MiriTama Week 2019 [Mirio Togata x Tamaki Amajiki]

Día 5 Soulmates

¿Quién era su "Lemillion"?

Esa era la pregunta de Tamaki desde que tenía cuatro años.

A esa edad la mayoría de las personas en el mundo manifestaba un "poder" heredado y junto a ese poder, existía otro tipo de manifestación en el cuerpo del usuario.

Aparecía el nombre de tu alma gemela y en algunos casos más especiales. Ese nombre era el que tendría alguna persona que se convirtiera en héroe, su nombre de héroe.

Aunque a veces había excepciones y termina por tratarse de algún villano.

Cuando Tamaki llego a la adolescencia y posteriormente su ingreso a U.A. junto a su mejor amigo Mirio esa pregunta se hacía presente cada vez más, generándole más ansiedad, con preguntas como si él sería del agrado de su soulmate o si su soulmate le correspondería, también había registros de casos así.

Así que la tarea de elegir tu nombre de héroe se volvía más complicado. ¿Si elegía uno incorrecto y terminaba por nunca encontrar al amor de su vida?

Cuando Mirio le dijo que su nombre sería "Lemillion" el corazón de Amajiki se detuvo unos segundos. Ese era el nombre que tenía escrito en su hombro.

¿Acaso Mirio siempre fue su soulmate y hasta ahora lo descubría? No quería hacerse falsas ilusiones, su baja autoestima y confianza en sí mismo le nublaban la conciencia de manera negativa. Quizá Mirio tenía el nombre de otra persona. Tal vez el de Nejire por ejemplo.

.

.

.

—Mirio ¿ya conociste a tu alma gemela? —pregunto de repente un día, después de clases mientras caminaban de regreso. Ese era un tema que jamás habían tocado.

— ¿Eh? Bueno, yo...— se quedó callado un momento antes de pensar que responder. Eso Tamaki lo interpreto como un sí y que no se trataba de él.

—Es algo complicado— término de decir.

—Espera... ¿acaso se trata de...?— detuvo su andar al darse cuenta de algo. Togata se sonrojo de sobremanera al pensar que quizá su amigo termino por descubrir su secreto antes de tiempo. Buscaba el momento perfecto para poderse confesar.

—Tamaki, espera, ¡puedo explicarlo! — no sabía cómo reaccionar ante esto sin que sus planes se arruinasen.

—No tienes que explicarme nada Mirio, yo lo entiendo. Tu alma gemela es en realidad algún villano ¿no? — con una mano sobre el hombro del rubio y una sonrisa comprensiva trataba de alentarlo. Se estaba rindiendo ante la idea de que Lemillion en realidad no era suyo.

Con cara de póker, Mirio trato de procesar lo anterior. Él estaba preocupado porque ya estaba a punto de confesar lo que sentía cuando Tamaki dijo algo erróneo ¡ni siquiera estaba cerca de poder adivinar!

El pelinegro seguía caminando cuando una mano mas fuerte le detuvo, haciéndolo girar hacia Mirio.

— ¿Ocurre algo? Prometo no decirle a nadie, Mi...

— ¡No! Estas equivocado Tamaki, mi soulmate no es ningún villano. Mi alma gemela es... —su pulso comenzó a acelerarse y a sudar de los nervios, simplemente actuó por impulso porque detestaba la idea de que Tamaki pensará otra cosa.

Con un rostro confundido, Amajiki inclino su rostro esperando la respuesta del otro.

—Mi alma gemela eres tú Tamaki, mi soulmate es "Suneater. No—negó con la cabeza— tú eres más que eso de hecho. Siempre estuviste a mi lado, creyendo en mí y gracias a ti he podido llegar a donde estoy.

En ese momento tomo ambas manos entre las suyas. Ya había dado el paso y debía seguir hasta el final.

—Tamaki, no quiero que pienses que te quiero desde que supe que eras si soulmate. Te quiero desde hace mucho antes de eso. Desde que éramos niños, siempre he estado enamorado de ti.

Tamaki estaba sorprendido, sus ojos completamente abiertos, sus manos temblorosas, sus mejillas sonrojadas, los ojos llorosos y el balbuceo indicaban claramente su ansiedad ante la situación.

Mirio empezó a sudar frio, por esa razón quería que su confesión fuese más especial, más tranquila y no tan impulsiva, porque lo conocía y sabía que reaccionaria así.

Hasta que colapso. Tamaki no pudo más y se desmayo.

— ¡Tamaki! —lo sostuvo entre sus brazos, apenado consigo mismo por ocasionar ese colapso mental en su soulmate. Suspiro y cargo al otro en estilo princesa, lo llevaría a casa para que descansara y después, volverían a retomar esa conversación de manera más calmada por el bienestar mental del pelinegro.

—Lo siento Tamaki, tal vez debí haber esperado— beso con delicadeza su frente antes de seguir su camino.