Capítulo 29.

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Los rayos de sol que se filtraban a través de las cortinas en la habitación fueron los encargados de despertarme a la mañana siguiente. Mi cabeza descansaba sobre el pecho desnudo de Harry, quien se encargaba de mantenerme envuelta y atrapada con sus brazos. Su pecho subía y bajaba acorde a su respiración regular, y serena.

Alce la mirada para verlo dormir, tan placenteramente. Sus labios entreabiertos, y el cabello enmarañado cayendo sobre su frente, le daban un aspecto de inocencia increíble.

Suspiré. Jamás había llegado a imaginarme estar en aquella situación con Harry.  Despertar a su lado—juntos en la cama—en una misma habitación, era extraño (pero extraño de una buena manera)  me sentía en un universo alternativo.

Me mantuve observándolo con una sonrisa en el rostro.  En esos instantes me sentí de alguna manera especial, y completa. Pese a que esa relación que manteníamos no era digna—ni propia de dos personas adultas y responsables—no me importaba, me sentía bien con él y con lo nuestro.   Yo siempre había visto a Harry como alguien inaccesible, pero sin embargo allí estaba, entre sus brazos—literalmente.

—¿Despierta tan temprano?—Harry habló con voz ronca y pausada, sin abrir los ojos.

Me volví a recostar en su pecho, y mis dedos comenzaron a trazar un camino invisible sobre cada uno de sus tatuajes. Odiaba los tatuajes, pero en él eran fascinantes.

—Son las siete de la mañana, no es tan temprano—murmuré.  No lo vi, pero lo sentí sonreír. Su mano acarició mi cabello—no quiero ser aguafiestas pero sabes que tenemos que ir a trabajar, ¿verdad?

—O podemos excusarnos, y tomarnos el día libre—fue mi turno de sonreír—Sam, no tienes ideas las ganas que tengo de quedarme todo el día aquí, de esta manera, contigo.

Se removió en la cama hasta quedar frente a mí. Sus ojos se abrieron, y adquirieron ese brillo especial. Con su mano en mi cadera me atrajo hacía sí y me besó.

—Suena a un buen plan—admití, llevando hacia atrás con mi mano el cabello que caía libre sobre su frente. Lo contemplé en silencio unos cuantos segundos, entonces mi mente efectuó una serie de imágenes que recreó la noche anterior, y su vez recordó las dos palabras de Harry que me habían llegado al corazón, y que me habían dejado sin aliento por un buen rato. “Te quiero”, había dicho él—Te quiero, Harry—hablé.

Harry’s pov

 

Para cuando Samantha se encerró en el baño a ducharse, aproveché para sorprenderla con un desayuno continental. No había sido preparado por mí—más bien había utilizado el servicio a la habitación—pero sabía que, de todas formas, era un lindo gesto.

Comenzaba a darme cuenta de cuánto me gustaba sorprenderla y verla sonreír.  Esos sentimientos que tenía por Sam me recordaban a cuando estaba en la Universidad y me había enamorado, irremediablemente, de Kelly. Pero había algo diferente en la sensación, no podría decir bien que era pero estaba allí. Estando con Sam algo dentro de mí se encendía…algo que con Kelly jamás se había encendido.

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