner más piedras entre ellos, seguro. Y dolía. Por eso no había respondido a sus intentos de conversación en el avión y me había puesto más borde de lo que pretendía un momento antes.

Sin embargo, debía volver a mi plan. Era lo mejor. Ya había decidido que conquistar a Gwen iba a ser difícil, así que decidí armarme de paciencia y cambiarme la sudadera por una camisa oscura. No pensaba arreglarme más, pero supuse que valdría. Luego bajé a buscar a mis hermanos. Supuse que era mejor estar acompañado que recrearme en mi miseria. Siempre podía beber con Jade.

Di con Will, Lorcan y la propia Jade en la salita de estar. Por suerte no parecía haber mucha más familia por allí, aunque suficiente era, la verdad. Repartí saludos entre todos y luego moví un butacón para sentarme con ellos y le quité el whisky a mi hermana.

—¿Qué te pasa? —pregunté a la chica, cuando hizo un mohín.

—Te vas a casar otra vez, este tonto tiene un hijo... Hasta Lorcan ha encontrado el amor, me voy a quedar para vestir santos. Seré la tía solterona y amargada... —se quejó del tirón.

—Vale, te hace más falta que a mí. —Le devolví su alcohol con gesto resignado.

—¿A ti qué te pasa? —me preguntó Lorcan.

—Nada —mentí sin ninguna gana—. ¿Cómo llevas la paternidad, Will?

—Bien. Me pregunto por qué salí de la torre, pero bien... —bromeó él.

Tenía ojeras y estaba algo más pálido de lo normal, pero supuse que era lo normal. No pude evitar pensar un poco en Lory y en mí mismo, cuando habíamos pasado por aquello... Y Gwen sustituyó enseguida la imagen, haciendo que la paternidad fuera tan fácil y agradable...

—Te acostumbrarás... O siempre puedes contratar a un par de niñeras.

—¿Dónde has dejado a tu chica? —se percató Jade de golpe, como si acabase de darse cuenta de que no estaba.

—Gabrielle la ha secuestrado. Hablando de lo cual, podrías ocupar un poco más a tu mujer para que deje a la mía en paz —me metí con Lorcan.

—Está emocionada, prefiero que se desahogue con tu futura mujer. —Él se encogió de hombros, aunque hizo cierto gesto enamorado que me hizo sonreír—. ¿Cómo os va?

—Regular —reconocí, pasándome las manos por el pelo—. Pensé que le vendría bien separarse un poco de su exmarido, pero me pregunto si me he metido en una pelea imposible.

—¿De su exmarido? —me preguntó Will confuso.

—Es una larga historia —le resté importancia, porque no me apetecía explicar aquello—. El caso es que pensé que estar por aquí nos haría bien, pero no tuve en cuenta que santo Ian estaba en todas partes a la vez —medio bromeé—. ¿Cenamos o qué? Me muero de hambre, el vuelo ha sido muy largo...

Todos parecieron tomarse mi palabra como ley, porque se movieron casi a la vez y salimos de allí juntos.

—¿Ves? Soy capaz de llegar a tiempo a cenar —me metí con Jade de camino a la sala de baile, dónde habían colocado una mesa enorme para comer, que un par de criados abastecían con comida.

Cuando decidas madurar - *COMPLETA* ☑️Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu