Los Misterios de Don Gato

Conciencia e inconsciencia

Muchas veces uno cree tener conciencia de todas nuestras obras, uno hace una obra en forma consciente de acuerdo a nuestro nivel de intelecto que será regido por su capacidad y conocimiento. Siendo así, uno es inconsciente ante lo que ignora o ante el desequilibrio del ser. En el caso que la persona haya obrado de forma mal intencionada bajo su voluntad habría estado siendo impulsado por algún tipo de estado emocional que posea en el momento de la obra. El estado emocional que la razón despierta será más justo que el producido por un detonante externo. Me refiero a que la sensibilidad ante lo que uno percibe del entorno producirá una emoción o sentimiento por más leve que sea o poco notoria. Pero el dejarse llevar demasiado por esa emoción no es justo para uno mismo. Considero que para tener el dominio de uno mismo y no dejarse corromper por algún tipo de estado emocional uno debe tener autocontrol. Como dije antes, pienso que el autocontrol solo lo darán las virtudes en su conjunto; por supuesto que las virtudes irán ligadas a la capacidad e intelecto. El autocontrol dará puerta abierta para hablar al que llamo yo interior, a la voz de la razón. La razón será tan justa de acuerdo a su capacidad. Por ello considero que esa razón no podría invitar a una obra con mala intención, ya que ella trataría de ser justa, aun cuando pudiera equivocarse por ignorancia. Por ello suelo decir que siempre doy lo mejor de mí hasta el momento, de acuerdo a mi capacidad y conocimiento. Gracias a ello me siento honrado, dichoso y viene a mí la buenaventura de la paz en la conciencia. Aunque en este momento acabe por descubrir y comprender que merezco pagar mis errores en vida, que nadie me saque esa dicha.