Prólogo: El fin del sueño que jamás ocurrió

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"Solo amamé, tememé, haz lo que te digo y yo seré tu esclavo"

"No tienes poder sobre mí"

El sonido de esas palabras aún hacía mella dentro de la mente de la hermosa mujer de 25 años, quién se miraba en el espejo con la mirada perdida ¿cuántos años más seguiría pensando en esa pesadilla de sus dulces dieciséis? Se removió el pelo aún mojado de sudor. Otra vez había soñado con ese paisaje mórbido de paredes que cambian, duendes verdes y verrugosos, animales de gran altura, y por supuesto, quería olvidar ese castillo situado en medio de la ciudad de los Goblins, junto al gobernante que lo reinaba.

Sarah había vivido una aventura que podría considerarse épica, una donde había aprendido lecciones importantes de vida, que pudo llevarlos consigo y manejar la vida adulta que la recibió casi al día siguiente después de derrotar al rey de los Goblins. Tuvo algunos días llenos de magia y tal como esos amigos, que ahora ya no puede recordar sus nombres, acudían a ella con solo llamarlos en un espejo o en un bosque profundo. Luego llegaron muchos cumpleaños, responsabilidades, y su mayor reto: La muerte de su padre y su madrastra en el cumpleaños número 5 de Toby.

 Sarah tenía 21 años cuando sucedió, y fue ahí cuando definitivamente desistió de la fantasía.

Crió a Toby cómo su propio hijo, y luego conoció a quién mañana sería su esposo: Paul Bettany, un hombre honrado, caballeroso y con un futuro brillante. Ella lo amaba, y él la amaba el doble, al igual que a Toby, ofreciéndole una vida segura y privilegiada, con sus propios y lindos hijos que una vez Sarah soñó con cabellos rubios y sus ojos verdes, pero por sobre todo, llena de amor.

¿Entonces por qué, nuevamente esa figura aparecía nuevamente en sus sueños?

Otra vez había soñado con esa sala destrozada con piezas flotantes, vestida con un primoroso vestido de fiesta medieval, que a su gusto, era muy infantil y pomposo para una mujer madura como ella. Ante ella, la figura alta, de cabellos rubios y puntas estaba frente a ella, mirándola serio, pero con anhelo y desespero en los ojos disparejos. Estaba de rodillas, vestido con unos pantalones de malla ajustados blancas, unas botas grises y brillantes, una larga capa de plumas doradas colgaba en dos botones dorados con la figura de un búho en ellos, mientras que una camisa de manga larga con volantes rizadas se empezaron a desplegar de las muñecas y los bordes del cuello delantero, bajando por un escote que dejaba ver su pecho. En sus manos enguantadas y ajustadas de color blanco, había un anillo de oro plateado, con una enorme perla bordeado con diamantes y que sus ojos claros nunca le habían fallado, reparó que en el borde interior estaba grabado una frase: To my Goblin Queen.

Sarah sintió que el aire se le salía de los pulmones, impidiéndole respirar. El tiempo se detuvo en ese instante, solo para que las palabras del hombre se hicieran escuchar en su mente.

—Es la última oportunidad, Sarah, vuelve a mí y se mía.

El agobio le volvió peor, haciendo que mirase a los lados, buscando una salida. Al no encontrarla volvió a fijar sus ojos verdes en los del hombre. Era Jareth. No había duda.

—¿Por qué?

— No he dejado de verte desde mi mundo. Verte crecer, verte sufrir... ¿Por qué no viniste a mi cuando fallecieron tus padres? ¿Por qué quedarte a sufrir una vida mundana? Sarah, te escogí como mi reina ese día en mi castillo...

— ¡Yo gane! Te vencí Rey Goblin, no tienes derecho.

Los ojos verdosos habían adoptado una fuerte llamarada producto de la rabia, producto de ese hombre que le seguía en sueños, que le hizo pasar uno de los peores momentos de su adolescencia, y que le había querido engañar a priori de apoderarse de ella. La visión del anillo solo le causó una sensación de ira. Estaba molesta y eso era poco. Sentía que nuevamente jugaban con ella, de que le creía una niña y no una mujer; una comprometida, hecha y derecha, no una jovencita de dieciséis inocente y manejable.

Puedo vivir dentro de ti (Jareth x Uma)Where stories live. Discover now