30: Mierda, estoy tan enamorado.

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¿Nunca han experimentado el miedo de cuando su mamá los manda a limpiar su habitación y no lo hacen? Bueno eso sentía yo, pero multiplicado por cuatro.

Íbamos camino a casa, Shane me suplicó que me fuera con él en su auto ya que necesitábamos hablar respecto a lo de ayer. Mis piernas estaban temblando de los nervios, mi corazón latía rápidamente, mi cara estaba roja de lo sonrojada de que estaba.

¡Yo no soy así de cobarde!

—¿Estás bien Támara? —preguntó con su mirada fija al frente juntando su mano con la mía.

Lo ojeé y sonreí de costado sintiendo que ahora la respiración me fallaba—. Si —sonreí.

Asintió y sonrió—. Entonces, ¿podemos hablar? —preguntó. Asentí con la cabeza, él tomó una bocanada de aire—. ¿Estás nerviosa? —me miró de reojo.

No pude evitar sonrojarme aún más y soltar una carcajada.

—Sinceramente, si —apreté los labios.

Ambos reímos un poco logrando así, alivianar el ambiente.

Me sentía como una niña cuando tiene su primer novio, sentía que el corazón se me iba a salir del pecho. Y me parecía irreal estar en esta situación.

—Tam, todo lo que te dije ayer era cierto —me miró un segundo luego volvió su mirada al frente—, me gustas mucho —una sonrisa escapó de sus labios. Lo mire con ternura.

La paz se instaló en todo mi cuerpo y exhalé relajándome por completo.

—Por un momento pensé que no lo recordarías —me recargué contra el respaldo.

Se rio—. ¿Crees que me iba a olvidar de la intensa sesión de besos con la chica más ardiente? —dijo con una sonrisa en sus labios.

Ay.

—¡Shane! —chillé. Estaba lo suficientemente sonrojada, no necesitaba más.

Shane se estacionó frente a mi casa, deje escapar un gran suspiro. Tenía miedo al regaño de mis padres.

—Tengo miedo —resoplé.

—Todo estará bien —me sonrió—, más tarde vendré a verte.

Le devolví la sonrisa y asentí con la cabeza. Baje del auto para encontrarme con mi hermano a un lado de mí, ambos frente la puerta, listos para recibir un regaño del señor y la señora Collins. Joe abrió la puerta, mis padres estaban parados justo al frente con sus brazos cruzados.

Valimos.

—¿Dónde carajos estaban? —preguntó papá con su semblante serio, sus brazos estaban cruzados sobre su pecho y llevaba una filipina azul marino.

Miré a Joe con los ojos bien abiertos. Sabía que esto apenas comenzaba, no podía parar de imaginarme el regaño que le darían a Summer, Aidan, Amber y Jason. Dejé caer mi bolso a un lado y tragué en seco.

—Su papá les acaba de preguntar algo —dijo mamá molesta. Al igual que mamá, llevaba la filipina azul marina, su cabello rubio estaba sujetado en una coleta alta.

Me aclaré la garganta y rasque mi frente nerviosa, no tengo ni una maldita idea de que palabras usar, me sentía como cuando Jackson me regañaba o quizás peor porque son dos—. En casa de Mónica —dije en voz baja.

—¿Y por qué durmieron ahí? —preguntó con una ceja arqueada. Sinceramente pensaba que no me había escuchado.

—Fue mi culpa —intervino Joe—. Estaba tan borracho que no me quería arriesgar a conducir así y que les pasará algo a ellos —explicó. Sabía que mi hermano no me iba a delatar por tomar alcohol siendo menor de edad.

Mi inmaduro favorito. ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora