Recuerdo como si fuera ayer,aquel noviembre del 88.Corrían sus pasos afirmando inocencia uno detrás del otro sin tropiezo alguno.Ellos, enlazados a una sonrisa que parecía eterna.Expresaba sin pena su genuina pureza; Iba dando tumbos sin compromiso que la detuviera.Su cabellera larga y rubia como el sol hacía contraste con su alrededor. Para aquel entonces su presente dictaba libertad y ésta andaba sin compañía... por lo que pude notar. Ella quería a voces conquistar al mundo y lo sabía la lejanía. Vestía de un verde esperanzador.No fingía,no actuaba,no forzaba,no callaba;¡era una niña! Bien que jugaba mucho, más lo hacía prudente y correctamente. Hasta el sol de hoy no sé del origen de aquella seguridad.Sin embargo,pasó el tiempo y esa niña creció. Al ver crecer a esta jovencita me cuestioné si era la misma niña que había visto desde siempre. Lo cierto es que llegó a ser una joven profesional,con liderazgo y compromiso con los necesitados.Pero,aún dentro de todo esto pude percibir un compromiso mayor.Era el mismo compromiso que tenía de niña.No lo abandonó. De cuando en vez se sentaba conmigo en la terraza y charlábamos acompañados por melodías dulces y brisas acariciadoras. Así sé que aún en estos tiempos ella era aquella niña. Nunca apartó de sí la libertad genuina y la pureza arrolladora que portaba. Creo que ha encontrado aquello que la ha ayudado a profundizar bien sus raíces.Llegó a ser ella sin dejar de ser ella.Llegó a ser ella en su máxima expresión aunque la razón,el tiempo,las relaciones,las circunstancias llegaron a intervenir e irrumpir en sus caminos. Ahora sabe quien es y para que hace lo que hace. Aquella quien era inconscientemente lo es hoy de manera consciente y ha escogido permanecer en ello.
