II

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No estas muerta, abre tus ojos- Efectivamente fue el capitán quien tuvo la suerte y desdicha de atraparla y a pesar de la gran fuerza que éste poseía el impacto los dejó a ambos en el suelo. Ella dudosa abrió sus ojos para encontrarse con unos profundos y curiosos ojos cafés que la observaban con sorpresa, yacía en los fuertes brazos de un joven hombre de tez morena cuya cabellera de un largo desconocido se encontraba escondida bajo su sombrero.

-¡¡Pero si solo es una chica!! – Así es, quien yacía en los brazos del capitán no era más que una joven chica de apariencia débil y demacrada, que llevaba un destrozado vestido de seda blanca dejando ver más de lo que se quisiese mostrar.

-Dime ¿Quién eres y por qué te buscaban los guardias del rey?- El capitán intento ponerse al tanto de las circunstancias que rodeaban a la desconcertada criatura que, más que otra cosa, generaba en él una profunda pena e inquietud, el fracaso era obvio y ella simplemente se limitó a mirarlo curiosamente y nada más.

-Pobre, está confundida. Ya sabes como es el rey, quizás sus hombres solo perseguían a alguno de sus caprichos. Dejemos que se recupere, la joven ni siquiera parece saber quien es, a demás está toda pálida.- El miembro más viejo de la tripulación y quien parecía ser el más cercano al capitán fue uno de los primeros en mostrar más que curiosidad por aquella chica.

-Tienes razón  Félore,  hay que dejar que se recupere.-Dicho esto comenzó  a quitarse el vistoso abrigo.

-Entonces que haremos con ella capitán? No creo que nos sea de mucha ayuda en el duro mar. ¿Planea divertirse con ella?

-¿Bromeas? ¡Es una niña!- La cubrió con el abrigo que llevaba mientras la ayudaba a ponerse de pie.- Denle a esta pobre chica comida, hagan que se cambie esos harapos y traten sus heridas. Somos piratas, no bestias, no nos rebajaremos a los demás... En el siguiente puerto veremos que hacemos con ella, decidiré hasta entonces.

-¡Ya lo escuchaste Jiro! Lleva a esta chica abajo.

-Si señor.- De entre la tripulación salió un joven de como unos 18 años de edad, alto y delgado vistiendo un holgado camisón verde sujeto a la cintura con un retazo de tela color vino, anchos pantalones de pesca y unas mugrientas botas de cuero. Él  le entregó un cambio de ropa y sanó sus heridas.

  -Que planeas?- Félore se acerco a él ya al caer la noche, sin obtener respuesta alguna comenzó preocuparse, el capitán se encontraba perdido en un sinfín de pensamientos  un poco lejos donde un tenue llamado no seria capaz de alcanzarlo.- ¡Jhon! OYE.

-Oh lo siento, Félore . No era mi intención ignorarte.- Luego de observarlo por unos instantes era obvio que algo lo estaba afectando, lo suficiente como para mantener la guardia baja. Era algo malo, como jefe de la tripulación debía mantener su mente en claro y su guardia alta. A pesar de que su tripulación se conformaba con los mejores hombres que puedes conseguir, en estos tiempos debes esperar traición de cualquiera.

-Dime hijo ¿Qué es lo que te tiene así?

-Ciertamente a ambos no los unían mas que unas grandes aventuras y unas cuantas noches de licor, pero el sabio Félore solía actuar en ocasiones como un padre para él, y es que después de pasar por tanto juntos, se conocían bien el uno al otro.

-Sus ojos... Me recuerdan a mi madre.- dijo nuevamente sumergiéndose en un mar de profunda melancolía con una chispa de.. ciertamente no sabría decir que era, pero claramente había algo nuevo ahí.

-Tienes razón, tu madre fue una gran mujer. Aun así deberías tener cuidado con esa chica ¿Qué piensas hacer entonces? Te parece bien dejarla suelta?

-No parece ser peligrosa, aun así, hay algo en ella que resulta inquietante.

-Concuerdo. Sus ojos EH? Así que fue por eso que ni te le acercaste? -dijo pícaramente volviendo al tema principal.

-Ja ja ja, deja lo chistoso. Sabes que no le haría a ninguna mujer lo que mi padre hizo con mi madre, y menos a una chica tan frágil.

-Bueno me parece bien.- dio un suspiro y se apoyó junto a el en la fría madera, observo el mar por unos segundos y luego continuó- Te haz vuelto un gran hombre, Jhon... Bueno, deberías ir a dormir, yo me encargaré por hoy.

-Está bien 

La cueva de la calamidadWhere stories live. Discover now